La España de Sánchez es el imperio del caos, la chapuza y el mal gobierno. Lo único que funciona son sus mentiras y el expolio de los impuestos. El resto es un desastre que Pedro Sánchez disimula con su propaganda y con el miserable ejército de los medios de comunicación comprados. El más riguroso ensayo sobre el sanchismo debería titularse: "Mentiras y chapuzas" porque esos han sido los dos rasgos principales del gobierno socialista-comunista que todavía está padeciendo España. Crecen las quejas por el mal funcionamiento de la administración bajo el socialcomunismo sanchista. Imposible lograr una cita previa en la Seguridad Social y misión imposible encontrar cita con un especialista. Retrasos inadmisibles y vejatorios para cobrar las pensiones o el desempleo. El indulto a los golpistas catalamnes fue una chapuza llena de injusticia e indecencia. El nombramiento de una ex ministra de Justicia como Fiscal General del Estado fue una chapuza casi imposible de superar, que puso de relieve que el respeto a la democracia y al rigor legal de Sánchez no existen. Con la ley de Memoria Democrática, el chapucero gobierno de Pedro Sánchez se cargó el perdón y la concordia construidos por los españoles en la Transición, una aberración que supera los límites de la chapuza y merece ser llamada "atentado" contra España. El asalto a la Justicia ha sido una chapuza, como también son chapuzas terribles las relaciones con Marruecos, la traición indecente a los saharauis, los beneficios para violadores y pederastas de la ley del "Sí es sí", la implicación intensa en a guerra de Ucrania y los privilegios y concesiones anticonstitucionales a los golpistas independentistas catalanes. El último capítulo en la colección de chapuzas del gobierno ha sido el de los trenes que no caben por los túneles, un despilfarro intolerable en un gobierno europeo que ha costado cientos de millones de euros a los españoles. Los impuestos abusivos, más que un chapuza son un atentado contra la Constitución y la dignidad ciudadana. El impuesto a la banca, que pagarán finalmente los ciudadanos, es otra chapuza del sanchismo. Un periódico tan leído como OK Diario titula "2050 chapuzas del sanchismo" un artículo que describe el sanchismo chapucero de la siguiente manera: "Los crímenes más aterradores no son los que cometen los asesinos, sino los de los incapacitados para gobernar. Un criminal satisface su locura quitándole la vida a una o equis personas, pero un déspota sin luces ni soluciones, sacrifica las vidas de una nación entera. Estamos en manos de un zumbado que quiere convertir España en un país inhabitable". La más grave chapuza quizás ha sido la gestión de los fondos europeos, un caos mitad imbécil y mitad corrupto con un reparto opaco y tan oscuro y chapucero que Bruselas tiene que enviar a España un equipo de investigadores para saber donde ha ido a parar el dinero recibido para que la nación superara los estragos de la pandemia. Entre las muchas chapuzas destacan tantas que es imposible nombrarlas: el estado de degradación en que se encuentra Cataluña, la conquista de nuevos enemigos de España como Rusia y Argelia, la sospecha nacional, intolerable en democracia, de que Sánchez prepara un pucherazo en las próximas elecciones, la degradación de las universidades y el estado de crispación, división y enfrentamiento que el gobierno ha generado y alimentado desde el poder. Chapuzas son las subvenciones, otorgadas con arbitrariedad corrupta, como lo son también las relaciones con los sindicatos, generosamente comprados a pesar de que cada día representan menos a los que producen y trabajan, y las medidas populistas encuadradas en la gigantesca chapuza de la compra masiva de voluntades y votos, todo para mantenerse en la Moncloa, que es la chapuza estelar y el foro que ilumina la actuación del que probablemente es el peor gobierno de España desde los tiempos de Viriato. Su mismo gobierno es una gigantesca chapuza que une a partidos en teoría incompatibles. Golpistas, amigos del terrorismo y comunistas totalitarios unidos al socialismo degradado de Sánchez sólo para gobernar y repartirse el botín del poder. Francisco Rubiales