En la primera parte de esta nota me refería a muchas cosas muy graves que últimamente están ocurriendo en España, pero no hice referencia alguna a lo peor de todo, que además no es algo que esté ocurriendo sino algo que incomprensiblemente no ocurre: la reacción de la ciudadanía española contra la represión totalitaria al independentismo catalán.
Ante los métodos franquistas utilizados por Rajoy y ahora por Pedro Sánchez, ante el juicio de la vergüenza, con el juez Marchena demostrando de manera contundente y diaria que lo que menos les importa es la aplicación de la Ley, frente a otras barbaridades relacionadas o no con Catalunya como los casos de Sandro Rosell o los jóvenes de Alsasua, la gran mayoría de españoles callan hasta el extremo de dar la impresión, que las elecciones confirman, que están de acuerdo con los métodos totalitarios usados por los gobiernos de Madrid.
En cualquier país serio y civilizado, donde los ciudadanos valoren en lo mucho que vale el vivir en democracia, las barbaridades cometidas en las dos últimas décadas por los gobiernos y el sistema judicial español habrían provocado una inmensa crisis que habría acabado con más de un gobierno, con la carrera de más de un político y con más de un político y juez en la cárcel, mientras en España ocurre lo habitual: NADA, hasta el extremo de que hay políticos del régimen condenados a penas de cárcel en libertad sin ni tan siquiera tener fijada la fecha de su ingreso en prisión, y si se da el caso que no se puede evitar que los corruptos tengan que ingresar en prisión lo hacen en una bien cómoda y perfumada. Encima, el mismo sistema que es laxo y tremendamente ineficaz con todo tipo de corrupción política de los miembros del régimen mete en prisión sin juicio y mantiene privados de libertad a personas que están siendo juzgadas e incluso han sido ya condenadas en juicios inmorales sin que se hayan probado los delitos de que se les acusa. Y frente a esta situación, y con la sola excepción de cuatro organizaciones de jueces o abogados honestos, casi todo el mundo calla, pero si alguien comete la estupidez de arrojar huevos a una española muy española como Marta Sánchez, que como buena española muy española liquida impuestos en un paraíso fiscal, la condena del hecho se oye incluso en Nueva Zelanda.
Por cierto, tanto Pedro Sánchez como la vicepresidenta Carmen Calvo han amenazado con que la negativa a que Iceta sea presidente del Senado va a tener consecuencias. No puedo entender que, a pesar de las muchas evidencias, todavía haya quien no se crea que Pedro Sánchez sabía lo que iba a ocurrir si proponía a Iceta, porque el independentismo nunca aceptará votar a favor de que tan importante cargo sea regalado a quien no solo ha estado en primera fila de la represión franquista, sino que además se ha burlado de mala manera de presos políticos y exilados. Gracias a la jugarreta ahora todo el mundo entenderá que, aunque continúe hablando de dialogo, se apunte a lo que todos en Madrid: a no solucionar el problema catalán y empeorarlo siempre que pueden para aprovecharse al máximo de los votos de la catalanofobia.
De todo lo que Pedro Sánchez afirmó cuando estaba en la oposición solo ha cumplido, y solo en parte, la rectificación del asesinato de las energías alternativas que ejecutó Rajoy, pero la producción propia y privada de energía en España todavía es excesivamente cara, castigada por impuestos y tasas, en un tipo de política que está en el polo opuesto a la que practican los países civilizados e inteligentes. Pedro Sánchez hizo brillantes discursos sobre la forma en que iba a derogar la Ley Mordaza, que sigue viva e intachable, y también hizo discursos similares sobre la modificación de las leyes laborales para acabar con la precariedad laboral, y los que lo esperaban, siguen esperando. Y así….