Salvo algunas honrosas excepciones, este no es un país que se caracterice por el alto nivel profesional y de seriedad de las personas que ocupan los puestos clave, razón por la que tenemos una Administración Pública de verdadera catástrofey que entre otras cosas hay muchos, demasiados, periodistas a los que algo que se parezca a la realidad les importa muy poco, y los colegios profesionales se dedican únicamente a aplicar la burrocracia a una visión medieval y gremial de su profesión.
La semana pasada se produjo un excelente ejemplo de que periodistas y colegios profesionales son dos de los muchos grupos o instituciones públicas o privadas españolas que están a años luz del nivel mínimamente aceptable.
Todos los medios de comunicación informaron sobre una redada en que se había detenido a un buen número de individuos por dedicarse al muy delictivo negocio de exportar productos farmacéuticos, que se consideraba tan grave que incluso tenía nombre: Operación Convector.
Voy a explicar primero la realidad, y después daré algún detalle de las barbaridades que sobre el asunto han escrito TODOS los periodistas que se han referido al mismo, y explicaré lo que NO ha hecho ni un solo colegio de farmacéuticos u organización similar de este país.
Desde que la catástrofe de Elena Salgado, que fue primero ministra de Sanidad y después nada menos que vicepresidenta del gobierno, puso en práctica una de las leyes más imbéciles, injustas y absurdas de la Administración Pública, referida a los precios de los productos farmacéuticos, que provocó que la diferencia entre los precios de los fármacos en España, que ya eran los más bajos del continente, y los del resto de países pasase a ser descomunal y esperpéntica, y encima desde entonces, y en base a la Ley mencionada todos los gobiernos han llevado a cabo rebajas hasta dejar los precios farmacéuticos en los sótanos más profundos del nivel de precios europeos….y su eficacia curativa, todo y no estar al nivel de los precios, tampoco ha dejado de bajar porque la catastrófica Salgado, para convencer a los laboratorios a aceptar precios de chiste consintió con el principio de bioequivalencia que permite modificar la formulación de un fármaco mientras su eficacia sea similar y el componente activo sea al menos del 64% de la formula original.
Existía una razón objetiva para hacer algo para dar solución al anormalmente alto consumo de fármacos de los españoles, pero la estupidez de la catastrófica ministra solo redujo muy considerablemente la factura que debe pagar cada mes, cuando lo hace, si lo hace, la Seguridad Social, pero el consumo, es decir las unidades de fármacos vendidas vía Seguridad Social ha seguido aumentando como si tal cosa. Es decir, solucionó el problema del gasto farmacéutico a cargo de la Administración Pública cargándolo sobre las espaldas del sector farmacéutico, pero el verdadero problema del país le importaba un rábano, y les sigue importando un rábano.
Para que tengáis una idea de lo brutal de la diferencia de precios, la última vez que mi amigo Galés estuvo en Barcelona, en la farmacia de mi hija comparamos el precio de tres fármacos que él toma ocasionalmente y la Seguridad Social británica le reembolsa una parte del precio en la forma que es normal en toda Europa excepto España, pagando el paciente el precio total en la farmacia y reembolsándole después. Uno de los fármacos le costaba en el Reino Unido lo que el equivalente en España solo que multiplicado por 16, otro multiplicado por casi 18 y otro multiplicado por 21. No os extrañen las cifras porque Reino Unido es el polo opuesto, entre lo más caro de Europa porque fue el primero en aplicar la liberalización del sector a la americana.
No es extraño que debido a esta descomunal diferencia de precios haya quien se le haya ocurrido adquirir grandes cantidades de fármacos en España para venderlos en el extranjero, aunque los fármacos españoles no se paguen al mismo nivel que los equivalentes en el resto del mundo porque es de sobra conocido que su eficacia es algo inferior.
No hace falta debatir mucho el asunto para llegar a la conclusión que si estas exportaciones de fármacos llegan a causar desabastecimiento, los responsables no son solo los exportadores, sino sobre todo los gobiernos que han aprobado, mantenido y sostenido un sistema tan absurdo y estúpido. Esta actividad exportadora podría llegar a considerarse delito si los precios en España fuesen tan descomunalmente bajos gracias a las subvenciones del gobierno, pero no es este el caso porque el destrozo de precios, márgenes y calidades farmacéuticas está siendo ejecutado y soportado única y exclusivamente por el sector farmacéutico, que ha visto cerrar cientos de farmacias (46 solo en Catalunya), casi todos los distribuidores farmacéuticos de pequeño tamaño, y que aparte una considerable disminución del empleo del sector, ha provocado que los principales laboratorios españoles (casi todos catalanes) lleven ya varios años invirtiendo en España solo lo imprescindible, en especial en lo que se refiere a investigación y registro de nuevos fármacos, que prácticamente han trasladado en su totalidad a Francia, Marruecos y otros países.
