Ni es el aniversario de Indiana Jones, ni han secuestrado a Spielberg para evitar que ruede la quinta entrega de la franquicia, ni tampoco la ha palmado Harry por empeñarse en filmar sin dobles una escena de acción de Star Wars: Episodio VII, pero mira, hoy te voy a hablar de una de mis sagas favoritas desde que tuve uso de razón y, además, gratis por ser tú (y porque me sale de la punta, para qué nos vamos a engañar) y qué mejor para ir abriendo boca que una pequeña anécdota que Steven Spielberg ha relatado en varias ocasiones.
Cuando el director de E.T. era un mozuelillo con acné, tuvo la oportunidad de visitar el despacho de Mr. John Ford, grande entre los grandes, y esto fue lo que sucedió:
*(¿De verdad hace falta que te diga que pinches en el salto para continuar?)
John Ford: "Así que, jovencito, usted quiere ser cineasta...".
Steven Spielberg: "Sí, señor, quiero ser director de cine".Ford: "¿Qué sabes de películas?".Spielberg: "He hecho algunos trabajos en 8mm. en Arizona donde vivo y voy a la secundaria".Ford: "¿Qué sabes de arte?"(Silencio largo) Ford señala los cuadros de su despacho con escenas del Oeste: "Ve hasta el primero. Dime qué ves en ese cuadro".Spielberg: "Bueno… Hay un indio sobre un caballo".Ford: "¡No, no, no, no! ¿Dónde está el horizonte? ¿No puedes encontrar el horizonte?"Spielberg señala el horizonteFord: "No lo señales. ¿Dónde está? Mira todo el cuadro. ¿Dónde está el horizonte?"Spielberg: "En la parte de abajo del cuadro".Ford: "Bien, ve al próximo. ¿Dónde está el horizonte en ese cuadro?"Spielberg: "En la parte de arriba del cuadro".Ford: "Ven aquí".Spielberg se acerca al escritorio. Ford se pone muy serio: "Cuando entiendas por qué el horizonte está arriba o abajo de la imagen y no en el centro, puede que seas un buen cineasta. Y ahora, ¡vete al carajo!".
Anoche, gracias a la iniciativa Bang Bang Zinema (un evento consistente en que cada dos meses se organiza una proyección doble de cine en el Teatro Principal de San Sebastián con grandes películas de culto y que está siendo todo un éxito, por cierto), pude volver a ver, por primera vez en pantalla grande -qué gozada-, al que es mi PUTO ÍDOLO de la infancia (y, qué carajo, lo sigue siendo todavía): el osado, intrépido e incombustible INDIANA JONES. Y con la emoción aún en el cuerpo camino a casa con un castañazo majo producto de las birrillas que nos suministran durante la sesión (el paraíso, amigo, EL PARAÍSO), pensé: "¡joder, qué maravilla, tengo escribir sobre esa maldita trilogía!" (sí, he dicho trilogía, la cuarta no existe, ¿estamos?). Y heme aquí, recuperando uno de esos clásicos de los 80 (¡qué época!) que ha marcado a toda una generación y que forma parte de ese hall de obras atemporales que uno jamás de los jamases se cansa de revisionar, porque todo en ella es glorioso, incluso su gestación, que fue de lo más curiosa. Pon la oreja (o mejor dicho el ojo).
