En el pasado, la vida de la "gente del barro" (" gent del fang", como se llamaba a los campesinos del delta del Llobregat) era especialmente dura por las malas condiciones de vida derivadas del territorio pantanoso en el que trabajaban. Esto hizo que la zona pantanosa que se encuentra ahora al sur del aeropuerto, en el término municipal de Viladecans, se llamara " Filipinas", por su similitud con los humedales tropicales que se podían encontrar en la entonces colonia española de las islas Filipinas ( ver Rizal o cómo un pacifista hizo perder las Filipinas a España).
En la actualidad, Filipinas forma parte de un espacio húmedo de interés natural de primer orden que incluye también el Estany del Remolar, los restos de una antigua desembocadura del río Llobregat del siglo XI ( ver El Samontà y la Marina, el desconocido origen del alma de L'Hospitalet) que funcionaba en época de crecidas. Un espacio a pocos kilómetros del centro de la Ciudad Condal que acoge un impresionante abanico de flora y fauna amenazada que va desde rapaces como el aguilucho común, pasando por cigüeñuelas, flamencos, patos, e incluso anguilas.
Este espacio que ocupa 123,85 hectáreas, si bien está protegido oficialmente desde 1987, ha sido muy dañado por la actividad humana a raíz de los vertidos contaminantes incontrolados, las aguas de desagüe de los campos y por verse afectado por las últimas obras de ampliación del aeropuerto ( ver Barcelona-El Prat o el pelotazo que casi ubica el aeropuerto en L'Hospitalet). Obras que han provocado una reducción de la superficie protegida y un empeoramiento de la calidad del entorno a pesar de los denodados esfuerzos de las entidades conservacionistas para evitarlo.