El tema de la crisis de Ucrania está llevándonos a una especie de tobogán. Es claro que en pleno siglo XXI está tomando fuerza otra 'guerra fría', esta vez provocada funda,mentalmente por varias locuras de varios dirigentes del mundo.
Putin se ha hecho centro de todo este 'juego', le gusta jugar en plan KGB de donde proviene; produce con sus actuaciones una verdadera guerra fría, aunque ahora es fundamentalmente una guerra fría económica.
Otro vértice del tablero de este ajedrez, es sin duda alguna EEUU. Esta potencia no deja escapar nunca ser protagonista para dejar claro quien manda en el mundo.
Esta fuerza, siempre asistida de una u otra forma por Francia, Reino Unido y Alemania, un triunvirato que no solo gobierna en la UE sino además lo adornan con eso que llamamos los ciudadanos de a pie, la diplomacia.
Mientras el ministro ruso de exteriores Serguéi Laurov se desvive por dar sensación de que ellos son los buenos de la película, este jefe de la diplomacia rusa, en Madrid (que curioso), trasladó al Gobierno autónomo de Crimea la responsabilidad de autorizar la visita de una misión de observadores de la Organización para la Seguridad y Cooperación de Europa (OSCE).
Por cierto algún día habrá que hacer un listado de la cantidad de organismos que tenemos en la UE. Dicha organización (OSCE) ha aprobado ( a petición de Kiev) el envío de 35 militares desarmados a la península de Crimea.
Y para rematar todas estas locuras, España advierte de que aplicará sanciones a Moscú, si lo decide la UE. Es el gallito desplumado que cacarea su poder tutelado.
España, advierte.