Estoy en Nueva York esperando al huracán Irene que ya se ha cobrado ocho vidas en su trayecto devastador que, en EEUU, se ha iniciado en las Bahamas. Las autoridades han tomado medidas excepcionales para que a su paso por el estado de Nueva York cause los menos daños humanos y materiales posibles. Siguiendo al alcalde de Nueva York, Mike Bloomberg, en sus ruedas de prensa informativas que ha dado continuamente a lo largo del día, he descubierto a un personaje que da la impresión de trabajar para la ciudad con espíritu de servicio desinteresado: ha adopatdo medidas excepcionales, como la evacuación obligatoria, que algunos creen excesiva, y está implorando, en inglés y en español, que aquellos que están en zonas de peligro acudan a los refugios que han sido habilitados.
Los consejos de Bloomberg son prácticos y sencillos, no se anda con remilgos y, sobre todo, no hace alarde de lo bien que lo están haciendo: parece que este político no necesita que le "doren la píldora". No me imagino en España que alguien como Bloomberg que cierra todos los puentes de la ciudad,el metro, los autobuses,los museos, epectáculos, crea decenas de refugios, obliga a evacuar a los ciudadanos y nos dice que no durmamos cerca de las ventanas, no sea criticado por sus contrarios.
Bloomberg responde a los periodistas con un "yes , sir" (¿Sí,señor?). Sus ruedas de prensa admiten preguntas (of course)y entiende que contestarles adecuadamente responde a una obligación que tiene como servidor público.
No. No veo muchos políticos de la talla de este Bloomberg en nuestro país.
Cuando acabe de pasar Irene se sabrá si exageró en las medidas que adoptó o si, por el contrario, las que tomó salvaron vidas y cuantiosos daños materiales, pero pase lo que pase estoy convencido que nadie le criticará porque hizo lo que debía hacer.
Ojalá, en otros temas como los económicos, que están causando tanta penuria y destrucción de empleo , se hubiesen adoptado medidas drásticas contra el huracán de la especulación y los productos financieros de artificio que ha arrasado con la calidad de vida de los ciudadanos.
Y también hubiese sido importante que los periodistas que ahora se exponen a la climatología de Irene comentando en la calle y en directo el avance devastador del viento y la lluvia, hubiesen sido capaces de poner al descubierto las malas artes de Wall Street. Un Wall Street que ahora ha sido desalojado porque Irene lo va a inundar de agua y zarandear con vientos de más de 60 millas por hora.