A continuación reproduzco varios de los comentarios sobre el asunto que algunos subprofesionales que se autodenominan engañosamente como periodistas y que jamás han tenido la sana costumbre de comprobar las noticias que les dictan sin más, han publicado sobre el tema, haciendo previamente hincapié en el hecho que absolutamente todos los medios de comunicación han dado como explicación de que esta actividad sea supuestamente ilegal el que los fármacos en España están subvencionados, sin aclarar que no es el gobierno quien los subvenciona sino el sector farmacéutico, y con el ruego que os fijéis en el vocabulario que emplean, mafias, grupos criminales, comparación con el tráfico de drogas, etc., referido a una actividad cuya ilegalidad y gravedad, por encima del incumplimiento de normas y reglamentos de rango inferior a la Ley, está por demostrar, y esto ocurre en una república bananera donde los mayores estafadores se encuentran en la Oligarquía y la clase política contra los que la policía y la Justicia actúan con benevolencia extrema.
……una red de exportación ilegal que implica, de momento, a más de 200 farmacias.
……productos farmacéuticos subvencionados que sacan del circuito legal y venden en países europeos logrando unos importantes márgenes de beneficio aún por cuantificar. En los casos más extremos se han llegado a vender productos con un lucro del 800%.
……después de 28 registros en toda España, era de 30 personas detenidas, cinco almacenes clausurados y cuatro oficinas de farmacia también cerradas.
……de hasta cinco delitos dependiendo del grado de implicación: contra la salud pública, contra la Hacienda Pública y la Seguridad Social, falsedad documental, blanqueo de capitales y pertenencia a grupo criminal.
……organización similar a la de grupos mafiosos.
……Los farmacéuticos son el equivalente a los camellos en el tráfico de drogas.
……si las farmacias no aceptan solicitar más medicamentos de los que van a vender no habría lugar para este mercado. El negocio consiste en desviar esos fármacos sobrantes —y que se han adquirido por un precio más barato, intervenido y subvencionado por el Gobierno— al mercado libre extranjero.
……La trama se ha destapado en el momento en que autoridades sanitarias, fiscales, policiales y judiciales se han puesto a trabajar juntas y han cruzado sus datos. Eso ha permitido dar un salto y pasar de las sanciones administrativas que diversas autonomías han impuesto a las farmacias que se saltan la obligación de vender solo a pacientes [falso, esta obligación no existe, una farmacia puede vender a un hospital, un hotel o una empresa con total libertad], a la instrucción de una causa por la vía penal al considerar que forman parte de una organización criminal y que ponen en riesgo la salud pública.
……No solo es un problema de fraude económico sino también de salud pública.
Me temo que esta demostración colectiva de manipulación de la información se encuadra en la campaña iniciada hace ya años para liberalizar la apertura de farmacias, liberalización a la que ni mi hija ni yo nos oponemos porque supone liberalizar también los precios, y en todos los países donde se ha impuesto, después de un ligero descenso y en un par de años, los precios han empezado a subir situándose rápidamente al nivel al menos cercano a los del Reino Unido.
Para completar el cuadro y acabar de criminalizar a todo un sector que siempre ha dado buen servicio a los precios más bajos del continente, El País, ese periódico que hace 10 años era bastante serio y fiable y hoy es una mala copia de El Mundo, incluía en su edición del lunes 3 de noviembre, y bajo el melodramático título “Quiero que caigan los desalmados que jugaron con la vida de mi hija”, un desgarrador artículo sobre una madre que tuvo inmensas dificultades para conseguir un fármaco para su hija enferma de cáncer por culpa del desabastecimiento provocado por “las mafias criminales de la exportación de fármacos”, y las responsabilidades del gobierno no solo no aparecen por parte alguna, sino que el artículo acaba con unas declaraciones de la directora de la Agencia del Medicamento del Ministerio de Sanidad, Belén Crespo, sobre el daño que causan las mafias farmacéuticas al sistema sanitario.
Por el lado de la profesión, ni uno solo de los muchos colegios de farmacéuticos locales, ni el que los agrupa a todos, ha salido en defensa de la profesión ni ha aprovechado la ocasión para explicar lo que yo acabo de describir, y como siempre, y como todos los colegios profesionales, no han hecho nada, y se limitan a cobrar y callar. Encima, en las CCAA donde se producen retrasos en los pagos como Catalunya y Valencia los colegios de farmacéuticos si han reaccionado con manifestaciones y protestas ante el impago, cuando este tiene un impacto sobre beneficios muchísimo menor que los recortes en precios y márgenes. Es decir, son inútiles e idiotas.
Es realmente deprimente que después de revisar la mayor parte de las informaciones, por no decir todas, que aparecieron referidas a este asunto, no haya podido localizar ni un solo periodista que haya dicho o se haya interesado mínimamente por la realidad. Esto no es un país, es una casa de putas, pero sin Madame, las mismas putas son las que mandan. Me imagino que se me nota el sumo cabreo y el hartazgo de una Administración Pública cuyo actual desastre no creo que tenga muchos parangones en nuestra historia, y unos periodistas dispuestos a publicar la mierda que les echen, sin comprobar nada, para que se la coman el elevado porcentaje de españoles tontitos, ignorantes y desmemoriados.