José Francisco de San Martín, llamado "el Libertador" nació en Yapeyú, Corrientes, Argentina, el 25 de febrero de 1778 y murió en Boulogne-Sur Mer, Francia, el 17 de agosto del año 1850. Héroe de la independencia americana, fue con Simón Bolívar, una de las personalidades más destacadas en la guerra de emancipación del continente.
Tras una esplendorosa carrera militar en España y poco después de estallar la revolución emancipadora en América, San Martín, decidió regresar a Buenos Aires en el año 1812.Si bien contaba con una buena fama por sus servicios prestados a la corona de España, ello no le era suficiente para ser admitido en la sociedad porteña. Tuvo que recurrir entonces, a las influencias de su amigo y compañero de viaje, Carlos de Alvear, quien habría de introducirlo en las reuniones de la alcurnia rioplatense.Así fue como cinco meses después de su arribo al Virreinato del Río de la Plata, San Martín (34) se casaba con María de los Remedios de Escalada (15), una joven de familia aristócrata y acomodada.
Pero, San Martín, alto y apuesto, de profundos ojos negros, según el registro de las pinturas de la época, militar nato, con un sentido del deber casi obsesivo, y fuerte rechazo hacia toda frivolidad, también tocaba bien la guitarra, y cantaba y bailaba con mucha gracia. Atributos más que suficientes para que durante sus campañas, siempre hubiese alguna hermosa mujer que quisiera estar a su lado.
Hoy, un enfoque distinto referido a sus amores de hombre, nos presenta una pincelada oculta de su Biografía.
Se habla pues, de una manifiesta intimidad con Juana Rosa Gramajo Molina, esposa del dueño de una de las estancias en las que se hospedó el militar en las afueras de Tucumán, en ocasión de encontrarse al mando del ejército del Norte. (1813)
De allí, pasó a Córdoba y luego a Mendoza, donde fue nombrado gobernador de Cuyo.(1814)
Por su parte Remedios, luego de un año de no verlo, viajaría a Mendoza donde nacería la hija de ambos: Mercedes Tomasa.(1816)Cuando nació Merceditas, Remedios regresó a Buenos Aires ya que su esposo habría de dedicarse a organizar la expedición libertadora de Chile.
Se habla también de una aristócrata chilena que dio consuelo a San Martín cuando fue derrotado en la batalla de Cancha Rayada, (1818) a quien varios escritores se refirieron en términos de un oculto romance del General, pero nunca llegó a conocerse su nombre.
Mucho tiempo después del supuesto hecho, el mismo fue dado a conocer por otros compatriotas.
Recuperada Chile tras la victoria de Maipú, (1818) Don José de San Martín regresó a Mendoza, donde prontamente encontró un nuevo consuelo para su discreta soledad, María Josefa Morales de los Ríos y viuda de Ruiz Huidobro.
La casa de la condesa mexicana pasó a ser la residencia habitual del Gobernador y allí recibía a sus invitados, es decir en casa de “su amiga” para los demás.
En el decir del autor Rodolfo Terragno, esta mujer tuvo gran importancia, personal y política para San Martín durante el período 1814-1824, o sea, a lo largo de la década histórica transcurrida desde que él gestó el Ejército de los Andes hasta su regreso a Mendoza, tras dejar el gobierno del Perú.
Antes de partir al Perú, San Martín envió desde Valparaíso una carta a Pedro Advíncula Moyano, administrador de la chacra de su propiedad en Mendoza, Los Barriales, en la que le encargaba cuidar mucho "a mi Señora Doña María Josefa Morales de los Ríos" y suministrarle, de la chacra, lo que ella quisiera, "en los mismos términos que a mi mujer propia".
Ciertos trofeos personales del General, tales como, el sable corvo y el estandarte de Pizarro, valioso regalo del Perú, fueron retenidos por María Josefa Morales y recién los devolvió muchos años después, cuando San Martín residía en Francia. Según Daniel Balmaceda la relación entre "el Pepe" y "la Pepa", tal se les llamaba en los círculos sociales mendocinos se interrumpió en 1818, cuando Remedios regresó a Mendoza con Merceditas, la hija de ambos.(continuará)
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