En octubre de 2016, Agilolf Kesselring, un historiador alemán, descubrió algo inesperado mientras investigaba el pasado de la Wehrmacht en los archivos secretos de la BND (Servicio de Inteligencia de Alemania). El descubrimiento fue un pliego compuesto por 321 páginas titulado “Versicherung” (seguros), que contaba la creación, cuatro años después del fin de la Segunda Guerra Mundial, de un grupo paramilitar compuesto de antiguos nazis que formaría un fuerza de defensa ante una eventual invasión comunista de Europa. Se suele creer erróneamente que tras el final de la Segunda Guerra Mundial y el desmantelamiento del III Reich, el nazismo desapareció con ello.
Al mando, se encontraba el ex coronel Albert Schnez, que también parece ser el ideólogo. Tras la guerra se dedicó a los negocios en el sur de Alemania, lo que proporcionó buenos contactos y financiación para el ejército clandestino. El gobierno federal alemán supo de estos contactos en 1951 pero no hizo nada al respecto. A finales de la década de 1950, Schnez formó parte del entorno del ministro de Defensa y posteriormente fue jefe del Estado Mayor. Schenz mantuvo muy buena relación con algunos dirigentes importantes, sobre todo en el Bundeswehr (Ejército federal), como Hans Speidel que sería el comandante supremo de la OTAN en Europa Central en 1957 y por Adolf Heusinger, primer inspector general del Bundeswehr.
Los documentos mencionan que hubo numerosos contactos entre Albert Schnez, con Otto Skorzeny. Ambos se reunieron en Suabia en 1951 (dónde Schenz tenía sus negocios) y llegaron a un pre-acuerdo de cooperación, aunque no deja claro que se materializara. Según se puede observar en los documentos, los responsables del proyecto reclutaron a unos 2.000 antiguos nazis con el objetivo final de conseguir más de 40.000 efectivos. Para la instalación de su sede clandestina se pensó inicialmente en en Suiza, pero parece que los contactos suizos en el gobierno helvético no estaban dispuestos a arriesgarse y poder perder su carácter neutral.
La opción mas factible fue España, en donde se establecieron los contactos necesarios para utilizar las infraestructuras de que disponían los norteamericanos en el país y utilizar la península ibérica como sede para el grupo y poder organizarse para sus posibles acciones anticomunistas.
Otto Skorzeny, el oficial nazi que rescató, en una audaz misión, a Benito Mussolini de su detención en el Gran Sasso, encontró refugio en España tras la la guerra y fue protegido por el gobierno español, al igual que otros reconocidos nazis como León Degrelle, para el que realizó diversas misiones. Uno de los objetivos de Skorzeny era aprovechar su situación en España para establecer una base para la "Legión Carlos V", un ejército clandestino formado por antiguos nazis con esa misma misión que el descubierto en el pliego hallado por Agilolf Kesselring.
Skorzeny falleció en Madrid en 1975 y Schenz en 2007.
Para saber más:
El País
Zeit
Der Spiegel
Historia de Iberia Vieja
Yahoo