Revista Belleza
Facebook2Twitter2Google+0Pinterest0LinkedIn0FOTO Pixabay: PublicDomainPictures
Continuamos un sábado más con nuestro especial de Navidad orientado a sobrevivir entre tanta comida copiosa y exceso. Hoy, nos centramos precisamente en eso: en qué hacer una vez se ha realizado el exceso.
Los síntomas son variados: pesadez, dolor abdominal, gases, diarrea o estreñimiento, ardores, etc. Todos conocemos la sensación, así que mejor evitar entrar en detalles. Para evitarlos lo mejor es intentar controlar la cantidad y el tipo de comida que ingerimos.
Un truco sencillo que te ayudará a mejorar la digestión es comer despacio. No sólo te saciarás con menos cantidad de comida, masticarás mejor los alimentos, algo imprescindible para facilitar la digestión. Un estudio llevado a cabo entre 2003 y 2006 por la Universidad de Osaka, en Japón, descubrió que comer deprisa triplicaba el riesgo de padecer sobrepeso.
También a modo de prevención, procura comer alimentos ricos en fibra durante esta época. Te ayudará a enfrentarte mejor a la digestión cuando llegue la comida pesada. Tampoco te olvides de beber dos litros de agua a lo largo del día.
Desde el día anterior a la comida copiosa, evita alimentos o bebidas que te produzcan gases o que sean indigestos para llegar con el estómago lo más fuerte y limpio posible a la comida o cena en cuestión.
Si nada más terminar la comida, empiezas a sentir los síntomas lo mejor es que tomes un digestivo; como ejemplo tenemos la clásica manzanilla y en la mayor parte de sitios he visto que recomiendan el jengibre, pero, honestamente, no lo he probado.
En cuanto al consumo de alcohol, calma. Reserva el cava para el final y procura beber agua entre copa y copa, te ahorrarás la deshidratación que produce la resaca.
Por último, si tienes ocasión de dar un paseo puede ser una interesante actividad familiar muy beneficiosa para la digestión de todos. No te olvides de abrigarte bien, el frío produce muchos cortes de digestión.