Tal vez esta situación es la segunda en el ranking de trastornos benignos más aterradores para los padres después de una convulsión febril. Asustados, al verlo por primera vez inician maniobras de reanimación sin ton ni son, a hacer boca -boca o reanimación sin tener práctica alguna.
El espasmo del llanto o del sollozo es un paro o falta de movimientos respiratorios que se produce después de una situación de estrés con pérdida temporal del conocimiento que se recupera espontáneamente sin ninguna secuela.
Parece ser debido a una respuesta refleja al miedo, a una situación de conflicto, a un episodio traumático (dolor) o por una situación inesperada como un susto. Bruscamente el niño se queda sin aliento, no respira, durante unos 30-60 segundos, rápidamente se vuelve de color azul (cianótico), puede ir perdiendo el conocimiento con movimientos espasmódicos parecidos a una convulsión leve y en la mayoría de ocasiones la respiración se recupera rápidamente pero en otras lo hace en el momento de perder el conocimiento. El color se recupera rápidamente, mejora con la primera respiración, comienzan a llorar o gritar aunque algunos parecen quedar algo atontados durante un breve tiempo.
Hay dos tipos de espasmo del llanto: el cianótico, más común, en el que los labios y la piel se vuelven azulados y, el pálido, menos frecuente, en el que ocurre todo lo contrario ya que la piel parece de cera. Estos casos normalmente se producen como respuesta a la ira o frustración, miedo, dolor o lesiones/traumatismos leves (golpe en la cabeza). Se presentan entre los 6 meses y 6 años de edad pero son más comunes entre los 12 meses y los 1-3 años. El espasmo del sollozo puede ocurrir desde varias veces al día a hacerlo ocasionalmente
Si el pediatra confirma que se trata de espasmos del llanto y no de convulsiones, los padres necesitarán un tiempo para asimilar esta situación tan angustiosa y enfrentarse al niño con la seguridad de que no le ocurrirá nada malo y aunque parezca duro no se le debe prestar atención ya, en el fondo es como una rabieta llevada al extremo máximo. Contra más caso se le haga más probabilidades tiene de repetirlo.
En lo casos evidentes no es necesaria ninguna exploración neurológica y sólo en caso de duda puede ser necesario hacer un EEG para descartar una epilepsia.o un ECG por si tuviera una arritmia cardíaca. Por el mismo motivo, no se recomienda ningún tratamiento aunque es recomendable hacer un análisis de sangre ya que el déficit de hierro favorece los espasmos del sollozo.
Un trastorno como éste, mal soportado por los padres, puede conducir a una situación llamada del "niño vulnerable"