Assassin’s Creed es una saga que ha sabido encontrar su lugar en el mercado de videojuegos. Luego de siete títulos producidos para consolas, se acerca el número ocho y, posiblemente, sea el mejor Assassin’s Creed hasta la fecha. Si bien no viene solo, ya que también está previsto el lanzamiento de Assassin’s Creed Rogue, para las consolas de la pasada generación, es evidente que el plato fuerte de la empresa es Assassin’s Creed Unity. Con motivo del lanzamiento de este último a la vuelta de la esquina, nos proponemos repasar un poco su historia y su paso por este mercado tan estrepitoso e intrincado, que es el de los videojuegos.
ORÍGENES
Assassin’s Creed tiene su origen en un lejano 13 de noviembre de 2007. Cuando se daba inicio a la eterna batalla entre Asesinos y Templarios, una batalla que los jugadores llevamos luchando junto con los personajes de la serie durante muchos años, siempre bajo una fórmula base, que trae diferentes y pequeñas modificaciones con cada entrega. En su primer título, controlábamos a un Asesino que vivía su vida en el mundo de la Tercera Cruzada, llamado Altaïr Ibn-La’Ahad.
El juego apareció en el mercado con humildad. Sin atreverse a mucho, apoyándose sobre todo en las buenas gráficas y la excelente ambientación, moneda corriente en la saga. La gente quedó con un gusto semi amargo con esta entrega, hacía falta más jugabilidad, aprovechar más ese mundo tan gigantesco que habían creado, ya que al no tener muchas actividades secundarias a realizar allí, no valía la pena recorrerlo.
Pero el juego marcó el inicio. Tenía ideas frescas: una especie de visión arcana, llamada Vista de Águila, los tan famosos dentro de la saga, saltos de fe, y cómo no, la historia principal (o secundaria) interpretada por Desmond Miles, un asesino del presente, que tras haber sido raptado por los Templarios, es sometido al Animus, un aparato que permite ver las memorias de nuestros antepasados registradas en nuestro ADN. La historia traía un toque de originalidad que nos sacaba una sonrisa por su ingenio. Muchos habrán pensado en su momento, que esa excusa, abría posibilidades infinitas en el juego y es algo que siempre he considerado una maravilla.
La historia de Altaïr fue tomada con cariño por algunos y desinterés por otros. Pero la verdad es que el juego, a pesar de ponerse tedioso tras unas horas, dada su fórmula repetitiva en las misiones, tiene un final atrapante, misterioso y lleno de pistas para una segunda entrega.
EZIO… EZIO AUDITORE, DA FIRENZE
La llegada de la trilogía Auditore fue un baldazo de agua fresca a la saga. La historia se centraba en la Italia Renacentista y venía acompañado de grandes caras conocidas, tales como Leonardo Da Vinci y la familia Borgia, entre otros. Marcando los pasos de Ezio Auditore, recorríamos las calles de Florencia, Venecia, Roma, la Toscana y por último Constantinopla, para acabar con la perversa ambición de los Borgia y cumplir la venganza contra ellos por parte de Ezio.
La historia se centra en Ezio, hijo de un banquero importante de Florencia, que a escondidas de sus hijos era miembro de los temibles Asesinos, pero tras ser descubierta su identidad, es mandado a ejecutar junto con sus hijos por los Borgia y sus subordinados. Ezio se salva de milagro, pero cuando ve la muerte de su familia en la horca, en sus ojos y corazón se graba a fuego el deseo de venganza. Y así comienza el largo viaje de Il Mentore. Un argumento que gustó mucho. Atrapó a cientos de jugadores. Pero no todo termina ahí.
El segundo juego de la saga, Assassin’s Creed II, vino acompañado con grandes mejoras en la jugabilidad. Ahora los movimientos del Asesino de turno eran más fluidos, ágiles y prácticos, aprendiendo habilidades a lo largo de su viaje. Había más actividades secundarias, objetos coleccionables, cofres, y se incluyó un sistema de dinero. Juntando suficientes monedas (florines), podíamos comprar nuevas espadas, cuchillas, armaduras e, incluso, tintes para la ropa.
