ESPIRITUALIDAD VS VIDA ESPIRITUAL (y II)

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Durante demasiados años se nos enseño a tener fe a pie juntillas, a no cuestionar siquiera la existencia de un Dios omnipresente, justiciero y todopoderoso. Pero la razón que intervenía en tal creencia y esa fe razonada es débil y vulnerable. Le basta una brizna de aire para desmoronarse! Pero llega un momento en la vida, cuando uno es capaz de desenmascararse y abandonar precisamente estas creencias, concentrándose en lo que uno es y siente interiormente, que adquiere la verdadera conciencia de sentir (y tener) a Dios dentro de sí mismo y lo siente en todo lo que le rodea y le envuelve. Desaparecen las amenazas, lo opuesto y contrario, para dar paso a una Unidad que se siente dentro y que da un nuevo sentido a lo vivido, lo experimentado y a cada una de las personas, momentos y lugares que transcurren por nuestra vida! Y te das cuenta de que todo eso llega cuando logras estar en silencio contigomismo y abandonas el miedo, cuando empiezas a ser libre y optas por el amor en toda tu vida!

Mi descubrimiento de la espiritualidad -o mejor, de mi vida espiritual- nació cuando dejé de buscar a Dios o más aún, cuando fui capaz de dejar de reprocharle lo presuntamente malo que sucedía en mi vida. Algo en mi interior me decía que lo que pasaba en ella era necesario y no solo era fruto de un destino pre-escrito, sino que debía de estar en mis manos lo que sucedía. Cuando uno asume el control, deja de estar esclavizado por el presunto destino o designio divino y por todo y todos los que participan de su vida. Aprendes a ser responsable de tus emociones, pensamientos y acciones. Incluso aceptas la vida tal como es, como parte de ese aprendizaje. Y un buen día, ya sin vendas en los ojos, tal vez visitando simplemente la Naturaleza, ante un fantástico paisaje y estando plenamente consciente de su grandeza, empiezas a sentirte parte de ella y, diría aún más, sientes que formas parte del Universo! Entonces y solo entonces sientes internamente ese Dios que siempre habías buscado y lo encuentras en tu interior, hasta ese preciso instante agazapado!

Tal vez bastaría con observar una simple y bella flor y darte cuenta de su grandeza sin igual. El más inteligente y preparado científico del mundo mundial ha sido incapaz de captar toda su singular dimensión y crear tanta belleza en su simplicidad y, a la vez, en su magnificencia! Y mucho menos darle sentido pleno e ilimitado a su existencia! Su color, su sabor, su aroma, su forma, le otorgan su singularidad y su sentido propio, así como su preciso momento a cada momento en su ciclo de vida! Ahí está Dios, tal como lo sientas y le llames como le llames, lejos de los sermones, de los hábitos y de los altares! El día en que eres verdaderamente consciente de esa realidad minúscula pero representativa de la inmensidad del Universo en una flor, sentirás que eres uno con Dios y algo relevante y -con su propio sentido pleno- en el Cosmos que te acoge y te rodea.

Y así, día a día, aprendes a sentir a Dios como algo consustancial a ti y que emerge cuando eres capaz de deshacerte del miedo y expresarte como amor. Y te sientes bien, quizás como nunca lo habías estado, cada vez que das un paso y es el amor -y no el miedo- quien te guía! Y, poco a poco, el amor empieza a ocupar tu vida y todo lo que haces en ella! Y esa empieza a ser una vida espiritual, muy lejana a la supuesta espiritualidad de nuevo institucionalizada y ajena de la que algunos hablan y aún más lejos de la doctrina religiosa que, de niño, intentaban imponerte con dulces palabras. Y te das cuenta que a Dios se le encuentra lejos de los discursos, las palabras vacías, los oradores bienparlantes, de los libros -pretendidamente- sagrados, que no hacen más que intentar explicar lo que tu corazón ya siente, interior y silenciosamente.

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