1980… el post punk va dejando paso al misticismo, el lado oscuro y el pop minimalista, pero también a los nuevos elementos de la música electrónica, sintetizadores y otros más experimentales. Los grupos de sonidos caóticos y de la distorsión desmesurada o la voz desentonada se van quedando en segundo plano, y los seguidores de estos tildan de cursis a las nuevas bandas de pop y sus peinados de media melena.
The Fall – How I wrote eslastic man (1980): Editado en un 7” he incluido en su álbum Grotesque, segundo de su carrera, el grupo es liderado por Mark E. Smith, y más conocido por ser un fenómeno de culto, que por sus éxitos. The Fall escapó de la sombra del post-punk por una extraña cantidad de etiquetas, su música no es ni mucho menos armoniosa, y su voz es como un caos. Tan independiente como les fue posible, parecía no tener atisbo de compromiso.
Echo & The Bunnymen - Crocodiles (1980): No solo Echo & The Bunnymen fueron pioneros en una generación que reverenciaba a los Doors, Velvets y Nuggets/Pebbles. El cuarteto de Liverpool dirigió su canal a esos sonidos de los US de los 60 psicodélicos, marcado a pulsos y aun sin asemejarse eran ellos mismos. Crocodiles es el primer LP de la banda, un debut que santifica un sonido nunca triste.
Young Marble Giants – Colosal Youth (1980): Fría indiferencia tubo el don de los de Cardiff, personificado por el sueño de Alison Statton, con voces medio cantadas y grabado en tres días y medio, el álbum fue un ejercicio sostenido de espíritu minimalista, en un vasto intercambio de la corona de los “pre-Smiths”. La banda pronto se disolvería, pero “Colossal Youth” destacó por ser seguido hasta la fecha por fans como Kurt Cobain o Belle & Sebastian.
Durutti Column – The return of the Durutti Column (1980): Banda formada en Gran Manchester por los fundadores de Factory records conjunto con el aclamado guitarrista Vini Reilly. El segundo largo de Factory Records dirigido por Tony Wilson y producido por Martin Hannet. Un segundo despilfarro, que transformo la guitarra clásica y de aire flamenco de Reilly en un Etude electro-barroco. En su primer EP, un año antes de la producción de su primer LP, participaron bandas como Joy Division y Cabaret Voltaire.
Fire Engines – Candyskin (1981): 7 pulgadas de un cuarteto de Edimburgo, que sin estar inspirados por movimiento alguno tenían adornos de funk agudo, con la voz del inescrutablemente gangoso aullido de David Henderson. Candyskin fue su segundo single, al que se añadieron portamentos de cuerdas a sus locos estruendos. Hay un momento, hacia el segundo 20 en el que los heroicos violines se sobreponen a las abruptas dentadas guitarras recordando lo absurdo y lo sublime. Su sonido podría ser reconocido en el que se pudiera llamar su heredero: Franz Ferdinand.
The Televisión Personalities – I know where Syd Barret lives (1981): Editado en 7 pulgadas. Formado por el cantante y guitarrista Dan Treacy y el bajista Ed Ball, sus grabaciones se alejaron del sonido punk para mirar atrás hacia los 60 e inspirarse en bandas como los Beatles, Mod, Pink Floyd o TV Avenger. I know where Syd Barret lives es un tema marcado como cursi y teenager, asombrados de que fuera incluido en la plantilla para la compilación Indie C86.
The Nightingales – Idiot Strengh (1981): Editado en 7 pulgadas. Sus inicios con la semi-legendaria banda de punk The Prefects, con los que no publicaron ningún disco. Robert Lloyd creó la banda y este tema de tensión y ansiedad nerviosa. Como un sabor a Joy Divison, baterías tartamudas, guitarras creando discordia, un barato borboteo de syntes, y el narrador machacando sus dientes y cantando sobre paranoia y distanciamiento. Creyeron que la fama les eludió, pero sus fans se llenaron de alegría en su retorno en 2004
Oranje Juice – You can’t hide your love forever (1982): Banda escocesa, que debido a la crisis financiera del momento tuvo que cambiar su propio sello Postcard Records a Polydor Records para sus debut, liderando el llamado Sound o f young Scotland. Aun con las limitaciones del grupo, fue recordado como una de las mejores grabaciones indies, con tan solo tres acordes y gran actitud para subirse al escenario. Según muchos críticos este disco es la piedra fundamental de lo que hoy se denomina indie.
New Order – Temptation (1982): Editado en 7 pulgadas. La banda se formó tras el suicidio de Ian Curtis, disolviendo Joy Divission. Llevaron la inspiración del post-punk a la electrónica para cambiar el sonido depresivo de su anterior banda, haciendo un mayor uso del sintetizador, la banda fue tomada como precursora de esta nueva onda de sonido inspirador, que les hizo ser una de las bandas más influyentes de la música popular de las décadas de los 80 y 90.
Josef K – The Missionary (1982): Editado en 7 pulgadas. La banda llamada así por el escritor checo Kafka. Editaron dos álbumes con la discográfica Postcard, fue como un amor fugaz del indie con una efímera condena brillante. The Missionary es una tundra-funk anteproyecto de fusilería que se devaneó por las pistas de baile durante los siguientes 25 años.
The Wild Swans – The Revolutionary Spirit (1982): Editado en un 12 pulgadas. Mientras en Manchester se forjaban los indies como poetas lanzados al fregadero, Liverpool se nutría con grupos de romanticismo ingles tradicionales. Esta banda estaba formada por componentes de otros grupos conocidos como Echo & The Bunnymen, y aunque sus éxitos no entraron en ninguna lista, llegaron a tocar por Europa, Estados Unidos, Japón o Filipinas.
Marine girls – Beach Party (1982): Formato LP. Con influencia desde The Pastels o Belle & Sebastian, hasta los actuales Best coast, este trio aplico la ética del “Do it yourself” a sus composiciones y grabaciones como Young Marble gigants o The raincoats. El álbum fue incluido en una lista de los 50 álbumes que influenciaron a Kurt Cobain y que el mismo escribió en su agenda. Son composiciones minimalistas de guitarra, principalmente acústica y con incursiones de pequeñas percusiones en las que destacan las voces femeninas.
Próxima entrega… 1983 (y comienza con The Smiths!!!)
Lee la Primera Parte: The UK Indie TOP 100 Records – Parte I