Hace poco celebraron en el Carrefour al que voy a hacer la compra la "semana española", es decir, jamón, chorizo, y demás embutidos por doquier, paellas precocinadas hechas para y por franceses que en su vida han probado una paella made in Spain, y vino de garrafón que casi merece ser mezclado con gaseosa como castigo.
Y, lo mejor, el puesto triunfal a la entrada del súper con maniquí vestido de torero y bandera de Espuña ondeando orgullosa en el aire de los congeladores con aroma a chorizo y lejía.
Un consejo a los recién emigrados y a aquellos que piensan emigrar: desconfiad de este tipo de secciones "españolas", y pedidles a vuestras madres, padres, y/o amigos que os envíen vuestros productos preferidos desde España. Que aunque el francés se vista de torero, francés se queda.