España se juega la vida el 28 de abril porque no está preparada para resistir toda una legislatura dominada por Pedro Sánchez y sus amigos desleales, ajenos a la democracia y llenos de odio a España. Las elecciones del próximo 28 de abril son las más importantes y cruciales desde la muerte de Franco y en ella nos jugamos no que gobierne la izquierda o la derecha, sino la supervivencia de España como nación porque Pedro Sánchez, si obtiene los votos suficientes, va a aliarse con los partidos que odian a España y eso supone cuatro años de demolición. El drama de España es que el viejo PSOE, que tenía rasgos de españolidad y decencia, ha muerto, asesinado por Zapatero y Sánchez. En consecuencia, muchos de los que rodean a Pedro Sánchez, que en el pasado habrían sido expulsados, mandan hoy pensando que cuanto mas débil sea España, mejor para ellos. Las circunstancias nos obligan a movilizarnos como si fuésemos a salvar la patria de una invasión. Ante las urnas solo hay dos opciones: por un lado la rotura de España, si gana Pedro Sánchez, y por otro la salvación, bajo un gobierno que respete la Constitución y la integridad nacional. ---
Las encuestas de hoy siguen señalando como ganador a Pedro Sánchez, que podría formar gobierno si se une a las fuerzas mas desleales de España, interesadas en destrozar la unidad y la fortaleza de la nación. Parece que de nada están sirviendo que las alarmas suenen y griten que España está en peligro. Cuatro años más gobernados por un PSOE, que debe pagar peaje a los totalitarios, independentistas y enemigos de España pueden resultar letales.
La fractura de España no llegará de golpe y sin causar dolor. será un proceso traumático y dañino que nos enfrentará a unos con otros, que causará víctimas y que podría terminar con la voladura de la España que conocemos. Será un proceso doloroso, acompañado de escándalos, desafíos, humillaciones, impuestos abusivos, endeudamiento, tensiones, fuga de dineros y de empresas, empobrecimiento de la sociedad, incremento de la violencia y con el establecimiento de la tensión como elemento dominante de nuestras vidas.
Aunque el proceso de ruptura ya se ha iniciado y tiene sus plazas fuertes en Cataluña y el País Vasco, el proyecto de destrucción de la España actual incluye la incorporación de Navarra, Baleares y Valencia a las corrientes independentistas y la creación de un ambiente de enfrentamiento civil parecido al que provocó la guerra civil de 1936-39.
El PP, que es un partido con enormes deudas contraídas con los españoles por haber colaborado con el nacionalismo y haber alimentado, junto con el PSOE, el monstruo del nacionalismo y del odio a España en tierras vascas y catalanas, parece haber cambiado de rumbo con Pablo Casado y ahora tiene pánico a la voladura de la nación, mientras que el PSOE es, junto con Podemos, el gran apoyo de los nacionalistas y la quinta columna de los dinamiteros, incrustada en el corazón del Estado.
La gravedad del momento nos empuja a restar prioridad y relegar problemas tan graves como la corrupción, el abuso de poder, los impuestos abusivos, las mentiras del poder, la desigualdad, la injusticia, el incumplimiento de las promesas electorales, la financiación de los partidos y otros muchos, para centrar la atención en el drama de una España cuya existencia como nación está en peligro. Si gana el PSOE y forma gobierno apoyado por los partidos de la deslealtad y el odio, España quizás esté perdida.
Cuando se abran las urnas el 28 de abril, muchos acudiremos a los centros de votación con solemnidad y con el corazón encogido, conscientes de que nos jugamos el destino de nuestra nación y que depositaremos nuestras papeletas tristemente divididos en dos bloques, como ocurrió en vísperas de la Guerra Civil: los que quieren salvar la nación y los que votarán para que se despedace.
Francisco Rubiales