Entrevista publicada en la revista FE para EDUCAR de la ONDEC, Lima, Sept-octubre, 2021, n.40 pp.5-8
Inmersos en el histórico año del Bicentenario acudimos al historiador José Antonio Benito Rodríguez, doctor de la Universidad de Valladolid, docente en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, coordinador de la Comisión Bicentenario de la Conferencia Episcopal Peruana para que nos comparta su reflexión y su participación sobre acontecimiento de tanta trascendencia, especialmente para nuestros docentes y alumnos.
1. En este año tan significativo para nosotros como peruanos y usted como investigador de la historia de la iglesia en el Perú, ¿cómo observa el panorama de estudios de historia de la Iglesia del Perú? ¿existen nuevas iniciativas?
Destaco, en primer lugar, la participación de varios historiadores de la APHE (Academia Peruana de Historia Eclesiástica) en congresos internacionales como el de LA IGLESIA CATÓLICA ANTE LA INDEPENDENCIA DE LA AMÉRICA ESPAÑOLA, celebrado en el Vaticano, del 19 al 22 de abril del 2010. El evento tuvo su réplica cuatro meses después en el Perú con el respaldo de varias instituciones académicas superiores y llevadas a cabo en el SUM del ISET "Juan XXIII". Más recientemente, el 8 de octubre del 2019, organizó un simposio en la PUCP acerca de "Los desafíos de la Iglesia ante la Independencia" que contó con la presencia del Arzobispo de Lima y diez ponentes como dio cuenta la propia revista de la ONDEC. Instituciones como la Universidad de Piura (UDEP), el Instituto Riva Agüero, la Universidad Ricardo Palma, San Marcos, ha venido organizando simposios periódicos sobre el tema, dejando algún espacio al tema religioso. De igual manera ha sucedido con los congresos convocados por la Comisión Bicentenario del Gobierno REPENSAR LA REPÚBLICA que contó con dos mesas de las 60 dedicadas a la religión, la Academia Nacional de Historia …
De todas maneras, aunque no faltan iniciativas personales y de alguna congregación en congresos nacionales o simposios, la presencia es muy escasa si la comparamos con la importancia que tuvo la Iglesia en la historia y tiene en este momento. Quiero destacar -por último- los trabajos de la congregación salesiana que ha organizado sus fondos documentales, ha promovido la celebración de eventos académicos y religiosos, ganando la denominación de patrimonio cultural nacional su basílica y la publicación de un libro magnífico sobre su basílica de María Auxiliadora.
2. ¿Cómo fue el panorama político en esos años previos a la Independencia en Lima y las principales ciudades del interior? ¿Había afinidad a las ideas independentistas? ¿O solo fue un sector de la sociedad?
Nos encontramos ante un cambio de época, el tránsito del Antiguo al Nuevo Régimen, se inicia la Edad Contemporánea con las revoluciones atlánticas (Independencia de Estados Unidos, Revolución Industrial -sobre todo en Inglaterra- Revolución Francesa), la crisis monárquica de España y la invasión de Napoleón. El virreinato del Perú no es una burbuja, está totalmente relacionado con los otros tres virreinatos hispanoamericanos, con la propia España y el resto del mundo. A fines del siglo XVIII son decenas las rebeliones antifiscales, tanto indígenas como criollas. Toda la sociedad vive el clima de cambio aunque de modo diferente. Creo acertada la reflexión del historiador J.A. de la Puente: "El hombre peruano vive el tema de la Emancipación; no lo ignora. Unos luchan, conspiran, mueren defendiendo el ideal de la ruptura; otros dudan o están en contra de ese afán…no se puede hablar de un contenido religioso en la lucha por la Emancipación. Partidarios de uno y otro bando afirman por igual en textos y actitudes su adhesión a la Iglesia".
3.En los libros de historia que estudiamos en la secundaria, se escribe que el ejército "libertador" luchaba contra el ejército "realista", ¿quiénes conformaban este ejercito realista?
El ejército libertador es el que se va conformando con la expedición libertadora del general José de San Martín y que está integrado por unos 4.000 hombres (argentinos en un 70 por ciento y chilenos), a los que se incorporan peruanos de todos los grupos sociales (criollos, montoneros o guerrilleros, indios, negros) como -más adelante- neogranadinos y españoles. El Ejército realista está conformado por españoles, peruanos y americanos de todas las clases sociales también, desde los primeros presidentes del Perú como José de la Mar o Ramón Castilla hasta los campesinos iquichanos de Ayacucho. En realidad, fue una guerra civil en la que -como hemos comentado- se van cambiando las opciones como fue el caso de estos generales La Mar y Castilla que, siendo realistas, terminaron en el bando patriota.
Al respecto, me impresionó el estremecedor relato de J. de la Riva-Agüero al rememorar in situ la victoria definitiva independentista en Ayacucho, 1824: "Mi sentimiento patrio, que se exaltó con las visiones del Cuzco y las orillas del Apurímac, no sacó del campo de Ayacucho, tan celebrado en la literatura americana, sino una perplejidad inquieta y triste. En este rincón famoso, un ejército realista, compuesto en su totalidad de soldados naturales del Alto y del Bajo Perú, indios, mestizos y criollos blancos, y cuyos jefes y oficiales peninsulares no llegaban a la décima octava parte del efectivo, luchó con un ejército independiente, del que los colombianos constituían las tres cuartas partes, los peruanos menos de una cuarta, y los chilenos y porteños una escasa fracción. De ambos lados corrió sangre peruana".
4. ¿Cuál cree que debería ser la forma de integrar los nuevos conocimientos en el currículo de Educación religiosa?
