Revista Opinión

España en manos de ineptos

Publicado el 12 agosto 2019 por Carlosgu82
¿Os acordáis de Carlos IV de España y de su hijo Fernando?. Bien, pues hoy vengo a contaros sus etapas más oscuras como monarcas absolutistas y de una de las eras más nefastas y siniestras de este país. Todo empezó cuando Carlos IV fue nombrado rey de España en diciembre de 1788, sucediendo en el trono a su padre Carlos III. Muchos medios afirman que su mujer María Luisa de Parma mantenía una relación amorosa y secreta con el que luego fue nombrado por el cornudo siniestro, Manuel Godoy, el rey que a sabiendas de que su esposa le engañaba optó por mantener un trío amoroso entre Godoy, la propia María Luisa y el, incluso a veces llegando a observar a través de un agujero que había en su alcoba como mantenían relaciones sexuales su esposa y Manuel. ESPAÑA EN MANOS DE INEPTOS Bien, quitando los problemas o no tan problemas personales o conyugales de Carlos IV, voy a proceder a hablar de su mandato, que se resume básicamente en fracaso tras fracaso. Su»amistad»con el emperador Napoleón y el cuál se aprovecharía de la incapacidad mandataria del rey, llegando incluso a provocar la intromisión de España en la conocida como Batalla de Trafalgar en 1805, que supuso el hundimiento de la Armanda Española y la muerte de mariscales tan importantes como Churruca y Gravina. La victoria finalmente fue para los ingleses, y Napoleón fracasó en su  intento de hacerse con Europa y confortar su sonado Imperio Napoleónico. Por otro lado, Carlos IV mantenía una serie de discrepancias con su hijo Fernando, que por aquel entonces solo poseía príncipe de Asturias y que junto a sus partidarios iniciaron el conocido Motín de Aranjuez en 1808, penetrando en el Palacio Real de Madrid y obligando a Carlos IV a abdicar en su hijo Fernando, quien pasaría a ser Fernando VII de España. Pero antes de todo esto se produjo la firma del Tratado de Fontainebleau en 1807, acuerdo entre Francia y España por el cuál este se comprometía a permitir el paso de los franceses por la península con el objetivo no solo de hacerse con Portugal, sino también de España, aunque esto último sin saberlo Carlos IV. Esta decisión fue reprochada por Fernando a su padre ante la sospecha de lo que luego iba a pasar y pasaría. Napoleón hizo de intermediario, y los reunió a los dos, padre e hijo, en Bayona (Francia), obligando Napoleón  a Fernando a abdicar y dar la corona al emperador para que este se la entregase posteriormente a su padre, de nuevo fueron engañados por su incapacidad para gobernar puesto que la corona se la quedó el gabacho entregándosela a su hermano José I de España, que no fue mal rey, y que fue apodado por el pueblo español como «Pepe Botella».

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