Revista Cultura y Ocio
Una camina y camina. Camina a paso ligero. Cree que avanza hasta que un día le falta el aire de tanto andar sobre el mismo suelo. Entonces se detiene. Se detiene y cierra los ojos. Cierra los ojos e inhala. Inhala y mastica el polvo que le cubre la boca. Siente sed pero repara en que la cantimplora que le cuelga del cuello hace mucho tiempo que está vacía. La necesidad de agua es lo que la obliga, por fin, a desviarse del árido camino por el que han circulado sus días.
Pero la búsqueda no es fácil. Hay que nadar a contracorriente, hundirse en pozos profundos, revolcarse en putrefactas ciénagas de lágrimas, empaparse en sudor. Buscar, buscar y buscar hasta encontrar la fuente en la que beber sin que te duela la barriga.
Cuando siente que llega la calma, es cuando apoya la espalda a la sombra de un pino y observa contemplativa el camino que ha abandonado. Ve pasar uno a uno a los personajes que protagonizaron su vida. Actores distintos repitiendo el mismo papel. Remaketras remake con sutiles cambios en el guión. Uno cubriendo con pétalos de rosas la entrada, otro pintando los barrotes de oro, todos abocados al mismo fin: enjaular al pájaro. Y cuando el pájaro le ve la boca al lobo, asustado, alza el vuelo. Huye del nido para caer, con el tiempo, en las garras de un nuevo depredador.
“Hubiera tenido que volar más alto para haberlos visto venir”, se lamenta inútilmente. Cree haber entendido el problema y que no volverá a cometer el mismo error pero lo cierto es que seguirá aleteando, alzándose apenas unos metros del suelo. Aún no sabe que el alquitrán que tiene incrustado en el cuerpo le seguirá impidiendo elevarse más. Mancha negra milenaria que pesa una eternidad. Y vuelve a la lucha. De nuevo se rompe las uñas escarbando en la lúgubre cueva de su pasado en busca del candil que ilumine el camino para no volver a tropezar.
El deseo de encontrar a una imaginaria raza nueva la llevará a navegar por territorios desconocidos. Cuando piense haberla encontrado se mezclará con ella. Los aborígenes la invitarán a café y mientras miran su escote le hablarán del inevitable desgaste conyugal que los lleva a frecuentar el país de las mariposas. Se fundirá con ellos bajo clandestinas sábanas blancas. Se mimetizará y durante un tiempo sentirá el viento fresco en la mejilla hasta que los vaivenes de la montaña rusa de las emociones en una sacudida la lancen al vacío.
Entonces llegará de nuevo la duda y tras ella el regreso a la cueva para volver a salir aleteando hacia su hábitat de reivindicada, o ciegamente autoimpuesta, libertad.
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Tándem:
Ilustra: Roger Velàzquez
Escribe: Rita Rodríguez
Esta es una versión reducida del texto, y la ilustración, que hemos enviado a un concurso para equipos creativos. El lema común era "la lucha contra el monstruo" y el elemento visual que debía aparecer en la ilustración "círculo vicioso". No hemos ganado pero nos hemos divertido mucho.