La hidalguía, hasta el primer tercio del siglo XIX, no debemos considerarla como el concepto difuso y romántico que es en la actualidad, sino como la pertenencia al Estado Noble, el estamento privilegiado del Antiguo Régimen. Mientras que en la mayor parte de Europa los nobles constituían una muy exigua minoría, en España la hidalguía tuvo una presencia más que notable en determinadas zonas. Los genealogistas debemos ser conscientes de la trascendencia que tuvo e incluso de las posibilidades que existen de encontrar antepasados hidalgos en función del lugar de origen de éstos.
Veamos por tanto cuantos hidalgos había en España y en qué lugares residían, siguiendo la rigurosa visión de conjunto que nos ofrece el conocido como Censo de Floridablanca, realizado entre 1785 y 1787.
Tengamos en cuenta que hubo otros recuentos y padrones en fechas anteriores, como el Censo de Aranda de 1769 y el Castilla de 1591, llamado de Tomás González, pero o bien son parciales, presentan notables lagunas o se estiman significativamente inexactos. Consideremos además que vamos a conocer la situación en un año muy concreto y que las cifras y porcentajes tanto de cada provincia como respecto del total de España no serían los mismos si pudiéramos compararlos con otra época histórica; la hidalguía evolucionó desde su mismo nacimiento y los pleitos individuales y colectivos por el reconocimiento de este estatus o su negación fueron una constante hasta la llamada “confusión de estados”, la desaparición de la división entre los estados llano, noble y eclesiástico en la década de 1830.
El objetivo principal de este censo de Floridablanca era cuantificar la población de toda la España Peninsular, Baleares y Canarias junto con algunos datos complementarios. Cifra de habitantes y su distribución por sexo, edades y estado civil, algunos indicadores básicos como el número de hospitales, colegios, casas de expósitos, hospicios y prisiones. Se solicitaba también una información tremendamente detallada acerca de los religiosos. Finalmente, dentro de un heterogéneo apartado sobre oficios, una de las respuestas a cumplimentar era el número de vecinos hidalgos en cada población.
Todo este conjunto de información se agregó en provincias o territorios de mayor entidad dando lugar a plantillas de información como esta que podemos ver referida a Cataluña (puede consultarse el detalle provincial en el facsimil digital que ha publicado la Biblioteca Digital de Castilla y León):
Agrupadas las plantillas en un único total nacional, el censo arroja la cifra de vecinos hidalgos en España: 480.589. Cantidad que desgraciadamente no podemos contrastar con la del total de vecinos del país puesto que este dato no se recogió. Sí conocemos la suma de personas censadas: 10.268,150 habitantes.
¿Podemos contraponer ambas cifras, que nos arrojarían un porcentaje del 4,68% de hidalgos en España? Obviamente no, se trata de dos parámetros diferentes. Por vecino se entiende al cabeza de familia de cada hogar, con quien podían convivir varias personas. Si un vecino poseía hidalguía, también la gozaban el cónyuge, los hijos y descendientes así como muy probablemente otros parientes que vivieran en la misma casa.
