Los jueces parece que despiertan y los ciudadanos se sienten felices de que muchos chorizos y canallas de la política ingresen en prisión. La macrorredada de políticos corruptos llevada a cabo la pasada madrugada por la Guardia Civil se ha saldado con 51 detenidos en Madrid, Valencia, León y Murcia. Uno de ellos es Francisco Granados, ex senador y ex número dos de Esperanza Aguirre en el PP de Madrid. Es una redada de pequeñas piezas, mientras las grandes, algunas de ellas en las grandes instituciones y en la cúspide del poder, vilmente protegidas por sus propios partidos políticos, esperan su turno para ser juzgados. España está paralizada por la indignación ciudadana ante los escándalos de corrupción y abuso de poder y por un rotundo rechazo a los políticos y a sus partidos, un sentimiento profundo que, además de devaluar todo el sistema, está generando pérdidas económicas cuantiosas, la huida de miles de españoles hacia la economía sumergida, una desconfianza letal y resistencia fiscal entre los ciudadanos. Los españoles no van a dejar de despreciar a los políticos y de castigarlos en las urnas hasta que no vean con sus propios ojos que miles de corruptos son juzgados, encarcelados y obligados a devolver el dinero robado. La permanencia en libertad de gente como Urdangarín, Fabra, Blesa y otros muchos es interpretada por los ciudadanos como un desafío de los poderosos a la democracia, a la Justicia y a los anhelos de la población. En España ha llegado la hora de la Justicia. O la Justicia actúa o la ola de indignación y cabreo puede tornarse en una marea incontrolable de asco y rebeldía. ---
El PP, el PSOE, IU y sus cómplices nacionalistas van a experimentar en carnes propias, como ya lo hicieron en las elecciones europeas, lo que significa el odio del pueblo. Los viejos partidos, alienados y desnortados, creen estúpidamente que recuperarán el favor del elcctorado con cuatro palabres y tres reformas superficiales. Se equivocan porque el pueblo ha olido la sangre en las urnas y quiere que los ladrones paguen y devuelvan lo robado y que los delincuentes sean encarcelados. Hasta que los ciudadanos no veamos a miles de corruptos en las cárceles, no habrá perdón para la "casta" ni para el podrido sistema. El cabreo ciudadano y la decepción son ya imparables. Ni siquiera podrá detener la indignación esa policía española a la que los políticos miman, entrenan en contrainsurgencia urbana y arman con instrumentos represivos de última generación.
A los políticos les debemos la ruina económica de España, la caída de los valores, el dolor de millones de ciudadanos inmersos en la pobreza, el desempleo y la desesperación, el desprestigio de España en el mundo y también la ruptura de la unidad nacional. Por culpa de los comportamientos abusivos y corruptos de los políticos, España se hace pedazos y en regiones que siempre fueron españolas empieza a crecer un espíritu nacionalista y separatista preocupante y rastrero. Cuando se contempla su enorme obra de destrucción, el rechazo brutal a la "casta" es explicable y hasta justo.
Ya no son solo Cataluña y el País Vasco las que quieren escapar de esta España impresentable e injusta, en manos de partidos políticos plagados de delitos y sospechas, sino que también se incorporan, poco a poco, Valencia, Galicia, Baleares y, últimamente, Canarias, cuyo presidente amenaza con la rebelión y la ruptura por culpa de las prospecciones petrolíferas de Repsol
Hay en España casi mil políticos imputados y muchos más bajo sospecha o siendo investigados por los jueces. Los partidos políticos son ya las asociaciones más peligrosas de España, junto a ETA, por el número de delincuentes en sus filas y delitos cometidos por sus miembros.
Pero lo peor de este dato es que las estadísticas demuestran que apenas aflora el diez por ciento de la corrupción real, lo que permite concluir que el caso de políticos implicados en la corrupción y abuso de poder en España debe superar los 10.000. con creces, sobre todo si se tiene en cuenta la omertá y la complicidad vigentes en los partidos políticos e instituciones públicas.
Algunos observadores y expertos en leyes opinan que los grandes partidos políticos han acumulado ya suficientes fechorías comprobadas para ser ilegalizados y precintados por la Justicia.
Los políticos se han convertido ya en el peor problema de España y en la causa principal de la injusticia, corrupción, fracaso económico, desempleo, pobreza y otras lacras y dramas.
Hasta ahora, gracias al poder que acumulan, al dominio que ejercen sobre muchos jueces y fiscales y al poco rigor democrático y técnico de las leyes españolas, muchos políticos con poder han escapado a la Justicia y, a pesar de haber protagonizado miles de presuntas irregularidades, saqueos y abusos, casi ninguno esta en prisión y ninguno ha devuelto lo robado.
Pero el cabreo ciudadano y el desprestigio de los viejos partidos y de la casta política en pleno ha alcanzado niveles tan escandalosos y repugnantes que algunos jueces independientes y honrados creen que en España se han encendido ya todas las luces rojas de alarma y que están tocando las trompetas para que se imparta justicia de una vez y se abran las puertas de las cárceles para los políticos corruptos y rufianes.