Continuando con nuestro ESPECIAL WOODY ALLEN, a propósito del estreno local de Café Society (2016), hoy analizamos Radio Days (1987).
El cine de Woody Allen siempre está predispuesto a la comedia. Sin duda es el género donde más se destacó. Aún así no es difícil resaltar alguno de sus dramas como Match Point (2015), Annie Hall (1977), entre otros. El sexo y el romance son LOS temas que siempre transita, sin embargo, la nostalgia es otra de las temáticas que el director se encarga de abordar frecuentemente.
Sucedió, por ejemplo, cuando hizo un homenaje a su primera profesión (comediante) en Broadway Danny Rose (1984); también se encuentra en las constantes alusiones a Nueva York, presente en casi toda su filmografía; o al recuerdo de otras épocas de la historia como en Medianoche en París (2011). Sin ir más lejos, su última producción, Café Society (2016), está ambientada en la década del 30 con locaciones que varían entre Los Ángeles y Nueva York.
Por eso, destacamos Radio Days (1987), en la cual el director norteamericano decidió retomar su infancia o parte de la gran cultura popular surgida a partir de la radio, el gran medio de masas que empezó con la comunicación constante. Luego vendría la tele, después internet, pero en la radio existe una nostalgia importante por la magia que sus programas transmitieron, y que aún hoy continúan generando.
Porque en Radio Days, Woody Allen no se encarga de registrar solamente al "star system" que el medio generó, o a la relación que había entre los oyentes y los comunicadores, o la reunión que cada programa lograba en sus radioteatros. De alguna forma logró retratar todos los universos, presentes en el medio, de una forma mágica.
Un gran homenaje a un momento de la historia, ya lejano, pero fundacional de lo que es nuestro mundo actual. Porque es obvio que cada dispositivo mediático tiene su propia historia, su referencia y nacimiento en función al anterior, su mística y su aura. Pero la influencia y la forma en que la radio marcó nuestra cultura entre 1920 y 1950 fue muy importante, y hoy queda un poco lejana y menospreciada en su historia por la expansión sin límites de la imagen.
Al prescindir de lo visual, los oyentes tenían que desarrollar la imaginación y lo contemporáneo brillaba de otra forma. La voz y el sonido empezaban a tener protagonismo, y el juego que se permitió entre el oyente y el medio fue casi mágico. Radio Days retrata esa esperanza y ese diálogo imaginario que, en los medios posteriores, es difícil de expresar con tanto romanticismo.
Porque la tele tiene sus cosas positivas, pero siempre se la catalogó como una "caja boba". Internet es percibido como un espacio de expansión de la democracia y de la igualdad, también de la virtualidad y el alcance mundial en segundos, pero además se entiende como generador de alienación y del control estricto por parte de las grandes corporaciones.
Como bien marca la película, y como es la historia mediática mundial, todos los medios coexisten entre sí. Pero es imposible imaginar la radio por fuera de la explosión musical que inauguró, con el jazz y el swing, o el tango en nuestro país. Dio inicio al sistema de estrellas musicales con fuerza, con figuras como Cole Porter, Louis Armstrong o Carlos Gardel. Después vendrían el blues, el rock y el pop, pero es imposible pensarlos sin este antecedente.
La radio también tenía importancia en la narración de las ficciones. Si bien el cine ya atravesaba una infancia importante, con el blanco y negro y la musicalización como principal sonido, las historias que realmente trascendían, en ese momento, se transmitían por antena y llegaban a diario por los transistores que reunían a las familias. Algo muy diferente a lo que sucede hoy día, con la múltiple segmentación y las audiencias fragmentadas, gracias al celular.
No se trata de ensalzar una época por el simple hecho de potenciar la nostalgia. Nuestra generación no fue criada principalmente por la radio. Y tampoco es imposible hacer un relato como Radio Days sobre Internet o de la misma televisión, cada medio tiene su estrella y virtud. Pero Radio Days se destaca al mostrar la magia de su época, y Woody Allen supo imprimir su imaginación y todas las sensaciones que ese medio le generaron. Ahí está uno de los valores más importantes que se puede rescatar de muchas de sus producciones.
Allen es gran relator de su propia vida e imaginación, se apoya en lo cómico, pero también en lo común y en la historia popular norteamericana y occidental. Hace especial lo habitual. Hay muchas formas de contar historias, el cine en general es testigo de ello. Cada tema tiene su narrador. Algunos hacen virtud en la locura y en la violencia, y lo cómico es un gran reflector de los grandes temas.
Por eso, muchas de sus películas del director lograron generar tanto apego e identificación. Sin dudas, el sexo es su gran tema y lo supo explotar, porque nos toca a todos. Pero está claro que el director norteamericano se apoyó en algo más que las relaciones sexuales y románticas para hacer su carrera. Y lo cotidiano, lo mundano y lo básico es tan fácil de hacer la elección de retratar, como difícil de hacerlo con éxito.
Ahí es donde está su clave para generar películas que lleguen a la gente. Lo común y la nostalgia, funcionan. Sino, tengan en cuenta cuantas remakes se hicieron en los últimos tiempos...