España avanzó hacia cuartos de final. Un destino modesto para un equipo que presumía de corona europea y sobre todo de estilo antes del Mundial, pero al que el inesperado traspié ante Suiza estuvo a punto de desmoronar. Como ocurre tantas veces, lo que no te mata te hace más fuerte, y España, tras una primera fase llena de angustia, parece liberada en el momento de los cruces. En el momento de la verdad.
Del Bosque cuenta, además, con el jugador del torneo. David Villa sumó ante Portugal su cuarto tanto en el Mundial, asumiendo toda la responsabilidad ofensiva en un equipo falto de alternativas. Porque Fernando Torres no está -es inconcebible que un futbolista haga pretemporada en plena competición- y otros que podrían dar más filo al equipo, como Silva o Cesc, apenas están contando para el amigo Vicente.
En el haber de técnico, por cierto, la arriesgada apuesta de Fernando Llorente. La salida del corpulento delantero del Athletic atormentó a los centrales portugueses, que hasta ese momento estaban teniendo un partido bastante cómodo. Con todo, España sigue acusando ciertas carencias, por hoy es día de celebración. Dejemos otras cuestiones para más adelante, si llega el caso. Hasta el cruce con Paraguay -verdugo en los penaltis del Japón del gran Honda- hay tiempo.
PD: Mal partido de Portugal y pésima actuación de Cristiano Ronaldo, que redondea una temporada para tirar directamente a la basura. En cuanto al carácter infantiloide del futbolista sin abuela, hace tiempo que dejó de ser noticia.