Revista Salud y Bienestar
El 21% de los niños comprendidos en la frenja entre cinco y diez años de origen inmigrante padecen obesidad, frente al 16,6% de los de padres españoles, hecho que está más relacionado con el nivel educativo de los progenitores que con los ingresos familiares, según el estudio 'Infancia y futuro. Nuevas realidades, nuevos retos'. El informe, elaborado a partir de una encuesta a 2.200 padres y madres con hijos de cero a diez años, revela también que los hijos de inmigrantes tienen un 80 por ciento más riesgo de ser obesos que los de españoles. Los niños con padres que han completado la educación Secundaria tienen menos probabilidad de ser obesos, y el riesgo es aun menor en el caso de que los progenitores --sobre todo madres-- tengan formación universitaria. Así, el porcentaje de niños obesos en España --de origen inmigrante o no-- cae del 22 por ciento al 17 por ciento cuando la madre tiene estudios universitarios, y del 18 por ciento al 14 por ciento cuando el que ha pasado por la universidad es el padre. Ante una misma educación parental, "el nivel de ingresos y la situación laboral de los padres no explican la variación en la obesidad de los niños", señala este estudio de la Fundación la Caixa, entre cuyos autores se cuenta el sociólogo e investigador del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Pau Marí-Klose.
Otros factores de riesgo para la obesidad infantil son las familias monoparentales --los niños tienen peores hábitos por el menor control parental--; la percepción de que los padres pasan poco tiempo con ellos, y la poca implicación de los padres en la vida del niño, cuyo efecto es tan determinante como los factores socioeconómicos.
-INMIGRANTES, MAS VULNERABLES
Los niños de origen inmigrante copan todos los rankings de vulnerabilidad, puesto que el 38% tiene un nivel bajo de competencia socioemocional y el 23 por ciento tienen problemas de rendimiento académico. En ambos casos, el nivel educativo de los padres es más determinante que la situación económica y laboral de la familia --cuatro de cada diez son pobres--. La competencia emocional, que se refiere a la sociabilidad, estado de ánimo y conducta de los niños, es mayor en menores con padres más implicados; que no recurren de forma abusiva a los castigos; y que mitigan las tensiones en el hogar. También es mayor cuanto más se estimula al niño, con actividades conjuntas como leer cuentos y hacer manualidades. En cuanto a la pobreza, el informe alerta de que cuatro de cada diez niños de origen inmigrante están en situación de pobreza.
Según explicó Marí-Klose, la tasa de pobreza en Catalunya se ha mantenido entre los autóctonos (16%), pero se ha disparado entre los inmigrantes, al pasar del 27,5 al 38,9 por ciento. Por ello, el informe señala la importancia de promover el acceso igualitario de las mujeres en el mercado de trabajo para evitar las situaciones de pobreza, y de que se garantice la conciliación laboral y familiar. La implicación de los padres y el acceso equitativo a recursos como actividades extraescolares son otras de las recomendaciones. Asimismo, reclama combatir "inercias históricas" e invertir en políticas familiares, al nivel que las políticas para ancianos, asistencia sanitaria y subvenciones para parados.
**EP
Otros factores de riesgo para la obesidad infantil son las familias monoparentales --los niños tienen peores hábitos por el menor control parental--; la percepción de que los padres pasan poco tiempo con ellos, y la poca implicación de los padres en la vida del niño, cuyo efecto es tan determinante como los factores socioeconómicos.
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Los niños de origen inmigrante copan todos los rankings de vulnerabilidad, puesto que el 38% tiene un nivel bajo de competencia socioemocional y el 23 por ciento tienen problemas de rendimiento académico. En ambos casos, el nivel educativo de los padres es más determinante que la situación económica y laboral de la familia --cuatro de cada diez son pobres--. La competencia emocional, que se refiere a la sociabilidad, estado de ánimo y conducta de los niños, es mayor en menores con padres más implicados; que no recurren de forma abusiva a los castigos; y que mitigan las tensiones en el hogar. También es mayor cuanto más se estimula al niño, con actividades conjuntas como leer cuentos y hacer manualidades. En cuanto a la pobreza, el informe alerta de que cuatro de cada diez niños de origen inmigrante están en situación de pobreza.
Según explicó Marí-Klose, la tasa de pobreza en Catalunya se ha mantenido entre los autóctonos (16%), pero se ha disparado entre los inmigrantes, al pasar del 27,5 al 38,9 por ciento. Por ello, el informe señala la importancia de promover el acceso igualitario de las mujeres en el mercado de trabajo para evitar las situaciones de pobreza, y de que se garantice la conciliación laboral y familiar. La implicación de los padres y el acceso equitativo a recursos como actividades extraescolares son otras de las recomendaciones. Asimismo, reclama combatir "inercias históricas" e invertir en políticas familiares, al nivel que las políticas para ancianos, asistencia sanitaria y subvenciones para parados.
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