Esperanza

Los caminos de la política son más inexcrutables que los senderos del Señor y es que hace tiempo que me vengo preguntando el motivo de la dimisión de Dª Esperanza Aguirre. Se trata de una mujer valiente, a quien la enfermedad no la lleva a abandonar su cargo, pero la considero lo suficientemente inteligente como para hacer mutis por foro izquierda antes de verse desgastada políticamente. La expresidenta de la comunidad de Madrid ganó varias elecciones por mayoría absoluta y convirtió en pelele al “invictus”, que cosechó uno de los peores resultados del socialismo en la capital, pese a lo que sigue en la brecha y se especula como candidato presidenciable, Dios nos libre. El ínclito D. Mariano no mueve ficha mientras el gobierno traspasa cada día más líneas rojas del propio programa popular, subiendo los impuestos, recalculando continuamente las previsiones de déficit y viendo aumentar kilométricamente las colas del INEM. Plegarse a los intereses de Dª Angela no siempre es la única salida, pues desde mi ignorancia, opino que Europa no se puede permitir la quiebra de España con la misma indiferencia que la Grecia, Irlanda o Chipre; la caída de nuestro país arrastraría a los alemanes, que tienen ingentes cantidades de deuda española, y no creo que los pensionistas germanos tengan aptencia alguna por cobrar en pesetas, que de todo puede pasar. Dª Esperanza es liberal, es cristalina en sus ideas y las ejecuta con prontitud y diligencia, dejando que sea el tiempo quien juzgue sus aciertos o sus errores. El Sr. Rajoy, con la parsimonia propia de su origen usa un viejo dicho de la política franquista: A su derecha guarda asuntos que el tiempo ha ido resolviendo mientras a la izquierda acumula aquellos que el tiempo se encargará de solucionar.