Ahora que se viaja a cualquier parte del planeta y se intercambian productos de todo origen, nos parece que la globalización es una revolución de la actualidad, cuando la crearon los españoles hará cinco siglos dentro de muy poco.
Este año se prepara la conmemoración de la primera vuelta al mundo, iniciada en 1519 por el portugués Fernando Magallanes al servicio de Carlos I de España, y concluida por el guipuzcoano Juan Sebastián de Elcano en 1522.
En Filipinas, llamadas así en honor de Felipe II, hijo de Carlos I, y donde había muerto Magallanes en un ataque de los nativos, comenzó la globalización española a partir de Cebú y Manila.
El almirante José Ángel Sande, estudioso de aquellas rutas, puede ser, junto con el fallecido Miguel de la Quadra Salcedo, uno de los primeros divulgadores de la globalización española como antecedente de la actual, que presenta en escritos y conferencias.
El Galeón de Manila o de Acapulco, los barcos que llevaron durante siglos mercancías desde Filipinas hasta México, y volvían con productos americanos y españoles, tardaba hasta cinco meses en hacer su ruta.
Las mercaderías hacia América eran fundamentalmente chinas, como el “españolísimo” mantón de Manila, elaborado en Cantón.
Aquella China a finales de la dinastía Ming y con toda la Qing, que perduraba en 1898 cuando España perdió Filipinas, estaba a menos de una semana de navegación de Manila, pero como se miraba el ombligo por ser el “Imperio de en Medio”, se despreocupó de otro lejano que se le acercó sumamente codicioso.
China perdió dos guerras el siglo XIX contra la imposición del opio inglés y su cambio de mentalidad la llevó al capitalismo comunista, un ambicioso cambio expansionista parecido al de la España imperial y globalizadora del siglo XVI.
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