Revista Espiritualidad
Esta semana hubo una noche que no pude dormir, y divagando en mis pensamientos y escuchando música, pensé en los veranos que tuvimos para poder disfrutar juntos, viviendo nuestra pasión, nuestra "juventud", nuestra historia de amor.
Al final los perdimos, los malempleamos. Fueron cuatro, aunque uno de ellos, el del 2012 ni si quiera nos perteneció a nosotros, si no al despecho y al afán de revancha, y creó un fisura imposible de reparar después.
Siempre fueron nuestro punto de fricción, todos los años irremediablemente rompíamos a principios de junio, para volver a las semanas, salvo en el 2012, que la cuerda se soltó del todo y de aquellas maneras, la fuimos retomando desde octubre hasta enero. Incluso el último verano, donde se suponía que las cosas estaban más claras, estuvo a punto de romperse, por las mentiras a las que tanto te habías aficionado, salvados por la campana de Tenerife.
Perdimos los veranos, las oportunidades y nuestros proyectos.
No todas las canciones de los Secretos hablan de nosotros, aunque tú volviste página en junio del 2012 con su "Déjame...". Pero alguna sí lo hace, y si me pilla con la guardia baja, me cuesta encajar el directo. Tras el impacto de escuchar esa canción que me habla de ti, se me doblan las piernas y aunque tú no lo sepas hay cosas que no se olvidan fácilmente, que no se pasan sin más.
Aunque tú no lo sepas, hay días que pienso en ti, muchos más de los que me gustaría, y pienso porqué no pudimos tener esa "paz de pareja", que tanto comentabas, porque no fuimos capaces de generar esa confianza tan necesaria, porqué no conseguimos hacerlo funcionar, cuando habías cosas que encajaban perfectamente.
Aunque tú no lo sepas, con un nudo en la garganta cerraré esta ventana para siempre, aún apretando los nudillos y resbalándome la rabia de lo que no pudo ser por la espalda. Porque "no hay mayor sentido de pérdida que lo que pudo haber sido y no fue."
Aunque tú no lo sepas, recuerdo y recordaré siempre, cuando vimos juntos, desde lo más alto del teatro, aquel musical que nos decía: "Amores que matan nunca mueren...", en aquel frío Madrid que disfrutamos juntos.
Aunque tú no lo sepas he inventado tu nombre...