Su singularidad excepcional viene dada por una imponente entrada flanqueada por cuatro columnas semi-clásicas que sostienen un bello conjunto escultórico presidido por la diosa griega Atenea. Todo el edificio contiene numerosos códigos simbólicos de inspiración masónica que invitan a la reflexión y al autoconocimiento y que el visitante podrá desentrañar poco a poco a lo largo de su visita.
El inmueble ha sido objeto de una cuidada restauración gracias a la cual ha recuperado su estado original y su antiguo esplendor, creando así un espacio polivalente y acogedor.
Este magnífico lugar está pensado para pequeñas celebraciones de carácter muy íntimo donde la exclusividad, la singularidad y la excelencia en los pequeños detalles es lo que más se busca.
Tiene una pequeña sala con una gran chimenea y piano y además cuenta con jardines e impresionantes vistas, lo que le convierte en un espacio ideal para llevar a cabo pequeñas bodas con mucho carácter y sobre todo muy diferentes y originales.
Tanto el banquete como el aperitivo o el baile, se realizan rodeados de plena naturaleza a dos pasos de la ciudad y con unas maravillosas vistas al Tibidabo. Algo que está al alcance de unos pocos privilegiados.
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