Revista Música
Y se fue nomás otro poeta más del bar, otro hijo del tango, de la noche y la bohemia. Al Negro, como lo conocían sus íntimos, el respeto y la admiración.
Se fue con el fueye en las venas a armar la orquesta celestial con el Polaco, Pichuco y Roberto Grela.
Alma de Tango, Espíritu de bandoneón...Chau Rubén Juárez, hasta cada acorde.