Revista Educación

Esperando la alerta máxima

Por Siempreenmedio @Siempreblog
¡Hola! Son las 17:15 horas del domingo, 3 de marzo, y tengo mi time line de Twitter (a ver si busco en breve una traducción de este término, porque me resulta ridículo) plagado de “¡alerta máxima!”, “cerrado el túnel de la TF-4″, “suspendidos últimos viajes de la línea 355, entre Masca y Buenavista”, “protéjanse”, “los vientos en el Archipiélago superarán los 160 kilómetros por hora en algunas zonas”…Me asomo a la ventana de mi salón y sí, bueno, hay un par de nubes oscuras, pero viviendo en Mórdor-Laguna es bastante frecuente. No obstante, ya que tanto critico al que sale a hacer escalada en días como hoy, como si no tuviera los otros 364 del año, he optado por ser una buena ciudadana y me he quedado en casa. Y ya hice todo lo importante en casos como este: recogí la ropa, cerré bien las ventanas, localicé las velas por si nos quedamos sin luz, hice una tortilla para la cena… ¡ah, no, que estoy a dieta! Fuera entonces la tortilla, se la bajaré a la vecina del primero.Y mientras espero, nada mejor que detenerme unos momentos a leer el ingenio desbordante que derrocha la gente en las redes sociales. Llego a pensar en que si el país lo dirigieran todas estas mentes agudas y rápidas, coordinadas por un buen estratega, seguro que nos iría mejor. Me presto y todo a elaborar la nota de prensa del nuevo Gobierno de España. Pero ya alguien se me adelantó y ha declarado el fenómeno meteorológico adverso (bien le gusta a la gente un fenómeno de estos) por presencia del PP.Sigo ojeando mi time line y leo que ha habido caída de tensión en La Palma y cortes de electricidad en Tenerife y La Gomera; incluso el Gobierno de Canarias ha optado por suspender las clases este  lunes en todos los centros educativos. Es este el momento en que ya la gente se disparata y empieza a hacer preguntas: “Tengo analítica en mi centro de salud, ¿estará abierto? ¿perderé mi hora?”, “Tenía que ir a la peluquería porque tengo un acto importante el martes, ¿estará abierta?”, “¿Podré bajar la basura hoy o la guardo en la solana?” Y el cielo de mi ventana sigue igual de negro que cualquier mañana de julio, inmóvil y tranquilo. (Una duda, ¿la calma venía antes o después de la tormenta?)Es entonces cuando llega a mis ojos la imagen del satélite con hora 17:45 y no sé si meterme debajo de las mantas hasta mañana o atarme a la pata de la mesa, por si el edredón también sale volando.En fin, amigos y amigas, somos así, nos gusta crear alarma y nada nos divierte más que se suspenda el normal desarrollo de la actividad diaria. Los dejo que empiezo a oir algunos portazos y varias ramas azotando los cristales. Ya tengo pasado el fechillo de seguridad de mi casa y colocado un mueble enorme tras la puerta de la entrada. Hagan lo mismo.

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