Toda la simpatía que inspiró el estudiante español herido por el asesino islamista del camión en Berlín, despareció tras conocerse sus tuits de apoyo al terrorismo etarra y de odio hacia los demás españoles.
Por ser español, precisamente, estaba en Berlín con beca Erasmus abonada por los 46,5 millones de esos españoles a los que insulta con términos soeces.
El bilbaíno Iñaki Ellakuria, con sus heridas y dolor, conoce ahora algo de lo que sufrieron las víctimas de ETA y de esa hostilidad física y moral de odiantes como él.
Esa maldecida España se encargó de apoyarlo tras el atentado a través de los servicios consulares que pagan los demás españoles, gracias a los seguramente cobrárá una indemnización como víctima del terrorismo.
Y en el momento del atentado la España estúpida que hay que hacer desaparecer, según él y sus secuaces, concluía su representación presidiendo el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas tras sus dos años de representación.
Mariano Rajoy --o cualquier otro presidente de Gobierno, la importante es España, la nación española-- lograba el apoyo unánime del siempre dividido Consejo a su “Trato de personas en conflictos armados”, con especificaciones sobre terrorismo y crímenes de guerra, y sobre la salida de los sitiados en Alepo.
Rajoy, además, se entrevistaba a petición estadounidense, con el futuro vicepresidente Mike Pence y el próximo secretario de Defensa, general James Mattis, para los que España es hoy uno de los países europeos de mayor peso.
La ven así en contraste con otros Estados de la UE, en especial Grecia, Italia, Francia, incluso Alemania, y todo ello, tras el Brexit.
España era importante, pero ahora será más ante la inevitable Era Trump, aunque les disguste a Ellakuria y a los demás autoodiantes.
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SALAS
... y el saludo del genial Salas al que se añade este humilde escribidor en estas Navidades. Para todos los seguidores de ambos aquí.