Aunque el PSOE vaya perdiendo elecciones, una tras otra, sus líderes imaginan un futuro brillante si reforman la Constitución para crear una España Federal en la que, si ahora viven casi medio millón de los cargos políticos, en ella lo harán millón y medio, por lo menos.
En la España Federal, y dada la tendencia de los partidos a crear instituciones y empresas en las que enchufar a sus conmilitones, habrá entre diez o doce mini-Estados cada uno con sus estructuras de Gran Estado.
Si ya la España autonómica está viciada por incontables plurimamandurrias, la Federal las multiplicará por tres o más –hasta veremos bien pagados embajadores de Cádiz en Sevilla y similares--, para que todo militante y sus familias vivan del sistema.
La I República –que mantuvo la bandera que ahora es constitucional— nació el 11 de febrero de 1873, y el 11 de junio se proclamó Federal.
Siete meses después acabó con ella el general Pavía: los poderes locales se habían establecido como repúblicas autónomas, de las que surgieron los “cantones”. Algunos se declaraban la guerra entre ellos.
En los once meses republicanos hubo cuatro presidentes: Estanislao Figueras, Francisco Pi y Margall, Nicolás Salmerón y Emilio Castelar.
Quien analiza las actuales rivalidades entre ciudades como Murcia y Cartagena, San Sebastián y Bilbao, o Coruña y Vigo, sabe que debilitando al Estado y convirtiendo sus hipertrofiadas CC.AA. en países semiindependientes volvería la multiplicación cantonal.
De nuevo, Cartagena amenazaría con la guerra a Lorca y enviaría sus tropas contra Albacete, como entonces.
Zapatero creía que con sus ocurrencias resucitaría la II República: dejó moribundos al PSOE y a España.
Ahora Rubalcaba va más atrás, a la I República. Quiere enterrar su partido, resucitar los Cantones y pedirle al General Pavía que vuelva.
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SALAS