Revista Opinión

España, donde la democracia es una estafa

Publicado el 06 junio 2024 por Franky
Hechos como el mitin socialista de ayer en Benalmádena, el océano de corrupción que inunda la política, la oscuridad que lo envuelve todo y la maldad que destilan muchos partidos políticos y gobiernos demuestran que la democracia actual es una estafa, sobre todo en España. Pedro Sánchez, acosado por la Justicia española y europea por la corrupción de su esposa, convirtió el mitin electoral de Benalmádena en un acto de exaltación de Begoña, todo un espectáculo de populismo corrupto, ajeno a la democracia. El acto socialista de Benalmádena, donde se gritaba a favor de Sánchez y Begoña, fue la consagración del sanchismo como peronismo y populismo corrompido y antidemocrático, lleno de culto a la personalidad y repugnante corrupción de la política. Publicamos hoy un comentario, convertido en artículo, de >Mentalmente, uno de los colaboradores de Voto en Blanco, que denuncia y aclara el profundo deterioro de la democracia en España, bajo el sanchismo pervertido. --- ESPAÑA, DONDE LA DEMOCRACIA ES UNA ESTAFA Para que exista una democracia se tienen que dar una serie de pasos previos, primero tiene que haber una cultura de libertad, esa cultura de libertad la tenemos, pero la estamos perdiendo en dos frentes, el de las ideologías totalitarias y el del nihilismo destructivo.

No solo tiene que haber cultura de libertad, además tiene que empezar a haber una cultura científico/técnica de la democracia. Esto es que la gente piense como podría lograrse técnicamente un modelo de sociedad democrática, y plantear modelos, observando los posibles defectos y soluciones.

Esto es necesario porque cualquier modelo de democracia que se plantee hasta cierto punto requiere que la sociedad entienda a que se deben sus características de funcionamiento.

En contraposición, en la sociedad actual hacemos el camino a la inversa, la gente está dejando de entender las características de funcionamiento del sistema de libertad, como es por ejemplo, la independencia de los poderes, y los derechos civiles, la libertad de expresión y otros que yo añadiría como es el derecho, y también deber, del pueblo de portar armas para contribuir a la seguridad propia y en general, defender la patria e impedir o dificultar mucho técnicamente una escalada del gobierno hacia la tiranía, pues la tiranía, una dictadura, necesita en algún punto desarmar al pueblo y someterlo mediante la fuerza con agentes armados a su servicio, y si no puede satisfacer ese punto, no puede seguir avanzando y caería, siendo imposible establecerse esa dictadura.

No obstante, todo lo anterior, para regenerar el modelo de libertad, y además avanzar hacia la democracia, en mi opinión, se conseguiría interconectando al pueblo de manera inteligente, más allá de los métodos clásicos. Como he explicado otras veces. En este punto, la tecnología no es el elemento principal, si no el modo de comunicación.

El pueblo no es verdaderamente consciente de lo que piensa él mismo. Los ciudadanos tienen ideas sobre su identidad colectiva que son extrapolaciones o bien sea de ellos mismos y sus familias, o en función de la educación/adoctrinamiento, o lo que ven a través de los medios de comunicación, que es más de lo mismo, como sabemos, se distorsiona la percepción de la realidad, y hacen que la gente piense erróneamente sobre su propio pueblo y el resto de sus compatriotas. El pueblo tiene ideas imaginarias sobre sí mismo y sobre el mundo y tiene que decidir con esas ideas, así pues son dos decisiones, el pueblo debe decidir en que piensa sobre sí mismo, y una vez piensa algo sobre sí mismo después decidir que piensa hacer con esa suposición de identidad colectiva. Además tiene que decidir qué cosas del mundo va a creer y cuales no, y después decidir que hacer. Se superponen múltiples decisiones que tienen que ver con el mero hecho de saber el punto de partida. La decisión efectiva se torna azarosa e imposible, impracticable.

Mientras una persona sabe lo que piensa ella misma, y se ve ante un espejo, no puede hacer lo mismo colectivamente, no obstante, las leyes a las que está sometido, cosa importante, dependen de un gobierno que a su vez depende de esa identidad colectiva, siempre que haya un sistema de libertad, aunque sea defectuoso como el nuestro. Por esto es que la comunicación es importante, ahora mismo la gente piensa que el mundo está todo conectado, es cierto y falso al mismo tiempo, están las vías pero falta el ferrocarril, tenemos muchas neuronas, pero sin lógica entre sí. Es como si tuviéramos un cerebro colectivo pero sin los componentes fundamentales que hagan que funcione como algo coherente de manera inteligente.

No es una cuestión baladí. Es tan importante lo que una persona decide en su ámbito personal, como lo que decide en función del grupo soberano, pues entre otras cosas, es el que le somete en todo y podría meterlo en la cárcel. Y esta es la única manera que tiene la humanidad de hacer cualquier cosa mínimamente importante. La humanidad como tal, no puede hacer "nada", hasta que exista algo semejante a esto. Es fácil hablar de democracia pero no prácticamente no hay nadie haciendo nada efectivo, ni investigando, ni planteando mecanismos, ni nada.

Hasta entonces cualquier cosa importante que se quiera cambiar resulta "prácticamente imposible" y eso lleva a situaciones paradójicas, donde al mismo tiempo se admite una cosa y la contraria, así pues unos quieren una dictadura mundial para salvar el mundo, y otros no quieren nada, y otros quieren evitar la dictadura, pero tampoco ofrecen una solucion. El caos se genera porque se genera una incertidumbre de prácticamente imposible resolución. La consecuencia de un modo u otro será algún tipo de desastre, más tarde o más temprano, sea cual sea la tendencia, hasta que exista algo semejante.

Es cierto que las personas individualmente pueden llevar las riendas de muchas cosas, sea en un gobierno, o como un empresario. Pero todo esto tiene enormes limitaciones, pues el verdadero poder del hombre está en la política, y si puede llegar a un grado de orden armónico en el que toma decisiones colectivas, estas se llevan a cabo con la máxima fuerza posible que se pueda imaginar, con la única oposición posible de las leyes de la naturaleza y de "Dios".

Mentalmente



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