También se podía invertir el dinero en la Villa Auditore (Monteriggionni), adjuntando a ella tiendas de todo tipo. Armerías, casas de médicos, iglesias, burdeles, fuerte para los mercenarios y hasta sastrerías, podían ser compradas e instaladas en la Villa. Cada una de estas inversiones tenía un beneficio. La villa generaba dinero cada 20 minutos reales, y cuanto más mejorada estaba, más dinero proveía. Además de esto, la Villa era donde todos los coleccionables que fuésemos juntando terminaban. Si sabíamos dónde mirar dentro de la mansión de Ezio, encontraríamos todos los objetos que hubiésemos comprado o encontrado.
Esta idea de inversiones dentro del mismo juego, con dinero ficticio, fue un éxito para el título. Le daba una razón para jugarlo además de las misiones principales. Te preocupabas más por buscar cofres ocultos o simples coleccionables, porque a medida que mejorábamos la Villa, esta mejoraba su aspecto.
Las misiones, se centraban en tres lugares de importancia. Florencia, Venecia y la Toscana. A medida que avanzábamos en la historia, íbamos yendo de un lugar al otro, para luego volver ocasionalmente. El juego transcurre durante varias décadas, por lo que uno puede ver como Ezio va creciendo, tanto en sus habilidades como en su sabiduría, siendo cada vez menos alocado y afinando sus ideas.
La dificultad del juego siempre fue poco elevada. Solo consistía en aprender la técnica correcta para combatir a los enemigos. Pero era entretenido, y siempre daba pie a aparentar ser increíblemente habilidoso en el juego ante alguien que no lo conocía (si habré disfrutado con esto con mis amigos. Ah, la nostalgia).
Luego llegó Assassin’s Creed: Brotherhood. Una expansión a la historia principal del segundo título. Ezio ahora era un adulto, tenía más experiencia y más dolores de espalda al trepar paredes como loco. La historia se centraba en Roma, y si en Assassin’s Creed II luchábamos contra los súbditos de Rodrigo Borgia, en Brotherhood peleábamos contra su hijo, el despiadado César, y obviamente él mismo, ahora llamado Alejandro, al haberse convertido en Papa.
Brotherhood es considerado por muchos el mejor juego de la saga, con la inclusión de un extraño modo multijugador y la mejora del sistema económico, incluido en Assassins Creed II. Ahora, no tenías que mejorar solo una villa propia, sino la ciudad misma donde toda la trama del juego se desarrollaba, que era, ni más ni menos, que Roma.
Podías adquirir tiendas y coleccionables como en el título anterior, pero ahora también podías comprarte hasta el Coliseo. A medida que ibas comprando las mejoras la ciudad iba mejorando. Las calles se veían más limpias, las casas mejor decoradas y hasta los desafortunados que se sentaban en las calles pidiendo monedas iban desapareciendo. Una de las mejoras más destacables era la de reconstruir el acueducto, dejando a la ciudad perfectamente abastecida de agua y dándole una apariencia bella y realizada.
En esta entrega también conocíamos a grandes personajes, tales como el ya mencionado Cesar Borgia, su hermana Lucrecia, la reaparición de Leonardo Da Vinci (que ya comenzaba a dejarse la barba) o Bartolomeo D’Alviano. Cada uno de ellos nos iba enseñando nuevas técnicas o maneras de enfrentarnos a nuestros enemigos.
La mejor y más novedosa implementación de Assassin’s Creed: Brotherhood fue el hecho de que podíamos reclutar asesinos, entrenarlos y tenerlos siempre a nuestro alrededor, esperando la orden para atacar. Cada uno de ellos tenía diferentes habilidades y mejoraban con un sistema de experiencia, que conseguían a través de misiones dentro de Italia o fuera de ella, ya fuera en el resto de Europa o el mundo.
