Pablo Rodríguez – Tu gallego de referencia (ojo, pilla pañuelicos).
Resumir el 2020 en tres libros: esa es la tarea que nos propone Dani, como cada año, y si bien ya suele ser difícil, éste lo es un poco más. El arte, la literatura, es un intercambio en el que no sólo el lector conserva algo de las obras que procesa; los libros también se quedan una parte de nosotros que es consustancial al contexto desde el que los consumimos, y vaya un contexto ha sido este año. Quizás por esto las obras que más huella han dejado en 2020 han sido aquellas en las que más hemos podido volcar todos esos intangibles que tanto afectan a la hora de leer:
- La pérdida, o la distancia, y la sensación de que las relaciones con tus personas queridas están supeditadas a una suerte de contacto permanente que es fácil que muera por inanición. La soledad tiene gravedad propia y la comunidad es una «nave radiante que porta en sus entrañas a todos los que has querido». No te vayas sin mí, Rosemary Valero O'Connell, (Astiberri)
- La comunidad: ese hogar que buscamos a la desesperada y que, al igual que el arte, requiere de un intercambio equivalente; comunicación y aislamiento son piezas en equilibrio que zozobran bajo el contexto adecuado. Y es que la pertenencia es una quimera hermosa con la que es difícil ser razonable. «No puedes tenerlo todo y aún así aportar [a las personas que te rodean]. No puedes detener tu reloj y esperar seguir formando parte del mundo». In an absent dream, Seanan McGuire (Tor).
- Porque la comunicación ha sido difícil y porque algunas conversaciones tienen que ser conducidas por la literatura. Porque un libro es un mensaje, pero también un canal, y lo que se sitúa a ambos extremos. Porque «los libros son cartas dentro de una botella que se lanzan a las ondas del tiempo, mensajes de una persona que intenta salvar el mundo a otra». This is how you lose the time war, Amal El-Mohtar y Max Gladstone (Saga Press).
Javier Miró – Tú escritor, consejero y YouTuber favorito.
Por motivos que no vienen al caso, no leí nada sobre Canción de hielo y fuego, de George R. R. Martin, hasta 2020. Eso sí, me la ventilé en un par de meses y tan ricamente. De hecho, ya es de mis lecturas favoritas de todos los tiempos.
Tampoco había conseguido echarle el guante antes a Los desposeídos, de Ursula K. Le Guin. Pero, una vez más, le he puesto solución en este año fatídico. Y ha sido todo un placer.
De acuerdo, 2020 ha sido un año de ponerme al día con grandes libros, ya que TAMPOCO había leído Los héroes, de Joe Abercrombie. Otra de las lecturas que más me han impactado y, desde luego, lo mejor que he leído del autor británico.
Carla Plumed (a.k.a. Café de tinta): hace tantas cosas, que no serás capaz de seguir todo.
Somos las hormigas, de Shaun David Hutchinson (Kakao Books): El hiper-resumen de esta obra es: un chaval atormentado al que los aliens abducen de forma reiterada tiene en sus manos el poder de salvar el mundo si pulsa un botón. Pero ¿Y si está tan harto de todo que realmente está valorando no pulsarlo? Esta singular obra ha sido sin duda una de las lecturas del año y que no me cansaré de recomendarla. Acoso escolar, asumir la pérdida de un ser querido, suicidio, desestructuracíón familiar…. De todo.
El niño que comía lana, de Cristina Sánchez Andrade: Una recomendación que me hicieron en Gigamesh y de la que me fie (obvio). El niño que comía lana es una colección de relatos que se podrían definir como inquietantes, ese terror intimista y cercano que se aferra a ti en cada historia. Una autora a la que seguirle la pista muy de cerca.
Barro, de Alicia Pérez Gil (nueva edición de Literup): Mi historia con barro es compleja. De las primeras obras que leí en el “fandom”, puede que fuera de los primeros bolsilibros que leí. Una obra que tiene muchas capas, tantas como se le quieran dar. Ahora, llega reeditada, reescrita y revisada en formato novela. Saber el trabajo que hay detrás de la obra y la implicación emocional que tengo con la autora la hace sin duda, de mis novelas preferidas de este año. El viaje de Alicia a través de los distintos mundos será también el vuestro.
