Hemos visto a muchos sospechosos de corrupción detenidos y esposados camino del juez después de que responsables del Ministerio de Interior llamaran a las televisiones para que divulgaran las imágenes.
Los retenidos sufrieron la denigrante “pena de telediario”, castigo que se les hace pasar a algunos famosos y miembros de los partidos de la oposición para avergonzarlos.
Son parte de un auto de fé montado por los gobiernos, especialmente los de Zapatero, para demostrar que castiga a los malos: se intimida así, a modo de chantaje, al contendiente político.
Ahora, y bajo el gobierno centroderechista del PP defensor de los poderosos, según la oposición, el Ministerio de Interior hace lo mismo y no emplea igual contundencia para acabar con el pillaje del estalinista Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), que podría extenderse por el país porque no sufre castigo de esposas-telediario-celda.
Muchos de quienes vieron en el extranjero las fuerzas del orden observar pasivamente los saqueos de dos supermercados bajo la dirección del alcalde y diputado de IU, Juan Manuel Sánchez Gordillo, pensaron como los desconfiados mercados que nos financian, que España es país de poca Ley.
Sí, el ministro Jorge Fernández Díaz anuncia el cumplimiento de la legalidad, pero sólo sigue el modelo de exhibir al poderoso esposado.
Demuestra que con el PP también hay torres abatibles, como Iñaki Urdangarín, y que tolera los asaltos en nombre del pueblo trabajador, realmente gente que vive ricamente subvencionada desde hace décadas.
Aunque no pudiera detenerse al aforado Gordillo, debería aplicársele a sus camaradas, como permite la Ley, la “pena de calabozo televisiva”.
Y entre diligencias descansadamente elaboradas podrían tenerlos retenidos 72 horas antes de entregarlos al juez, quien como siempre los dejará libres porque España es país de muchas leyes y poca Ley.
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