Fue un título que mejoró lo mejorado y aportó nuevas ideas a la saga, convirtiéndose en un juego excelente y digno de disfrutar. Gráficamente se notaba su mejoría y había pocas cosas que resaltaban como decepcionantes y mucho menos como malas. Tal vez lo único que generaba quejas (y es algo que continúa) era la facilidad con la que podíamos derrotar a nuestros enemigos.
En el siguiente título, último que protagonizó Ezio Auditore, viajábamos a Constantinopla. Ezio ya era un adulto/anciano, pero sus habilidades no habían mermado, así como tampoco su genialidad estratégica.
Esta entrega trata acerca de resolver misterios del pasado. La curiosidad de Ezio por el pasado de su padre como asesino así como también por la historia de la Orden en general, lo lleva a viajar a la antigua Masyaf, base de operaciones de los Asesinos en el pasado, generando así, el hilo argumental para Assassin’s Creed: Revelations.
Un título que fue esperado con ganas, pero que al final no aportó nada interesante a la saga. Más allá de cerrar la historia de Ezio, no mejoró en la jugabilidad, no aportó cosas nuevas significativas y lo único que era realmente nuevo e innovador no tuvo éxito alguno: el sistema de creación de bombas.
Realmente, las bombas eran una buena idea, pero no eran para nada necesarias. Dada la facilidad del título al enfrentarte contra enemigos, era más sencillo lanzarte en picado contra los guardias y aniquilarlos con las hojas ocultas que calcular la explosión de la bomba, los materiales que requería para fabricarse, etc.
Un título que paso por las consolas con la frente en alto pero sin llamar mucho la atención.
MI NOMBRE ES RATONHNHAKÉ:TON… MIS AMIGOS ME DICEN CONNOR
Assassin’s Creed III llegó con fuerza. Sus anuncios eran poderosos y emotivos, captando la atención de aquellos amantes de los sucesos acontecidos en la Revolución Americana. El protagonista era un mestizo entre inglés y Mohawk y su historia dejaba bastante que desear, tal vez por su parecido con la historia de venganza de Ezio.
El juego se ve realmente bien. Gráficamente es un espectáculo y como siempre, la ambientación de la época es increíble. Algo en lo que siempre se destaca Ubisoft es en esto. En la ambientación. Como ya venía siendo costumbre, en Assassin’s Creed III también tenemos un sistema monetario y somos propietarios de una Hacienda, que podremos mejorar para generar materia prima y luego venderla en el extranjero u otras ciudades de la joven nación. También podemos usarla para fabricar objetos más valiosos y venderlos a un precio más alto.
Como personajes destacados hay varios, pero por citar solo a algunos, tenemos a George Washington, Benjamin Franklin y Charles Lee. Todos ellos intervienen en la historia a su manera y dan alguna ayuda o complicación al protagonista.
En Assassin’s Creed III se implementa un sistema de cacería. Donde podremos cazar distintos animales y usar sus pieles para la venta o para fabricar objetos. Podremos cazar con nuestras propias armas o usar trampas estratégicamente ubicadas. Personalmente es un título que disfruté mucho. Tal vez porque fue el primer Assassins Creed que disfruté en PS3, pero la verdad es que es un juego excelente.
Si tenemos que destacar algo flojo, es su historia. Era algo aburrida y tenía muchas incoherencias por parte del personaje, que parecía no decidirse nunca entre ser un asesino despiadado o un simple justiciero que no mata, provocando esto en varias ocasiones, problemas extras en la historia.
Su mejor punto fue la inclusión de batallas navales. Su éxito entre los jugadores fue el pie a desarrollar el próximo título. Si bien las misiones eran pocas y de poca importancia, estaban muy bien logradas y dejaban con ganas de más.
Assassin’s Creed III fue un buen juego en general. Mejoraba varias cosas de sus predecesores y dejaba atrás otras. Un incomprendido, podría llegar a decirse.
ASESINOS, PIRATAS, TEMPLARIOS Y GROG… MUCHO GROG.