Steven Spielberg y George Lucas juegan a la rayuela
Resulta que Lucas allá por 1973 escribió el borrador de un proyecto denominado Las aventuras de Indiana Smith, con miras de convertirlo en franquicia cinematográfica. El cineasta le pegó un toque al scripter y realizador Philip Kaufman (responsable de la mitiquísima La Invasión de los Ultracuerpos). Ambos estuvieron discutiendo varias semanas, hasta que Kaufman recordó una conversación que tuvo con su dentista en la infancia sobre el Arca de la Alianza y decidieron que era la reliquia indicada para la aventura. No obstante, el guionista dejó el proyecto por Mr. Clint Eastwood (lógico), quien le fichó para que se encargara del libreto de El Fuera de la Ley. Lucas se olvidó del tema y es así como se puso con Star Wars. Todo el éxito que le proporcionó, le agobió tanto que decidió pillarse unas vacaciones. En el 77 se fue a Maui (Hawai) y allí, en una playa, se topó casualmente con tito Stevie, que acababa de estrenar Encuentros en la Tercera Fase y ahí andaba el crack disfrutando en la arena como un niño, ataviado con su bañadorcillo estampado de flores, su rastrillo y su pala currándose un castillo de arena (esto último es verídico). Spielberg le comentó a Lucas que estaba interesado en dirigir una película de James Bond y entonces Lucas, sin cortarse un pelo, le dijo que tenía un personaje mucho mejor que el 007 y le reveló lo de Indiana Smith. A Stevie le flipó la idea y se lanzó, no sin antes recomendarle a Lucas cambiar el apellido de Smith, que no era demasiado molón, por Jones, a lo que su creador accedió (lo de Indiana ya sabéis que viene del Alaska Malamute que tuvo Lucas en los 70, que también inspiró el personaje de Chewbbaca, por cierto).Como este pequeño y simpático relato, el de Indy también tiene un principio y un final (acaba, repito una vez más, por si todavía no me has entendido, con La Última Cruzada, ésa de las calaveras NO EXISTE) y el comienzo lleva por título En Busca del Arca Perdida, la cinta encargada de presentarnos a nuestro héroe: un tío atractivo cuya chupa de cuero, camisa sucia, eterno sombrero y látigo se convertirán, a partir de su debut en las carteleras (1981, y lo que costó metérsela a las distribuidoras, que no le veían futuro, asesorados por Sandro Rey, supongo), en la seña de identidad del personaje durante toda la franquicia y no sólo eso, sino que su primera secuencia es ya toda una declaración de intenciones de lo que vamos a encontrar en este metraje y, cómo no, en la totalidad de la saga: aventura, acción, diversión, misterio, tensión y la magnífica e inolvidable batuta del master John Williams (¡joder, qué musicón!); todo ello rodado con ese mimo que Spielberg imprime a casi todo lo que hace (ese "casi" ya sabéis a qué innombrable producción se refiere), regalándonos para el recuerdo momentos memorables como el balazo que un Indy cansado de malabarismos y sablazos le planta a uno de sus atacantes (el pobre Harrison Ford improvisó la escena porque sufría una diarrea de espanto debido a las altas temperaturas de Túnez), el saludo nazi del mono (fue idea de Lucas, quizá tras fumarse un cigarro de la alegría), el fantasmagórico desenlace o, cómo no, esa escena introductoria en la que el arqueólogo corre delante de una roca gigante que está a puntito de dejarle como un ganchito en el sofá de John Goodman. Idea de Stevie, por cierto, inspirada por el cómic de Disney The Seven Cities of Cibola, de Carl Barks, protagonizada por los sobrinos del Tío Gilito. Alucina, colega.
Claro que todo este espectáculo hubiera sido imposible de no ser por la pluma de Lawrence Kasdan, el guionista principal de la función en colaboración con el propio Lucas y el también mentado Kaufman, y que además es el tipo tras los libretos de El Imperio Contraataca, El Retorno del Jedi o el venidero Episodio VII de la misma saga galáctica. Vamos, que tenemos el script de la continuación en las manos perfectas, chavalote, porque Kasdan es un tío que sabe lo que nos gusta y los ingredientes que ha de incluir el género para crear una auténtica AVENTURA, con mayúsculas. 9 horazas durante cinco días estuvieron reuniéndose Spielberg, Lucas y Kasdan SÓLO para idear la historia. De esas reuniones salieron cien páginas de conversación y de esa transcripción, el guionista redactó el primer borrador. Seis meses después, Kasdan presentó el libreto definitivo, con numerosas escenas eliminadas que posteriormente fueron usadas para El Templo Maldito (sirva como ejemplo el salto del avión en una balsa hinchable) y con la trama ya ingeniada, que nos relatará la accidentada travesía del cazatesoros por recuperar el Arca de la Alianza, tras la que también andan los nazis, qué cabronazos.
Como curiosidad, durante esos días de interminables conversaciones entre la triada, hay que destacar que existió una doble visión acerca del personaje de Indiana Jones. Por un lado, George Lucas imaginaba al arqueólogo como una especie de tío guapo, educado y con clase relacionado con el mundo de la política, mientras que tito Stevie y Kasdan proyectaban en su mente a un hombre algo más informal, briboncete y oscuro dedicado a la enseñanza y con cierta tendencia al alcohol, muy parecido al encarnado por Humphrey Bogart en El Tesoro de Sierra Madre.
