Los dos fenómenos más preocupantes con los que nos enfrentamos a corto plazo son el independentismo catalán y la emergencia de Podemos como alternativa de gobierno.
Ambos presentan fuertes componentes emotivos que los afianzan ante sus adeptos y por ello sólo pueden ser desmontados desde un análisis estrictamente racional, argumentando, o sea, partiendo de premisas que nos permitan extraer conclusiones.
Eso desaparece cuando entran en juego procesos afectivos que crean rechazos, proyecciones, identificaciones, etc.
Los sentimientos- pasiones en su grado extremo- son calientes, subjetivos y dividen. La razón es fría, objetiva y une a las personas.
No los hagamos crecer a base de descalificaciones fáciles, “juicios sumarísimos”; simplemente, analicémoslos y se irán diluyendo.