María Teresa (In the Nevernever) – Las fotos más bonicas de Instagram.
Estrellas rotas, de VV. AA.: Podría empezar mis recomendaciones con Un poco de odio de mi querido Joe Abercrombie, pero como es un título que creo que aparecerá en más de un top 3, me decanto por otro de mis libros favoritos publicados por el sello Runas este año: Estrellas rotas. Una antología de ciencia ficción china contemporánea editada por Ken Liu. Dieciséis relatos repletos de sentido de la maravilla que nos permiten vislumbrar todo el potencial del género que se está publicando en el gigante asiático. Relatos como «Estrellas rotas» de Tang Fei o «Reflejo» de Gu Shi son dos de mis favoritos, pero el nivel de la selección es tan alto que creo que da igual qué tipo de lectores de género sean, encontrarán más de uno que los deslumbrará y fascinará.
Hacia las estrellas, de Mary Robinette Kowal: A Mary Robinette Kowal la descubrí gracias al relato ganador del Hugo La señora astronauta de Marte así que, cuando se anunció que se publicaría finalmente en español la novela que amplía ese universo que me había enamorado, estaba ansiosa por leerla. Y fue un libro que me dio todo lo que esperaba y más. Un apocalipsis lento, el espacio, un sueño, sororidad, la importancia de los referentes, de luchar contra el sistema y las injusticias. ¡Es maravilloso de principio a fin! Además, ya se puede encontrar en las librerías el segundo libro de la serie: El destino celeste, que cuenta de nuevo con la traducción de Aitana Vega Casiano.
Dos pieles, de VV. AA.: Otra de las joyas del año es la segunda antología de autoras seleccionada y traducida por Sofía Barker que publicó Pulpture a principios de este año pandémico. Los relatos de Susan Palwick, L. D. Lewis, Suzan Palumbo y Priya Sharma, además de ser excelentes, están repletos de crítica social. Son historias sorprendentes y desgarradoras que ponen el foco en problemas de nuestro día a día, como la violencia de género, las adicciones o la libertad. De nuevo gracias a Sofía Barker por el trabajo que está haciendo para dar a conocer a autoras no solo en su maravilloso podcast Las Escritoras de Urras, sino también con sus antologías (Agua en los pulmones y Un descanso para los muertos y otros relatos son otras colecciones imprescindibles).
Isa-Janis (A través de otro espejo) – Siempre con un libro (dos, tres, cinco) en la mano.
En un año tan convulso como 2020, muchos (y me incluyo en este pack) han buscado en la literatura un bálsamo para tantos momentos horribles que hemos vivido en los últimos 365 días. En los últimos años mis lecturas han ido más hacia esa dirección: hacia lo positivo, lo esperanzador, lo que llena de calidez el cuerpo y el alma. Y mis tres lecturas destacadas son un ejemplo de eso. No son las únicas que pondría en mejores lecturas de 2020, pero quizá son las que más dentro me han llegado, las que recuerdo con más cariño. Al 2021 solo le pido que me siga trayendo lecturas así.
To be taught, if fortunate, de Becky Chambers: Me siento afortunada por poder leer, al menos, una novela de Becky Chambers cada año. Pero es que además esta ha sido mi lectura preferida de la autora. En esta novela corta, la historia se aleja de la ambientación de la Peregrina y nos muestra un futuro más cercano, en el que la exploración espacial está muy presente. Los cuatro personajes forman parte de una expedición científica que navegará las estrellas enbusca de respuestas. Es una historia sencilla pero que transmite una esperanza brillante hacia el porvenir. Leer a Chambers siempre es una experiencia cálida y To be taught, if fortunate no es una excepción.
