23 de mayo. Hoy es un “gran día”. España se tiñe, como en otros tiempos, tras un ejercicio de impecable “democracia” urnística, de azul. Bien es cierto que un poco más claro, por aquéllo del paso del tiempo, que destiñe un poco, aun sin conseguir eliminar del todo las esencias.
No entiendo nada, aun poniéndome a pensar con todas mis ganas. ¿Qué extraños mecanismos mentales llevan a la gente a dar mayorías absolutas a los corruptos, a los que no sólo no les ha parecido excesivo, sino lo contrario, el ajuste llevado a cabo, a los que se ríen de nosotras y nosotros en nuestra cara, excepto el último mes y medio antes de las elecciones, cuando se vuelven hasta simpáticos para que les elegimos para que vuelvan a darnos por el culo durante otros cuatro años…?
La ciudadanía, en un magnífico ejercicio de sus libertades democráticas y/o constitucionales, decide que para salir de una crisis provocada por el neoliberalismo (aplicado a rajatabla por los supuestos “radicales de izquierda”), lo que se impone es votar… más neoliberalismo. Para evitar las políticas derechistas del PSOE, votamos derecha ultraderechista. Grandiosa cultura política, la de este país. Aunque también es verdad que para algunos la lógica es clara. Las medidas neoliberales del PSOE se han llevado a cabo por radicales de izquierda (sic)… Ergo, la “extrema izquierda” tiene la culpa de la aplicación de las recetas a las que combate… (de verdad que lo intento, pero no consigo entenderlo del todo).
Impoluto razonamiento, dirán algunos, que miran Grecia con asombro. Como había que rescatarla, ajuste, cargado sobre los más débiles; como parece que no funcionaba (obviamente por culpa de los débiles), más ajuste. La lógica es aplastante: no falla la teoría, falla la gente. Así que a hostias con ella, económicas y de las otras, si se mueven un poco…
Porque democracia es ir a votar a alguien que no te representa, pero que además, aunque lo haga en alguna medida, puede pasarse por el arco del triunfo lo que prometió para hacer exactamente lo contrario. Y amparado por “las instituciones”. En fin.
La lógica, no creáis, es impecable: “a esta panda de gilipollas les seguiremos exprimiendo, pero con su consentimiento”. Si el sistema es perfecto.
Lo peor es que nos lo creemos. No voy a traer a colación declaraciones de esta semana, que retratan fielmente la miseria intelectual, política y personal de tantas y tantos. De todos aquéllos y aquéllas que se escudan en las instituciones para desmantelarlas en relación a todo lo que no está a favor de sus intereses.
Aguirre, Rajoy, sois unos miserables. Zapatero, Rubalcaba, Chacón, lo mismo. ¿Qué nos queda?
Pues es evidente. Mandaros a tomar por culo a tod@s, romper con todo. De momento todo ha sido pacífico, pero evolucionará. Nadie dijo que fuera fácil, ni que los mártires no tuvieran que surgir en ambos bandos. Eso sí, esta vez no los pondremos sólo nosotr@s. Habéis firmado el principio del fin. Ésto irá más lejos: os exigiremos democracia (y no nos la daréis, defendiendo unas urnas que sólo regeneran dictaduras disfrazadas); os exigiremos respeto al soberano (aunque sólo se lo déis, a cabezazos, al rey, que no es soberano ni nos representa); os exigiremos que cubráis las necesidades básicas (aunque prefiráis desviar el dinero público a las manos de los grandes ladrones, que, disfrazados de benefactores e impulsores de la economía, se dedican a coleccionar arte, yates y víctimas sociales…); os exigiremos que seáis demócratas (aunque sepamos que es imposible -Fraga sonríe al fondo de la estancia-…) y tardaremos, pero lo conseguiremos. Por las buenas o por las malas. Pero esta vez el mecanismo está en marcha.
Leed historia, os aconsejo. Por menos de ésto pasaron cosas que ahora apelamos de “gloriosas” (revolución francesa, 1848, independencias…). Y se quitaron coronas (con la cabeza puesta), cayeron regímenes (con la Gillette en la plaza La Concorde), se derrocaron dictaduras (excepto en la España que heredásteis)… y los tiranos fueron condenados al vertedero de la historia.
Tendréis la fuerza, podréis avasallarnos… incluso por las urnas. Pero no se detienen los procesos sociales. La historia es nuestra, y la hacen los pueblos. Recordad. Y, ahora es más fácil. Quizá, la próxima movilización se plantee de otra manera. Y perderéis.
Esta vez, muchas y muchos os estamos dando un ejemplo de verdadera democracia. Y, más temprano que tarde, abriremos las grandes alamedas que nos permitan avanzar hacia un mundo mejor.
P.D.- Reíd hoy, que podéis. Mañana posiblemente os cambie la cara… Avisad@s estáis. Por si acaso, os dedico una cierta dosis de ternura… (ésta última frase es sólo para iniciad@s, pero si no sabéis, podéis preguntarme)