España en almoneda

Observe usted que Zapatero viaja últimamente al extranjero como los arruinados a las casas de empeño, para poner en almoneda los bienes construidos por los españoles a lo largo de décadas, incluso de siglos.

Va ofreciéndole a los prestamistas las propiedades públicas ciudadanas, como las cajas de ahorros, centenarios bancos populares, devastadas por políticos dependientes de Zapatero o Rajoy.

Lo fantástico es que anuncia como si fuera un triunfo empeñar el patrimonio común: “Invierten X millones de euros”. No invierten un céntimo. Conceden hipotecas.

No hace mucho había aún verdaderas inversiones productivas que incrementaban la riqueza. Fábricas, incluso de alta tecnología. Ahora van yéndose, silenciosamente.

Z., que hace unos años presumía de que le salía el dinero por las ventanas va con la mano tendida a las dictaduras del tercer mundo, ayunas de derechos humanos, como los del Golfo Arábigo o China, ricos en petróleo o mano de obra esclava.

Aun así, los prestamistas son desconfiados: Zapatero anunciaba como gran logro haber conseguido 150 de millones de euros de los Emiratos para participar en las Cajas –que necesitan 80.000 millones--, y ahora parece que no darán ni esa limosna.

Viaje a China: anunció 9.000 millones que invertirían también en las Cajas, y resultó que era una de sus frecuentes patologías psicológicas: confundía su deseo con realidad. Para ridículo internacional, los chinos lo desmintieron.

En catorce años, más o menos, habrá que pagarles a árabes, chinos o a quien se le pida, más del doble de lo prestado.

Y como posiblemente España no tendrá estructura productiva para afrontar la amortización, los árabes querrán la prenda de Al-Ándalus, y los chinos, el resto del país.

En síntesis: España ya no recibe ni una sola inversión provechosa, y Zapatero sólo acude, día tras día, a venderla a trozos en las casas de empeño.

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SALAS Resulta que hace casi dos meses Armando Salas publicó este dibujo. Yo no lo había visto hasta que él me lo envió tras leer esta misma crónica en El Correo Gallego. Poder profético. La segunda tira es más reciente.