John Rhys-Davies le cuenta a Harrison Ford el chiste del teto
Tal era la clarividencia de Spielberg, que hasta tenía decidido el actor perfecto para encarnar al aventurero. Y es que a día de hoy, es imposible disociar el rostro de Harrison Ford del de Indy y el de Indy del de Harrison Ford. El director supo desde el principio que Han Solo era el tipo que debía plantarse el sombrero, es por ello que insistió a Lucas para que lo fichara; sin embargo, éste rechazó la proposición, ya que no quería que el actor se convirtiera en su "Bobby de Niro", es decir, que el productor temía que Ford se transformara en la estrella icono de todas sus películas tal y como sucedía con Robert De Niro y Scorsese, así que se llevó a cabo un casting en el que Tom Selleck salió favorito, pero el bigotudo, por suerte para el planeta, tenía la agenda ocupada con la mítica serie Magnum P.I. La decisión definitiva llegó cuando el resto de los productores de El Arca Perdida se fijaron en el trabajo de Ford en El Imperio Contraataca y, entonces sí, colega, a Lucas no le quedó otra que ceder.Menos objeciones hubo a la hora de escoger al villano, para el que también se barajó a Klaus Kinski, quien rechazó el papel por considerar que, y cito textualmente, se trataba de "un guión tedioso" (trabajar tanto tiempo para Werner Herzog debe pasar factura). En fin, que gracias al desprecio del alemán fue finalmente Ronald Lacey el que se alzó con el rol de Mayor Toht, ese cabrón nazi con cara de puto trastornado más malo que las pizzas al microondas. Stevie lo escogió porque le recordaba al enorme Peter Lorre, un habitual del cine clásico visto en El Halcón Maltés y Casablanca, entre otros títulos, pero vamos, que si no le recuerdas o no tenías ni zorra idea de quién era, mejor que pares a pensar qué cojones haces con tu vida.
Harrison Ford suplica a Steven Spielberg que por favor no haga más de tres películas
Y cómo no, si hay un héroe y hay un villano, no podía faltar la chica o, mejor dicho, LA CHICA, porque Marion Ravenwood es la primera mujer que hemos conocido de Indy y la que más noqueado (literalmente también) le deja y todos sabemos que después de su idilio romántico habrá otras, pero, ¿sabes cuál será el problema de todas ellas? Que no son Marion, amigo, y mucho menos la guapetona de Karen Allen, a quien no hubiéramos tenido el placer de ver en la piel de esa rebelde incorregible de no ser porque Debra Winger, la piba de Oficial y Caballero, renunció al personaje.Llegados a este punto y con todas las cartas sobre la mesa, sólo quedaba saber si el de "Ojaio" ya tenía controlado aquéllo que le decía John Ford sobre el horizonte. Para algunos -llamémosles "capullos ignorantes malnacidos que arderán en el infierno", pero sin ningún tipo de acritud, colegas- continúa sin aprender; no así para los que somos discípulos declarados e incondicionales del cineasta y qué duda cabe que, para sus fieles al menos, En Busca del Arca Perdida es una muestra más de esa buena mano que en esta ocasión nos ofrece un maravilloso baile al compás de las luces y las sombras (al loro a esa entrada en el garito de Marion), que unido a la espectacular fotografía de Douglas Slocombe (quien también participa en las dos siguientes secuelas) y al frenético ritmo de las secuencias adrenalínicas, terminan confeccionando un cocktail explosivo, que hasta se permite algún guiño que otro para los fans de La Guerra de las Galaxias.
Aquí el guiño que todos esperábamos
Es por todo ello, que la película obtuvo ocho nominaciones a los Oscars, incluyendo los de Mejor Película y Mejor Director, pero bueno, ya se sabe lo que pasa con estos académicos, desde tiempos inmemoriales premiando con el culo, por lo que En Busca del Arca Perdida se agenció cuatro galardones únicamente en los apartados técnicos, además de un reconocimiento especial concedido a los editores de sonido.Y así nació un mito y como en todos ellos, tras su creación se esconde una gran historia, que no sólo concibió a este hijo predilecto de la alianza Lucas-Spielberg, sino que también está muy relacionada con el nacimiento de Star Wars, ya que postergar a Indy propició el surgimiento de la mayor saga galáctica del CINE y viceversa, por si no te hacías una idea de lo que significa la una para la otra, joven Padawan.
TO BE CONTINUED...