Barrayar, de Lois McMaster Bujold: Lois McMaster Bujold se está convirtiendo en otra autora imprescindible en mi biblioteca y este año ha sido fructífero en cuanto a lecturas de la saga Vorkosigan (algo que espero mantener en 2021). La autora es una maestra en escribir tramas políticas y trepidantes y en darle profundidad a sus personajes. Araly Cordelia, los protagonistas de esta novela, son maravillosos, están bien dibujados y es imposible no empatizar con ellos. Es donde más brilla Bujold, pero no su única virtud como escritora: su universo es fascinante y muy bien ambientado, con todo lujo de detalles. Una lectura obligatoria para cualquier fan de la ciencia ficción.
La sociedad de dragones del té, de Katie O’Neill: Y aunque ha sido un muy buen año de lecturas de novelas, también ha sido un buen año comiquero. Muchos podrían estar en esta lista y ninguno sobraría, pero La sociedad de dragones de té fue una historia que leí en el momento necesaria (en medio de una pandemia, por ejemplo): dulce, bonita, con un mensaje preciosísimo y con un dibujo aún más bonico. Los colores, la ambientación (el tema de los dragones de té me flipa) y los personajes están muy bien trabajados, pero creo que lo que más impresiona de esta obra es la sensación de feel good que deja. Entiendo que algunos le puede parecer una historia demasiado infantil, pero a mí ha sido eso justamente lo que me ha llamado.
Borja Bilbao (Tryperion): tú entrevistador internacional favorito.
The once and future witches, de Alix E. Harrow (Orbit Books): El año 2021 será el año del desembarco de Alix E. Harrow en castellano con Las Diez Mil Puertas de Enero. Hace apenas un par de meses, sin embargo, veía la luz en inglés la segunda novela de la autora, totalmente independiente de la primera. Una fantástica historia de brujas en Nueva Salem a finales de siglo XIX donde la brujería es perseguida y condenada. Tres hermanas se unen al movimiento sufragista para conseguir el voto de las mujeres pero su condición de brujas les pondrá las cosas muy difíciles. Una novela con la que cabrearse, divertirse y no dejar de leer hasta el último capítulo. Espero que su llegada a España sea un éxito y nos permita ver esta novela traducida no mucho más tarde.
Corsepaint, de David Peak (Dilatando Mentes): Una de esas lecturas de las que no tienes ninguna referencia, te pones a leer y apenas puedes dejarlo hasta el final. Seguramente mi gusto por la música rock y heavy y conocimiento de algunos movimientos haya ayudado a que entrase desde la primera página en la historia de un legendario músico de black metal a quien su discográfica le hace viajar de EEUU a Ucrania para colaborar en la grabación de un disco de una banda local. No solo el camino hasta llegar allí es de lo más movido sino que el lugar donde son recibidos es una comunidad que vive alejada de todo capitalismo e influencia de la sociedad actual. Una novela llena de mal rollo y un puñado de escenas de alto voltaje. Mi sorpresa del año, seguramente.
Monster, de Naoki Urasawa (Planeta Cómic): Este ha sido uno de mis retos lectores de este año. No es un desafío especialmente difícil, pero no dejan de ser nueve tomos que suman un total de casi cuatro mil páginas. Poco a poco he ido degustando una historia cuyos primeros cuatro tomos son excelentes. Luego es cierto que la historia se estira sumando unos cuantos cientos de páginas que bien podrían haberse resumido en un tercio, pero esto es algo que ya hemos visto que le sucede a Urasawa relativamente a menudo en sus historias más largas. En cualquier caso, es un manga que llevaba años queriendo ponerme a leer tras haberlo comenzado hace un montón de años en la vetusta biblioteca Pachinco donde se publicó en nada menos que 36 tomitos. Y el resultado está a la altura. Se entiende porqué esta obra aupó a Urasawa a los altares del thriller.
El Geek Furioso de la Literatura– Farmacéutico de día, streamer de noche.
Un Poco de Odio, de Joe Abercrombie: Joe Abercrombie ha decidido regresar este año al mundo donde empezó sus andanzas, y madre mía si ha vuelto por todo lo alto. No voy a negar que este hombre jamás me ha decepcionado con sus libros, pero es que de alguna forma consigue subir el listón cada vez más y más. Todo aquello que amáis de Abercrombie lo váis a encontrar aquí: miseria, enfermedad, dolor y gente volviendo al barro, muchísima gente volviendo al barro. Pero además de ello, Abercrombie ha dotado de evolución y progreso a su mundo, sumergiéndole en una era industrial que trae consigo una nueva caterva de demonios: la miseria del capitalismo, la contaminación de las fábricas y la violencia sin control de los movimientos revolucionarios obreros. Lectura obligatoria. Os dejará los pelos como escarpias.
