España es hoy un país arruinado, endeudado por varias generaciones, con sus ciudadanos en rebeldía contra la clase política, sin valores, con el pueblo exiliado de los procesos de toma de decisiones, lleno de desempleados, nuevos pobres y gente triste y sin futuro y gobernado por una casta política que los ciudadanos desprecian cada día mas intensamente. Hay que preguntarse por qué se ha hundido España y lo ha hecho tan veloz y profundamente. La respuesta, aunque algunos se nieguen a verla, es clara y nítida: el país ha caído en manos de gobernantes mediocres, egoístas, ineptos, enloquecidos y nada demócratas. ---
Nuestros gobernantes han sido víctimas de lo que llaman "el síndrome de la Moncloa", pero ese síndrome no es otra cosa que el reflejo de la mediocridad, la ineptitud y la locura que han anidado en nuestra clase política y que han hecho posible que un país que antes fue grande, honrado y valeroso esté hoy hundido, sin valores y plagado de cobardes que permiten que un poder corrupto, injusto y arrogante, les gobierne y destroce el país.
Los últimos cuatro presidentes del gobierno han sido personajes dañinos que uno no sabe si estaban locos, eran ineptos o simples rufianes. González abrió las puertas de par en par a la corrupción; Aznar era un peligroso megalómano broncémico y arrogante; Zapatero era un grandioso inepto mentiroso que condujo la país hasta el abismo; y Rajoy es tan mentiroso e inepto como Zapatero, convive con la corrupción mejor que González y hasta supera a Aznar en arrogancia y desprecio al ciudadano.
Todos ellos tenían dos vicios peligrosos: anteponían sus intereses y los de sus partidos al bien común y estaban infectados de la enfermedad de los políticos, a la que algunos llaman broncemia, porque los que la padecen se consideran estatuas de bronce para la eternidad, y otros la catalogan como el "Síndrome de la Arrogancia", la nueva enfermedad mental que el ex ministro británico David Owen define y reclama sea incluida, con un número propio, en el Código Internacional de Enfermedades (CIE).
David Owen (In Sickmess and in Power, 2008) explica que el dominio del poder ocasiona cambios en el estado mental y conduce a una conducta arrogante, por lo que las enfermedades mentales necesitan una redefinición que incluya el Síndrome de la Arrogancia en el elenco mundial.
A algunos políticos, el poder les hace perder la cabeza, los convierte en arrogantes y soberbios y les aleja de la realidad, situándolos en una peligrosa alienación que les hace vivir en la falsedad y perder la noción de lo real. Pero a otros los convierte en verdaderos enfermos mentales, según Owen. Cuando eso ocurre, se creen dioses o sus enviados en la Tierra, propician el culto a la personalidad y muchas veces se tornan crueles. Algunos creen que esa enfermedad se da únicamente en las tiranías, pero lo cierto es que también se desarrolla en las democracias, afectando a personas que han sido elegidas en las urnas.
Si alguien duda que en España se ha instalado la demencia en el poder, que analice los siguientes párrafos, extraídos de las memorias de José María Aznar:
"Muchas veces me han preguntado cómo sé que soy especial. Es difícil de decir; digamos que siempre lo he sabido. Ya desde el colegio sabía que ninguno de los que me rodeaban estaba a mi altura. Como delegado de mi clase, en 3ºB, tomé la decisión de ocupar 3ºD y librar a aquellos pobres chicos del pésimo delegado que habían elegido. No fue una decisión sencilla; tuve que mandar a varios muchachos a combatir al patio, pero, al final, obtuvimos la victoria. Aquel día comprendí que estaba destinado a algo más grande que yo mismo" (p. 25).
"La primera vez que supe que no era un ser humano corriente, lo recuerdo bien, fue cuando ETA voló mi Audi A8 blindado conmigo dentro. Salí de allí, envuelto en llamas, y pensé: ¿cómo es posible que haya sobrevivido? Nadie se lo explicaba. Los médicos no encontraban una respuesta, tampoco mi personal de seguridad. A todo el mundo le pareció… milagroso. Aquella noche soñé con Dios. Era una luz, no tenía rostro, pero sí voz. Me iluminó con su haz y me dijo: "Jose Mari, si te he salvado es porque te necesito vivo para que lideres a la Humanidad". Me dijo un par de cosas más, pero son personales. Aquella experiencia me cambió, por supuesto. Desde entonces soy mucho más humilde". (p. 156)
"Me atrevo a decir que George Bush es mi mejor amigo. Compartimos una ambiciosa visión del mundo, la visión de los líderes de la Humanidad. George me planteó un reto fascinante, que consistía en convencer a todo un país de que nosotros teníamos razón mientras les matábamos. Nunca antes se había intentado algo tan ambicioso, así que acepté inmediatamente. Fue una gran experiencia de la que guardo muchos buenos amigos". (p. 178)
"Creo que un hombre debe cuidarse con independencia de su edad. A todos nos gusta sentirnos sexys, también a mí. Empecé corriendo cinco kilómetros al día; hoy corro veinte y no sudo. Claro que nunca he sudado. Mi médico dice que es un trastorno glandular, pero yo lo llamo don". (p. 215)
Revista Opinión
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