Revista Sociedad

España, país de pandereta

Publicado el 16 mayo 2013 por Germanbg
La España de Urdangarin es una España temerosa y asustadiza. Tiene, entre otros muchos, miedo al demonio, a la pobreza, al cáncer, a la policía, a las cucarachas, al comunismo, al capitalismo, a las erupciones, a los terremotos… Somos una sociedad predecible, y no lo digo porque el día diez vayamos todos (o casi) a ver el Real Madrid – F.C Barcelona (¡que también!). Permítanme explicarme, se nos cala rápido: mesocracia venida a menos, falócratas renegados, supervivientes en medio de una bancocracia opresiva y una cleptocracia permitida. No es raro oír el chascarrillo de - “no pasa nada, eso lo paga el Estado, la Junta, Europa”. Esta frase no hace sino demostrar día tras día la inopia en la que nos encontramos inmersos, ya que el Estado, la Junta y Europa la sostenemos con el dinero de todos. Se mira peor al chabacano carterista que al político ratero. Ladrón este de guante blanco que comete su usura muchas veces sirviéndose de mastodónticas obras. En nuestro país destacan AVE, aeropuertos y tranvías que no solo buscan el beneficio social y el obtener votos fáciles sino que también son utilizados por los gobernantes con el oscuro fin de camuflar sus codiciosos e incívicos comportamientos de caco refinado (si es que estos dos conceptos son compatibles). Porque una cosa es “meter la pata” y otra bien distinta es “meter la mano”, aunque con frecuencia estos términos se entremezclen y acaben teniendo parangón similar. Respecto a lo anteriormente expuesto en la actualidad destaca el caso del siempre controvertido yerno del rey, Iñaki Urdangarin. España, país de pandereta
Del duque de Palma creíamos que presidía una organización, la del Instituto Nóos, sin ánimo de lucro ¡que equivocados estábamos! Veamos: Entre la Generalitat del “elegantísimo” Camps y el Govern balear del "velocísimo" (por lo del velódromo) Jaume Matas, el Instituto Nóos recibió casi seis millones de euros públicos para organizar tres eventos deportivos. De este dinero el fiscal acusa a Urdangarin de la evasión en los paraísos fiscales de Belice y Reino Unido de al menos 650.000 euros. Por otra parte, entre 2004 y 2007, los duques de Palma ampliaron su patrimonio inmobiliario con seis pisos, un palacete en el centro de Barcelona, dos plazas de garaje y un trastero. Esta etapa coincide con el tiempo en el que Noós recibía dinero de la Generalitat, del Govern, del Banco de Valencia o de la SGAE (nótese que todas estas instituciones tienen su integridad en entre dicho). Las cargos continúan y otros nombres destacados se han visto empañados por este caso. Por ejemplo, Diego Torres (ex vicepresidente de la asociación) , José Luis “Pepote” Ballester ( director general de Deportes del Govern en la última legislatura del PP) o Raimundo Alabern ( ex gerente del Instituto Balear de Turismo). Pero volviendo a Urdangarin, quisiera ahora reflexionar sobre la monarquía. Institución ésta a la que se le transige y toleran todas las gracias. No es difícil percatar aquí la mediocracia de la que somos víctimas. La sangre azul siempre ha recibido el favor de los medios de comunicación que cuáles lacayos ríen sin mesura alguna cada una de sus ocurrencias (como si de divinidades se tratase). El lenguaje se utiliza con sutileza en el tratamiento de las noticias relacionadas con la realeza, les ilustro con un titular de hace algún tiempo, “Ceuta aclama a los reyes y da una lección de patriotismo democrático”. Como quién no quiere la cosa “patriotismo democrático” y "aclamar a los reyes" se han fundido en una misma oración. Este trato indulgente para con la corona no sólo se limita a España, sino que es una constante en el resto del territorio Europeo. Así pues y al igual que ocurre en nuestro país a los monarcas se los ensalza y enmascara cuándo es menester. Citemos un caso internacional para poner de relieve lo último. “El País” encabezaba uno de sus artículos así: “Los MacCann contratan al abogado de Pinochet con los donativos recaudados”, sin embargo, que este mismo tipo es asesor legal de la reina de Inglaterra ocupa un lugar inexistente dentro de la noticia. A nosotros, el vulgo se nos marea. Se nos hace ser acríticos en muchas ocasiones con el tema. Veamos, la constitución dice que los 8.430.000 euros que recibe la Casa Real pueden ser gestionados “libremente” por el rey. Pero ¿dónde se indica que esa administración deba ser secreta y no pública? La España de Urdangarin es folclórica, rutinaria, secular, y sobretodo tradicional ¿o creen ustedes que ahora Don Juan Carlos va a salir a declarar y rendir cuentas por los trapicheos de su yerno?

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