Para intentar estimar la población total de hidalgos disponemos de una referencia muy interesante, la vizcaína. Como esta provincia gozaba de hidalguía universal, partiremos de contraponer los 54.250 vecinos hidalgos respecto a una población total de 114.863 habitantes. En consecuencia, si el 100% de sus habitantes gozaban de hidalguia, tras cada vecino hay un promedio de 2,11 personas, resultado de dividir el número de habitantes por el de hidalgos. Extrapolándolo a las demás provincias este mismo factor multiplicador, obtenemos los siguientes datos:
Unidades territoriales Vecinos hidalgos Población hidalga estimada Total de habitantes % de hidalgos
Vizcaya 54.250 114.863 114.863 100,00%
Guipuzcoa 50.502 106.923 119.128 89,75%
Asturias 114.274 241.941 345.833 69,96%
Burgos 134.056 283.823 460.395 61,65%
Alava 12.161 25.747 70.710 36,41%
León 22.016 46.612 248.168 18,78%
Toro 6.643 14.065 91.532 15,37%
Villa de Madrid 8.618 18.246 147.543 12,37%
Navarra 13.054 27.638 224.549 12,31%
Ceuta 320 678 7.076 9,57%
Valladolid 6.498 13.758 192.661 7,14%
Soria 4.543 9.618 169.403 5,68%
Palencia 2.314 4.899 111.143 4,41%
Aragón 9.144 19.360 614.070 3,15%
Murcia 4.704 9.959 332.474 3,00%
Galicia 13.781 29.177 1.340.192 2,18%
Extremadura 3.724 7.884 412.041 1,91%
Andalucía 6.062 12.834 738.153 1,74%
Cuenca 1.999 4.232 263.927 1,60%
Canarias 907 1.920 167.243 1,15%
Jaen 874 1.850 173.475 1,07%
Menorca 135 286 27.728 1,03%
Toledo 1.517 3.212 327.583 0,98%
Cordoba 999 2.115 231.139 0,92%
Mallorca 509 1.078 134.787 0,80%
Castilla la Vieja 275 582 73.890 0,79%
Madrid 199 421 58.273 0,72%
Segovia 508 1.076 165.805 0,65%
Guadalajara 345 730 112.750 0,65%
Granada 1.979 4.190 652.990 0,64%
Ciudad Real 603 1.277 204.436 0,62%
Salamanca 567 1.200 206.107 0,58%
Pardo 1 2 568 0,37%
Cataluña 1.266 2.680 801.602 0,33%
Valencia 1.076 2.278 771.881 0,30%
Avila 156 330 113.762 0,29%
Orán 6 13 7.793 0,16%
Ibiza y Formentera 4 8 13.637 0,06%
Nuevas poblaciones 0 0 7.868 0,00%
San Ildefonso 0 0 4.287 0,00%
Aranjuez 0 0 2.593 0,00%
Melilla y presidios menores 0 0 2.094 0,00%
San Lorenzo 0 0 1.998 0,00%
Total 480.589,00 1.017.503 10.268.150 9,91%
Fuente: Censo de Floridablanca de 1787
Estimaremos por tanto que en torno a un millón de personas gozaban de hidalguía, un 10% de la población. Cifra que se concentraba esencialmente en cuatro provincias: Burgos, Asturias, Vizcaya y Guipuzcoa, donde residían casi tres cuartas partes de los hidalgos españoles en 1787. Ello contrasta significativamente con el peso demográfico relativo que tenían; su población apenas suponía el 10% del total de España, lo que nos refleja la muy desigual distribución de la hidalguía en el país:
Comparativa que nos muestra la desigual distribución de los hidalgos en la España de 1787. Casi tres de cada cuatro residía en las provincias de Burgos, Asturias, Vizcaya o Guipuzcoa mientras que en conjunto éstas apenas suponían un 10% de la población total del país.
Si observamos en un mapa el porcentaje de hidalgos respecto al total de habitantes de cada territorio podremos obtener algunas conclusiones interesantes:
El mapa nos muestra tres Españas bien diferenciadas en cuanto al porcentaje de población noble. Por una parte, destaca el núcleo de Burgos, Asturias, Guipuzcoa, Vizcaya y en menor medida Álava, lugares donde este estamento supera o tiene una muy fuerte presencia respecto al Estado Llano. Como zonas con una densidad bastante inferior pero aún significativa podemos situar al resto de la mitad norte de Castilla la Vieja y de León, Navarra, la ciudad de Madrid y la plaza de Ceuta. En los demás territorios, Galicia, el conjunto del antiguo reino de Aragón, la mitad sur castellana y leonesa, Andalucía, Extremadura y las Canarias los hidalgos suponían realmente un segmento de población muy minoritaria, en muchos casos por debajo del 1% del total de habitantes.