Assassin’s Creed IV: Black Flag, fue anunciado y comenzó el revuelo. Todos esperaban otra cosa. Todos estaban atentos a lo mismo. ¿Sería este el momento? ¿Podríamos convertirnos en un asesino portando una katana y armadura de samurái? ¿Viajaríamos a los corvados tejados del Japón feudal?
Ubisoft decidió que no. Esta vez, viajamos al Caribe, a disfrutar de las playas, las palmeras y las cristalinas aguas de sus vastos mares. Las batallas navales, presentadas en Assassin’s Creed III tomaron mayor importancia y se convirtieron en el núcleo de esta entrega.
El terreno para recorrer a pie era reducido y las ciudades ya no estaban atestadas de grandes genialidades arquitectónicas, como sí pasaba con Assassin’s Creed y Assassins Creed II y Brotherhood. Ahora solo teníamos ciudades pequeñas, con iglesias como los edificios de mayor altura y diseño.
Nuestro personaje es un pirata que tras encontrarse con un asesino, pelea a muerte por dinero y gana. Tras robar el traje del Asesino y conocer su misión, se dispone a embarcarse en una aventura de traiciones, mentiras y engaños para conseguir una sola cosa; dinero.
La historia es bastante pobre en general, no te sientes identificado con Edward como lo hacías con los personajes anteriores, pero aun así, el juego en general es excelente. Trae mejoras de todo tipo, desde un sistema de combate más fluido, la Vista de Águila mejorada y muchos, muchos coleccionables, hasta un renovado sistema de caza, agregándole el arponeo, para pescar desde tiburones blancos, hasta ballenas jorobadas.
Para algunos, el juego es el mejor hasta la fecha de la saga, para otros, no es más que una excusa para explotar lo único que funcionó en Assassin’s Creed III, las batallas navales.
El juego en general, es bueno, se separa un poco de las anteriores entregas, centrándose más en la exploración del océano (que por cierto es enorme) y no tanto en lo terrestre, pero se puede disfrutar de todas maneras.
BONJOUR, MEURTRIER
La llegada de Assassin’s Creed: Unity va a ser fuerte. No es un título que ande con rodeos o cosas simples. Se nota que Ubisoft está poniendo mucho empeño y cariño en este título y estoy seguro de que será el mejor de la saga, al menos hasta la fecha. No solo tenemos el lanzamiento de este gran título, que solo estará disponible para Playstation 4, XBOX One y PC, sino que también tendremos Assassin’s Creed: Rogue, disponible para Playstation 3. En este título tenemos el control de un templario y la línea argumental y el mundo que exploraremos será parecido a Assassin’s Creed IV: Black Flag.
Unity, trae consigo grandes mejoras en el sistema de juego. Combates más estratégicos y con más personalización.
¿Y QUE PASA CON EL FUTURO?
Si existe en el mundo de los videojuegos una saga que pueda considerarse impredecible, esa es Assassin’s Creed. ¿Quién sabe dónde nos llevará la aventura de los asesinos la próxima vez? Solo podemos hacer conjeturas. Ubisoft no suele dar muchos detalles hasta el último momento y casi siempre, hacia el anuncio de un nuevo título de esta saga, suelen aparecer muchos rumores, que generan hype y no son nada saludables; ni para los jugadores, ni para los desarrolladores.
Si hay algo de lo que podemos estar seguros, es que tenemos Assassin’s Creed para rato. Dadas prácticamente ilimitadas posibilidades, es difícil que la saga se quede en el olvido. Su único pecado podría ser caer en el repetivismo, lo cual parece ser lo más probable a futuro. Pero para aquellos que siguen esta saga con afán (como yo), les diría que no se preocupen. Ubisoft no va a abandonar una saga tan fructífera como esta, al menos, no tan pronto. Y para aquellos que no se animan a probarla, les recomiendo que se animen de una buena vez. Lo digo por su bien. Vas a pasarlo bien, te vas a divertir y te vas a impresionar por más que una sola cosa.