Se Vende Alma (por no poder atender), de Sergio S. Morán: Me esperaba de todo de la nueva entrega de la detective Parabellum. Risas, cervezas, criaturas mágicas, chabacanería… lo que no me esperaba era tonos de terror y acabar con el corazón desgarrado. Se Vende Alma es la aventura más trágica de todas en las que ha estado involucrada Verónica Guerra, donde nuestra querida detective se ve obligada a enfrentarse a los literales demonios de su pasado y donde Morán nos deja ver al ser humano que hay debajo de la armadura de Parabellum en sus momentos más vulnerables. Un toque de drama que queda perfecto para una serie de humor.
El Ritmo de la Guerra, de Brandon Sanderson: Vamos, ¿hace falta explicarlo? ¡Es Sanderson! No sólo eso, ¡es El Archivo de las Tormentas! Y madre mía si ha sido glorioso. Reconozco que en alguna que otra parte se me ha hecho pesado (esos flashbacks de Eshonai y Venli…) pero en general ha sido fantástico. Hincapié especial en las secciones donde Kaladin y Shallan, por fin, admiten que tienen problemas de salud mental y empiezan a dar pasos adelante para tratarlos. Si sois fans de Sanderson, es lectura obligatoria. Bueno, todo libro suyo lo es, pero este mucho más.
Alberto Plumed (a.k.a. Cyberdark): el librero y YouTuber con barba.
2020 ha sido un año para olvidar a casi todos los niveles, menos en el literario que, personalmente, me ha resultado muy satisfactorio, tanto, que me ha costado elegir mis tres lecturas favoritas. Haciendo un esfuerzo, aquí van, con un orden establecido únicamente por mi cabeza.
Exhalación, de Ted Chiang, (Sexto Piso): ¿hace falta que diga algo? Chiang es posiblemente uno de los mejores escritores de ciencia ficción (o de lo que sea) que hemos tenido y tendremos jamás. Su habilidad para explorar la naturaleza humana, sus deseos, miedos, alturas y bajezas a través de relatos que en manos de otros serían simples artefactos de pirotecnia destinados a ser adaptados a cine hace que leer cada uno de ellos sea una fiesta para nuestra mente. Recomendado para…, ¡qué diablos!, ¡lectura obligatoria en los colegios!
Agujeros de Sol, de Nieves Mories (Dilatando Mentes). ¿Sabéis ese segundo que en las cenas familiares sirve de encrucijada entre coger un cuchillo y arremeter contra tu familia y coger la copa de vino y bebértela para evitar estrangular al pariente de turno? Pues Nieves lo cruza en una obra que nos sumerge en los secretos y cadáveres (reales y metafóricos) que esconde una familia «de bien» junto a uno de los mayores escándalos enterrados de nuestra democracia. A lo largo de la novela, poco a poco vamos asistiendo a como los secretos desatan las tensiones, y lo que parecía una cena de Navidad acaba en una batalla entre lobos disfrazados de humanos. Ideal para quienes quieran bucear en uno de los momentos más oscuros de nuestra historia reciente y los que adoren rascar las brillantes superficies de nuestra burguesía.
Los Últimos Días, de Brian Evenson (Dilatando Mentes). Toda una sorpresa, y es que me enfrenté a este libro sin saber nada de él, pero el coctel de mutilados, muertes, cultos mesiánicos, interpretaciones de la biblia, noir y mucha locura me enganchó e hizo que recorriera toda su historia viviéndola al mismo tiempo que su protagonista: primero alucinando ante el mundo en que me estaba sumergiendo para después resurgir cual ángel cercenado e iniciar una orgia de violencia que nos arrastró a ambos como una espiral descendente de cordura. Totalmente recomendada para aquellos que busquen nuevas fronteras en sus lecturas.
Anticipando 2021Parte II