Estos datos al genealogista le pueden ayudar a situar, por ejemplo, qué trascendencia tenía la hidalguía en unos lugares y otros. En general, a mayor porcentaje de hidalgos es previsible que este estatus, per se, no suponga un factor de relevancia social, y viceversa. En lugares como Asturias o Vizcaya eran hidalgos desde los grandes señores a quienes labraban la tierra o ejercían los oficios manuales, algo mucho más difícil de encontrar en la mitad sur del país, donde constituían en general un conjunto notablemente más privilegiado y con una posición económica y social más elevada.
Finalmente tengamos en cuenta que la hidalguía reportará un beneficio añadido para conocer la historia familiar; los litigios que pudieron entablarse o las pruebas de nobleza presentadas por estas familias en instancias como el ejército, la iglesia o la administración a lo largo de los siglos constituyen un recurso documental adicional y muy valioso desde el punto de vista genealógico.
Antonio Alfaro de Prado
N.B.ACLARACIÓN TECNICA ACERCA DE LA ESTIMACIÓN DEL NÚMERO TOTAL DE HIDALGOS
Inexplicablemente, la errónea contraposición entre el número de vecinos hidalgos y el total de la población censada en 1787 ha dado lugar a que muchos autores manejen cifras y porcentajes distorsionados. El caso más evidente es el de Vizcaya donde se ha estimado que, considerando los 54.250 vecinos hidalgos sobre un total de 114.863 habitantes, puede concluirse que sólo el 47% de los vizcaínos gozaban de hidalguía, lo cual es totalmente incoherente con la universalidad de este privilegio para el territorio. Las propias plantillas del censo en Vizcaya reflejan que no había distinción de estados en las poblaciones por cuanto todo residente debía ser y era hidalgo.
No obstante, este problema sí es puesto de manifiesto por el catedrático Germán Rueda [España 1790-1900: sociedad y condiciones económicas, Ediciones Istmo 2006] quien estima que a los casi 500.000 vecinos hidalgos hay que añadir las personas dependientes, por lo que, afirma, se alcanzaría la cifra final de dos millones de hidalgos, un 13% del total (cálculo que nos resulta confuso puesto que dos millones de hidalgos respecto a los diez millones de habitantes supondrían en realidad un 20% del total). Establece por tanto un ratio de 4 personas por cada vecino hidalgo, cifra aparentemente razonable para los padrones de la época, pero que sin embargo sabemos que no es aplicable al caso de Vizcaya donde la relación real no puede ser superior a 2,11 personas por cada cabeza de familia, alcanzando con ello al 100% de la población.
Pero es más, en las siguientes tres principales provincias en cuanto a número absoluto de hidalgos podemos constatar que el ratio tiene que ser notablemente inferior al mencionado de 4 personas/vecino hidalgo. En Guipuzcoa no podría sobrepasar en ningún caso la relación de 2,35 personas/vecino hidalgo ya que esta cifra sería la máxima para abarcar a toda la población. Y si aplicamos este mismo cálculo a Burgos y Asturias observaremos que el tope respectivo sería de 3,43 y de 3,02 personas/vecino hidalgo lo que reflejaría una hidalguía universal que evidentemente no existía en estas dos provincias. Por tanto, si en las cuatro provincias que aglutinan al 75% de los hidalgos, resulta totalmente inaplicable la estimación de 4 personas/vecino hidalgo, podemos afirmar que la estimación debe ser revisada sensiblemente a la baja.
Resulta más prudente aplicar el coeficiente 2,11 personas/vecino hidalgo según el valor fiable que nos muestra Vizcaya y cuya extrapolación también resulta coherente cuando se aplica a las otras tres grandes provincias en cuanto a hidalguía. Considerando, eso sí, que estamos manejando un promedio, por lo que obviamente no será idéntica la cuantificación en cada lugar, pero las oscilaciones tendrán que ser de menor importancia sin alterar significativamente el mapa de distribución de la hidalguía que hemos trazado ni la estimación de un 10% de población hidalga en España para 1787.