Yo creo sinceramente que Luis Suárez no está enfermo, que los enfermos son todos esos que se ceban en su desgracia ocasional.Es tendencia natural humana reaccionar violentamente contra las agresiones y la más normal de nuestras reacciones de defensas es morder, es lo que naturalmente hacen casi todos los animales.Si no andamos por ahí mordiendo a todo el mundo se debe a que es mucho más fácil golpear con los pies o con las manos.Pero el instinto más natural es el de hacer exactamente lo mismo que el león de la Metro.-Entonces-se me preguntará-¿por qué no vamos todo el tiempo por ahí mordiendo a la gente?Pero es un hecho esencialmente repugnante.Morder es penetrar con lo más humano que tenemos, la boca, más allá de la piel de los otros. Y hay algo estrictamente repugnante en ello porque ponemos en contacto nuestra más exclusiva intimidad, la propia esencia de lo que somos, de lo que tenemos, dentro de la asquerosa intimidad del otro.Morder no es que sea un acto íntimo sino profundamente indecoroso. Porque situamos nuestro “humus” dentro del barro cuasi infecto del otro.Entonces, al que muerde hay que perseguirlo como a lo que realmente es, una alimaña tenebrosa que comete el pecado de mezclar su humus con el nuestro.Nada, excepto el beso en la boca, nos puede proporcionar más asco.Creo que hemos profundizado suficientemente en lo que es y significa el acto de morder, llegando a la conclusión de que el que muerde comete un pecado casi tan nefando como el de violar. Puesto que penetra, sin ningún derecho, en la más estricta intimidad del otro.Bien. Así las cosas ¿qué debemos hacer con el que muerde?Decía no sé quién: odia el delito y compadece al delincuente.A Luis Suárez hay que castigarlo, porque, como decía el que es tal vez el filósofo más importantes de nuestro tiempo, perseguir y castigar, es la esencia de nuestra ¿civilización? En el fondo de todos los mordisco está el odio y el deseo de matar definitivamente, puesto que implica al propio tiempo el deseo, la intención de arrebatar al otro parte de su propia fisiología.Es por todo esto que, fuera de las tribus caníbales, el mordisco casi no se use ya como acto agresivo.Pero he aquí que, de pronto, irrumpe en nuestras vidas un hombre que cuando sufre lo que él considera una agresión insuperable, muerde.¿Qué podemos, qué debemos de hacer?Tildarle con la peor de las reprobaciones y apartarle casi definitivamente de nuestras vidas, cebándonos con él con esa misma ferocidad con la que él nos muerde.Pero entonces estaremos cometiendo el mismo crimen nefando que él ha cometido y esto no sería sino una aplicación más de la famosa Ley de Talión, tan criticada y, por lo tanto, tan inaplicable.Frente al pecado, frente al delito, somos bastantes los que consideramos que el mejor tratamiento es la comprensión, intentar averiguar por qué realmente pecan los hombres y crear las circunstancias adecuadas para que ese pecado, ese delito no pueda cometerse.Perseguir sañudamente, más allá de todo límite al que muerde es comportarse, por lo menos, mucho peor que él.Esperemos a ver qué es lo que hace el Tas, el tribunal de arbitraje sobre el deporte, o algo así, que, mucho nos tememos, que va a fallar, dando a esta palabra su sentido peyorativo.Porque sobre él se ciernen todos los prejuicios del mundo y el ansia de dominio de todas las situaciones que implica el neoliberal capitalismo.Esta tal Tas no es sino la última emanación de la Fifa, es decir un tribunal que, por esencia, tiene que estar podrido hasta la médula.La Fifa es, como la Otan y la Onu, como cualquier otro organismo regulador de la conducta humana, un instrumento que los poderosos han establecido para llevar aún más allá su dominio del mundo.Y ¿quienes son los poderosos, en el fútbol?Los que detentan, que no son propietarios, del dinero.Y el dinero ¿quién lo tiene?El Real Madrid, RM, ellos mismos no se cansan de gritarlo a los cuatro vientos, de exhibirlo como la propia esencia de su naturaleza.Ahora, ya sabemos, que en todo tribunal, en toda institución oficial, futbolística que se precie, se halla presente un hombre silencioso pero muy activo, cuya única misión radica no ya en preservar y defender, o incluso propugnar los intereses madridistas, sino en perseguir a muerte a todo aquel que haya osado contrariar sus intereses.Pero la mayor parte de las veces se equivoca y como un Sasturno cualquiera acaba por devorar a sus propios hijos. Eso es lo que hace desde casi siempre.Ahora, se ha cebado con los Neymar y los Suárez sólo porque éstos no han hecho lo que según la ley blanca tenían que hacer, esperar a ver qué es lo que realmente favorece los intereses blancos.Ambos jugadores no se sabe bien por qué prefirieron fichar por el Barça. Tengan por bien seguro que se arrepentirán toda su vida.