Los espejos. En otra época eran objetos cargados de misterio, ya que según algunos ideólogos, servían como portal para cruzar hacia otros mundos. También han sido de los más codiciados por los reyes de la estética y crean adicción a quienes son incapaces de no mirarse en ellos cada cinco minutos, veáse la malvada reina de Blancanieves. Normalmente, en todas las casas existen varios espejos y cada uno cuenta una historia diferente. El del cuarto de baño habla de nuestra cara al levantarnos, el enorme que tenemos en la habitación nos sonríe cuando le enseñamos un look, y el de la entrada nos recibe al llegar a casa con un guiño dándonos la bienvenida. Hay millones de tipos: sin borde, con borde metálico, de madera, de mano, de suelo, de pared...y todos están listos para ofrecernos nuestra mejor cara. Personalmente, para mí es imprescindible el espejo del baño con una buena luz para que al maquillarme no parezca un gusanito naranja, y uno enorme en la habitación.
¿Con qué tipo os quedáis?, ¿¿sois de los que no pueden parar de mirarse? Siempre fuiste mi espejo, quiero decir que para verme tenía que mirarte. (Julio Cortázar)xoxoNerea.