Vamos a imaginar: Imaginemos que en nuestro centro de trabajo, donde acudimos rigurosamente todos los días a cumplir no menos rigurosamente el horario que nuestro contrato especifica, donde aparcamos nuestros problemas personales en la puerta de entrada, para volver a recogerlos a la salida, donde con suerte pasaremos como mínimo 8 horas diarias de lunes a Viernes, sábados y domingos ( según convenio…)donde compartiremos nuestro tiempo de actividad con otras personas que se hacen llamar compañeros y que en los últimos tiempos y ante mi asombro somos compañeros todos, es decir, compañeros del encargad@, del jefe y hasta si me apuráis del mismísimo director de la empresa….eso es lo que dicen ellos. Un sitio que lejos de ser el lugar de ejercer nuestra actividad diaria en armonía, reina el miedo, miedo al continuo acoso por el encargado mediante la palabra mágica DESPIDO. Una palabra que cada vez que pronuncia es como una mole de hormigón de peso incalculable, donde cabe todo tu futuro más próximo y en algunos casos el de los tuyos. Una palabra que se sitúa sobre tu cabeza cada vez más bajita y tu mirando de reojo por si en un momento de descuido se cae sobre ti y te aplasta con su enorme peso.
Despido, despido, despido, no es solamente una palabra mal sonante, no, es el poder sobre el indefenso, es pender de un hilo es donde cabe la violación de tus derechos no solamente laborales, sino como individuo, derechos fundamentales, amparados por la Constitución Española, esa que todos alaban como si de un Dios se tratara, derechos tan fundamentales como la intimidad, el honor, la dignidad personal, por no nombrar los derechos laborales constituidos para tender sus normas a restringir la libertad de las empresas, para proteger a la parte débil frente a la fuerte y no llegar a la violación de los anteriormente expuestos derechos fundamentales.
Pero eso hoy no existe, los trabajadores no tenemos ningún tipo de derechos ante las empresas, ni Constitución ni Estatuto de los Trabajadores, hoy solo hay una Ley que es la de el DESPIDO, de manera que frente a esto te puedes encontrar con que vivas en una agonía diaria pensando cuando te darán la cartita famosa( que ya sabemos que debemos de firmar con el “No conforme”)todo esto bien llevado por el encargadillo de turno con la celebre frase “ la próxima vez que pase vas a la calle” Da lo mismo que sea emisario de la empresa o que sea de fabricación propia, el efecto es el mismo pues tu sientes la amenaza constantemente sobre ti ( ya sabéis la mole de hormigón)Producto de esto sufriremos trastornos psíquicos, físicos y emocionales, que cuando terminemos nuestra jornada laboral nos acompañaran junto a esos otros problemas que hemos dejado aparcados en la puerta de entrada.
Hoy se permiten el lujo de chillarnos, insultarnos, registrarnos y hasta desnudarnos, llamarnos “conflictivos” palabra mágica donde las haya y que se convertirá en etiqueta que ha de acompañarte de por vida, donde además de la de DESPIDO soportarás a tus espaladas el peso de las miradas inquisitorias, censurables y hasta alguna con un cierto morbo” porque les pone…”Y así nos podemos encontrar también con la no menos desagradable situación de un acoso sexual ante las determinadas proposiciones, insinuaciones del encargadillo baboso de turno…
Ante tan bello panorama o REACCIONAMOS O NOS COMENy no es una exageración.
Muchas veces la empresa es desconocedora de los métodos elegidos por nuestros superiores más inmediatos, o sea “ los encargadillos” seres generalmente ignorantes en el más extenso sentido de la palabra, inseguros y sin ninguna escala de valores, además de ser una apéndice de el inmediato superior a ellos, estos seres pueden ser muy peligrosos para nuestra salud
POR ESE MOTIVO:
1.- Jamás daremos importancia a sus amenazas ante el DESPIDO asegurándonos de lo
Que nos dicen acudiendo a la empresa.
2.- Bajo ningún concepto soportaremos el intento de violación de nuestro derechos ni
Como trabajadores ni como individuo, acudiendo igualmente a la empresa y
Denunciar ante ella su actitud, del tipo que sea
3.- Si nos amenaza con llamar a “los jefes” respirar hondo y ofrecerles el móvil
vuestro para que así lo hagan, nos ahorraran ir nosotros a la empresa.
4.- No olvidéis nunca que ellos son nuestros superiores, pero que no son los que dirigen
la empresa y mucho menos nuestra vida
5.- Por mucho que se empeñen en decirlo NO SON NUESTROS COMPAÑEROS NI
AMIGOS ellos nos ordenan y en ocasiones siguen las pautas dadas por las empresas
Nosotros sabemos quienes son nuestros compañeros y elegimos a nuestros amigos.
6.- Si cuando acudamos a la empresa a dar parte de algún encargad@ está le defiende
a toda costa dejándonos en evidencia, entonces acudiremos a la Magistratura de
Trabajo y pondremos una demanda contra la empresa por alimentar tales formas de
comportamiento.
Y finalmente recordar que es preferible sentir el miedo al DESPIDO ante un juez que todos los días por un “ encargadillo o empresario” Nuestra dignidad como personas no tiene DESPIDO, solo nosotros somos los dueños de ella y del futuro que queramos darle.