Bienvenido 2011!! Feliz de que hayas llegado, debo pedirte disculpas y volver a 2010, porque en unos días tenemos que revisar las mejores películas del (ya) año pasado. Da la casualidad que, regresando a septiembre, a mediados de septiembre, se estrenaba el nuevo documental de Enrique Piñeyro, que también juega con esto de la conciencia. Arranca el año y hablamos de la conciencia, porque películas como esta, de las mejores del año, son vistas por muy poca gente. Es una pena. Son películas de las que se puede hablar. Dan ganas de comentarlas y hacen eco en el espectador, por más que en cada sala seamos minoría. Un éxito como "El hombre de al lado"?? Algo muy visto como "Sin Retorno"? Menos. Por ahora, simplemente una gran película. Quizá el tiempo juegue a su favor.
"El Rati Horror Show"
Ya había hecho algo parecido con "Whisky Romeo Zulu" (aquí mi crítica). Enrique Piñeyro se colocó como protagonista en una historia de ficción para recrear una verdad, una verdad que lo involucraba personalmente, al punto de que se interpretaba a él mismo. No hay tantas diferencias en "El Rati Horror Show", una película acaso de tinte documental más definido pero en la que los mecanismos de ficción se revelan desde el comienzo. Allí se encuentra el material de archivo, un compilado de los noticieros más importantes del país que revive lo ocurrido en 2005 conocido como "La tragedia de Pompeya". Minutos después, el director/guionista/actor Piñeyro señala a Germán Cantore y dice "grabando sonido". Acto seguido, un locutor lee las hojas de un guión escrito por Piñeyro; un guión que pertenece a un documental pero que está evidentemente construido de manera narrativa, ficcional: mecanismo expuesto.
Piñeyro es un director honesto, transparente, y no duda en introducirnos en su ámbito de trabajo para mostrarnos cómo intenta defender, desde su lugar como director y como persona, al individuo acusado y sentenciado que cree inocente: Fernando Carrera. Sentado en la sala de edición, y eligiendo visitar ciertos lugares y hablar con determinadas personas, Piñeyro -a veces de manera más espontánea, otras de manera irremediablemente 'actuada'- sigue las páginas de la historia que, como dije, pretende recrear una verdad. Esto requiere de sumo cuidado. En principio, es evidente que "El Rati Horror Show" tenía mucho más material para exponer sobre la causa de Carrera; que sus realizadores conocen el caso al dedillo y comprenden los minuciosos y formales detalles de las operaciones tanto judiciales como policiales (una amiga mencionaba el específico conocimiento de la balística) que rodearon el acontecimiento. Pero a la vez "El Rati Horror Show" es cine, y desde el cine Piñeyro va a aprovechar las herramientas audiovisuales para hacer, a la vez, dos cosas no necesariamente contradictorias: exponer una defensa de Carrera que sea ante todo contundente y presentar, un tanto alejado del golpe de efecto, la mayor cantidad de pruebas existentes para que el espectador también emita un juicio personal.
Esto último es lo más difícil de lograr sin fallas para un Piñeyro siempre transparente pero también atrevido (y muy expuesto) que está, durante todo el metraje, sumamente indignado ante una causa que entendemos para él es la representación de lo peor de este país. El actor, desplegando todo su talento, se queja de la forma de hablar de los jueces, fabricando muñecos de sus personas a los que les habla irónicamente, arremete con preguntas retóricas sobre ciertas cuestiones y hasta despliega una gran secuencia que culmina con una bala en un pedazo de carne (imperdible). Pero nunca falta a la recreación de la verdad, y hablo de la verdad en cuanto a hechos. A través de la lectura de fragmentos de fallos y denuncias, recolección de fotografías y material de audio y video, y sobretodo mediante una admirable reconstrucción física de las más de 10 marcas de balas que se encontraron en el auto de Fernando Carrera, los hechos salen a relucir.
Es impresionante también cómo está manejada la entrevista que Piñeyro le hizo a Carrera, de la cual en la película se ve poco y debe haber sido más extensa. El realizador está tan convencido de su inocencia que en ningún momento expone en pantalla preguntas suyas o respuestas del preso que puedan ayudar de forma totalmente directa (el testimonio personal es una herramienta muy fuerte) a la posición ya tomada. Y yo no fui engañado por un director honesto, astuto guionista y humilde actor. Para bien o para mal, "El rati horror show" debe repetir testarudamente una importante cantidad de hechos. Hay pocas cosas más irrefutables que el hecho.
El especial del blog se titula "Conciecia Sucia". Creo que el último plano del film, con los muñecos de los jueces acostados en una cama en medio de la calle, dice bastante de una conciencia un poco intranquila (la de ellos). No recuerdo si esto estaba armado sólo desde la imagen o también desde el diálogo, pero funcionaba. Para los fanáticos musicales está el video del final, una rockerísima versión de "El reino del revés" de María Elena Walsh. Se las dejo.
---9/10