Insertar de modo transversal los nuevos aportes de los santos, beatos, siervos de Dios y cristianos ejemplares del Perú, así como de sus congregaciones, institutos, hermandades; textos, anécdotas, acciones de modo adecuado y coherente.
5. ¿Existieron líderes religiosos o curas que empuñaron las armas?
Son célebres en la rebelión del Cuzco de 1814, el P. Juan Angulo, hermano de los protagonistas, así como el P. Ildefonso Muñecas; en 1821, el franciscano y coronel P. Bruno Terreros, y los párrocos rurales Gavino Uribe, Sebastián Guillén, Tadeo Téllez, José Estanislao Cárdenas, Manuel Arancibia…
6. ¿Los religiosos tuvieron un rol importante en el primer Congreso?
El primer Congreso Constituyente del Perú (1822-1825) estuvo conformado por 91 diputados, de los que 24 eran eclesiásticos. Destacan Francisco Javier de Luna Pizarro, su primer presidente, futuro arzobispo de Lima; así como Toribio Rodríguez Mendoza, rector del Convictorio de San Carlos, maestro de un tercio de los diputados, ente clérigos y civiles.
7. ¿Cuál fue la postura de la Santa Sede a la independencia del Perú?
Nunca hay que olvidar que el régimen regulador de las relaciones Iglesia-Estado en ese tiempo era el denominado "Patronato Regio", según el cual el Rey y Virrey eran los "patronos" o representantes del Papa en América y que eran quienes proponían a los obispos. En una primera etapa, que se puede denominar «legitimismo antirrevolucionario» (1814-1822), tanto el Papado como los obispos favorecen la fidelidad al Rey mediante los breves Etsi longissimo (Pío VII, 1816) y Etsi iam diu (León XII, 1824); la segunda sería de «acercamiento pastoral» (1822-1827); tercera, «detención prudencial» (1828-1830) y, por último, «opción americanista» (desde 1831) para afrontar los dos retos principales: el del nombramiento de obispos y el reconocimiento de las nuevas naciones. En uno de nuestros congresos, el Dr. Emilio Martínez, siguiendo al célebre P. Leturia, propone cinco claves para comprender el gradualismo en la postura de la Santa Sede: la presión de la diplomacia española, la coyuntura eclesial universal de desorganización eclesiástica tras el embate de la Revolución francesa y napoleónica, el contexto internacional político del legitimismo restauracionista, la tradición regalista de la mentalidad hispanoamericana, las reservas del liberalismo iluminista a la relación con el Papado y la inestabilidad política de los nuevos Estados.
8. ¿Qué enseñanzas nos traen como iglesia las guerras de independencia del Perú y América Latina?
Me parece esclarecedora la reflexión del clásico referente para el estudio de la historia religiosa peruana como es el P. R. Vargas: "La continuidad de nuestra historia no se interrumpe con el movimiento libertador ni pierde nuestra cultura su raigambre hispánica por el hecho de desvincularnos políticamente de España. No, el hecho de la emancipación no fue una ruptura con el pasado, ni mechos menos una abjuración de nuestra fe religiosa, antes, por el contrario, él se produjo, precisamente, desde los comienzos de la Conquista, con el cristianismo y la civilización hispana se trasplantaron en nuestro suelo un pronunciado individualismo y un ferviente amor a la libertad".
De todos modos fue una guerra civil, por tanto entre hermanos, unos partidarios de mantenerse unidos a España -los fidelistas o realistas- y los que buscaban -y lograron- la autonomía e independencia. Me impresionó en la visita al Real Felipe el cuadro "Los estragos de la guerra" en el que se si visibiliza la miseria y la muerte.
9. ¿Qué líneas de investigación histórica se pueden abrir desde la enseñanza de la historia en la escuela y universidades?
Más allá de la tradicional historia fragmentada país por país, sectores, ideologías, necesitamos manuales completos que integren tiempos, espacios, perspectivas, pero sin perder la poderosa personalidad del Perú. La historia es vida y debe ser afrontada de modo integral. El fenómeno religioso, y en concreto el protagonizado por la Iglesia Católica, debe ser estudiado como algo central y no como algo secundario. No basta con estudiar "aportes de la Iglesia", sino que debemos considerar el hecho central de que la Iglesia ha sido la forjadora del Perú como lo fue el cristianismo con Europa.
En este sentido quiere caminar la Comisión Bicentenario de la CEP, impulsando la investigación crítica y creativa de todas las realidades vinculadas con el tema. Como aspecto fundamental se ha de catalogar e inventariar los archivos (diocesanos, parroquiales, asociaciones…), propiciar tesis y monografías sobre sus protagonistas, analizar el rol de los cabildos catedralicios, las congregaciones, las parroquias, la vida religiosa cotidiana, los aportes educativos-sociales-benéficos… Fomentar las publicaciones, la difusión de su historia, la organización de congresos y simposios. Propiciar exposiciones, concursos, documentales… Fomentar la presencia pública de nombres y estatuas en parques, calles, plazas de personajes ilustres como F.J. de Luna Pizarro, Bartolomé de las Heras…
10. ¿Qué mensaje final puede dar a los profesores católicos en este bicentenario?
Un aniversario como el que recordamos de 200 años es una gran oportunidad que nos debe llevar a dar gracias por el legado recibido, cuestionarnos críticamente cómo ha respondido la Iglesia, comprometernos a conocer y difundirlo, responder a los desafíos presentes rescatando los ideales de promesa y de esperanza, caminando juntos -sinodalmente- por un Perú unido y esperanzado. Cierto que no podemos todo, pero hay un bien que sí se puede y si no lo hago quedará por hacer. Que el ejemplo de San José, a quienes nuestros padres de la Patria proclamaron patrono del Perú en 1828, nos sirva de aliento y estímulo.