Cuando se plantea esta cuestión tan visceral y arraigada para la mayoría de la gente se entiende que son dos posturas opuestas e incompatibles pero si analizamos detenidamente el problema y vamos a la raíz del asunto, nos encontramos, como casi siempre, con Platón y Aristóteles. Mientras que el primero pensaba que el mundo en el que nos encontramos era un modelo imperfecto de un mundo ideal y no físico, el segundo, creía que el mundo en el que vivimos es el único real. Más importante aún que eso, es que Platón creía que poseemos un alma ideal y eterna, y que esto es lo que nos diferencia del resto de animales. Aristóteles por el contrario creía que lo único que nos diferenciaba del resto de animales era que nosotros poseíamos razón, conciencia de nosotros mismos.
Estas son las dos posturas. La mayoría de la gente tiene una vertiente espiritual, que siente como propia. No es medible, la mayoría ni siquiera pueden darle un nombre, pero ahí está. Dudar de ella es humano, y es muy importante ser autocríticos con uno mismo y críticos con las creencias que a partir de ello nos quieran imponer, ¿Pero qué hay de la gente exclusivamente racional?
Si eres racional, tienes ante ti el mundo físico, lo puedes ver tocar y oler, tienes la ciencia con el método científico para explicarlo y no te permites dudar de él. Pero también es importante reflexionar sobre ello, ya que el mundo físico lo percibimos a través de nuestros sentidos, que son subjetivos. La única forma de demostrarlo es, en última instancia, aludiendo a los sentidos. Aunque, ¿Si dudas hasta de lo que ves, qué certezas te quedan?
Es más fácil ser racional que espiritual, ya que la única incógnita, lo único que tienes que asumir sin tener certeza de ello, es que tus sentidos no te están engañando. Pero, siendo racional, es difícil negar esa parte espiritual que sientes, ese Porque o ese ¿Hay algo más?
Pero el intentar conllevar las dos posturas ha llevado históricamente a que la espiritualidad, la religión se alimente de lo que la ciencia aún no ha explicado. Lo que no tiene explicación científica, es obra de dios. Esto, es una falacia, de las muchas explicaciones posibles, la religión a menudo busca la que se debe a la espiritualidad sin intentar ahondar más.
A pesar de todos los errores y todos los baches, hay aún quien intenta conciliar espiritualidad y racionalismo. Tenemos como ejemplo primordial a Francis Collins, el que fue durante nueve años director del proyecto genoma humano. Es un científico de primer orden mundial que sin embargo, ha creado la fundación Biologos, que tiene como tarea compatibilizar ciencia y religión. Uno de los principales temas que aborda esta fundación es el de buscar un origen de la vida teológico, que sea científicamente sólido. También tenemos, aunque parezca una paradoja, la academia pontificia de las ciencias.
Es encomiable su tarea, pero creo que la pregunta clave para que ambas posturas se compaginen es:
¿Responden fe y ciencia las mismas preguntas?
Orson López