La vida de los españoles, vistas sus calles, tiendas, centros de ocio, carreteras, bares, escuelas y hospitales, no podía ser tan mala como la presentan los que ven el país hambriento y en ruinas, enfermo y sin maestros, a la manera de algunos sindicatos, oenegés, televisiones y, sobre todo, agitadores modelo Podemos.
Nos dejamos hipnotizar con la propaganda autodestructiva y no vemos la realidad: a pesar de la grave crisis que aún sufre, España es uno de los mejores países de Europa para sus pobladores, casi al nivel de clásicos del bienestar como el Reino Unido o Francia, y por encima de Italia.
Lo señala Eurostat (http://ec.europa.eu/eurostat), la agencia que estudia la situación de los países de la UE y de algunos vecinos, que acaba de publicar los datos de 2015, descubriéndonos que la tasa de pobreza en España se sitúa en la zona media-baja del continente.
Los españoles con trabajo o parados tienen un nivel de vida similar al de otros europeos con empleo, y si el 17 por ciento de los desempleados españoles sufren carencias severas, la media europea es del 26 por ciento.
En Europa el cinco por ciento de los ciudadanos con trabajo está en dificultades graves, mientras que en España es el cuatro.
No aparece en las estadísticas de Eurostat, pero reflexionemos: toleramos la corrupción de los políticos porque la compartimos según nuestras capacidades, evitando el IVA de las chapuzas, y hasta los líderes de Podemos cobrando con facturas manipuladas.
Cuando nos abducen esos tertulianos proclamando que este país es un desastre, y nos lo creemos, estamos siendo víctimas del ejercicio de hipnosis colectiva que llevó a los alemanes a votar a un tan Adolf, autoproclamado luchador contra las castas de los políticos corruptos.
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SALAS