Revista Insólito

Esperanza Lajo Navas

Publicado el 15 febrero 2023 por Monpalentina @FFroi

Esperanza Lajo Navas, nacida un 8 de julio de 1922, celebró su centenario en Venta de Baños. De Esperanza me admira su vitalidad, tenacidad y memoria para seguir disfrutando de la vida.

Conocí a Esperanza Lajo Navas a sus 99 años, hablé con ella y admiré su vitalidad, memoria y ganas de conversar, a pesar de que da la sensación de que parece pedir perdón por haber vivido tantos años. Volví a hablar con ella y la felicité el día después de que cumplió los 100, y prácticamente repitió las mismas palabras.: << ¡Qué hago aquí ya, si soy un estorbo ¡>>. En el fondo Esperanza es consciente que a su edad y con su energía puede y debe seguir disfrutando de la vida y de sus sencillos quehaceres mientras la salud se lo permita. Por ahora solo se queja de dolores en su pierna derecha. La vida ha sido generosa con ella, y se nota que disfruta de poder "desfilar" por la calle y encontrarse a sus vecinos. No aparenta tener 100 años, y todos los días, si la meteorología lo permite, camina de la casa de su hija a la suya; una distancia razonable para esa edad, que otros con menos años no pueden realizar. El último día que se para a hablar conmigo, me comenta <<Mientras pueda iré todos los días a mi casa>>.


Me admira que la anciana se valga por si sola, y camine cada día por la calle empujando con ganas su andador, al que lleva incorporado un cestillo en el que introduce las cosas que va a utilizar en su casa, en una maneta lleva colgada su cachaba, y en la otra su elegante bolso. Cuando llueve parece imposible que se maneje, a sus años, con su andador y un paraguas. Cuando la veo caminar me asombra y admiro su tenacidad y facultades para sortear aceras, vehículos estacionados y otros obstáculos. Me impresiona todo lo que veo que hace Esperanza a su centenaria edad, que no lleve gafas, que transite por la calle con seguridad, que se pare a hablar sin prisa con los conocidos que se encuentra, que disfrute con la conversación sin saber que causa admiración a su interlocutor, que camine concentrada con el exclusivo pensamiento de llegar a su destino, que no es otro que el de su casa, o la de su hija.

La Centenaria sonríe a la vida.

Quienes tenemos la suerte de hablar de vez en cuando con ella disfrutamos del momento y de las cosas que nos cuenta, como que el medicó le recomendó el andador para que se desplazase más segura, porque se maneja y muy bien con su bastón en las distancias cortas, y en sus movimientos por la casa. Esperanza vive con una hija y cada mañana se dirige a su propia casa, allí se entretiene con sus plantas, en la lectura, ve televisión, o juega con las vecinas al parchís. Vuelve a casa de su hija a media tarde antes de que anochezca. Me comenta que <<Cualquier día me quedo en la calle, alguien me recogerá, digo yo>>

Esperanza nació en Medina del Campo, un 8 de julio de 1922, siendo muy niña sus padres vinieron a vivir a Venta de Baños, por lo que se puede decir que vino a Venta de Baños cuando este pueblo ferroviario tenía tan solo 62 años, pues el pueblo ferroviario surgió en el año 1860. No fue fácil la vida de Esperanza Lajo en Venta de Baños porque era muy niña cuando murió su madre, dejando huérfanos a nueve hijos. Esperanza, era la más pequeña, tuvo que ayudar desde su infancia a las duras tareas de la casa, poco pudo ir a la escuela, donde aprendió a leer y escribir y "las cuatro reglas". Vivió en tiempos de la Guerra Civil a sus 14 años, perdió muchos familiares y amigos, por lo que fueron los años más tristes de su vida. En la posguerra, cuando tenía 16 años, conoció a Nino el amor de su vida, al tiempo que se ocupaba además de las labores de su casa, servía en varias casas y repartía leche por las calles. Se sabe que tuvo varios pretendientes, pero se casó muy joven con Nino, de profesión ferroviario, y siguió sirviendo en las casas y trabajando en un secadero que había en Venta de Baños. El nacimiento de sus dos hijas figuran como los días más felices de su vida. También ha criado a sus siete nietos, siempre dispuesta a echar una mano cuando la necesitaban sus hijas, que tenían que ocuparse de sus respectivos negocios.

Muchos recuerdos tiene Esperanza de su centenaria vida, no olvida el año que ganó 100.000 pesetas con los boletos de una tienda de Venta de Baños, y le invitaron a participar en Madrid en el programa de radio del mítico José Luis Pécker.

La lectura es su pasión, también le gusta escuchar a Julio Iglesias, a Nino Bravo y a Rafael Farina; es amante del flamenco y los boleros, no muy devota, pero tiene fe en la Virgen del Carmen, a la que siempre pide que cuide de los suyos. Esperanza sigue siendo activa, puede ser que sea ese su secreto para mantenerse en tan buena forma a su edad.

El día que Esperanza cumplió 100 años la familia le dio la sorpresa y organizó una fiesta en su honor a la que acudieron familiares, vecinos y amigos a felicitarla y celebrar su cumpleaños, no podía faltar el alcalde de Venta de Baños, que no en vano creció en ese mismo barrio. Tanto el periódico el Norte de Castilla, como el Diario Palentino, fueron testigos y recogieron y comentaron la noticia. Pocos actos de este tipo se celebran hoy en día, al menos fuera de una Residencia.

En su tan larga vida esta mujer, según dice su familia, ha sufrido mucho, bien merece en la actualidad vivir bien y disfrutar de sus 100 años, de sus hijas, de sus nietos, biznietos, y de su casa hasta que la salud se lo permita.

Imágenes: Vanesa García y Sole del Río

Esperanza Lajo Navas

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