Revista Cultura y Ocio

Esqueletos en las librerías

Por Mientrasleo @MientrasleoS

Esqueletos en las librerías
     Comunicado librería Catalònia 7 de enero de 2013
     A tí lector, viandante que caminas como yo con un pie en este mundo y el otro en la última página del libro que acabas de cerrar. Que identificas escenarios de libros en las calles que pisas y buscas cafés literarios para sentarte en la mesa del fondo aspirando de la taza el olor a viejas letras que, tal vez, fueron concebidas en ese lugar. Que viajas en la medida de lo posible y siempre detienes tus pasos ante una biblioteca, o en el escaparate de alguna vieja librería, o monumento a un autor ya reconocido, lo mismo me da. Que paseas por el Barrio de las letras, o recorres el Barcelona de Zafón o buscas a Kafka en tus viajes. Sabes que me refiero a tí, y sabes que nos reconocemos, porque tenemos dos formas de ver el mundo con los ojos; una que mira y otra que lo hace leyendo. Y nos empeñamos en ir a librerías hermosas que llenan las páginas de cultura sólo por disfrutar del hecho de que existan... aunque nos llevemos algo a casa.
     Sí... a ti te digo, no mires a otro lado y escucha atento porque te he reconocido, eres de los míos. Hazme un favor y cuando camines dando un paseo, mira a tu alrededor y luego dime lo que ves.
     Tal vez a simple vista no hayas notado grandes cambios, una tienda nueva, un local cerrado, un McDonalds. Pequeños cambios que apenas se notan, pero que están ahí. ¿Recuerdas lo que había en muchos de esos locales? Yo sí... recuerdo que estaban mis librerías. Esas que siempre tenían el libro que buscaba, porque si no lo tenían me llamaban pasados unos días, una semana como mucho en la que me tenían impaciente esperando al teléfono. Esas en las que los libreros te aconsejaban un par de títulos cuando veían los que ibas a pagar, o te preguntaban en la siguiente visita por los que habías comprado unas semanas antes. Las que se nutren de editoriales conocidas y también desconocidas, las que nos descubren pequeñas joyas que corremos a compartir con quienes nos rodean... Esas son las librerías que empiezan a faltarme.
Ya no está la librería Rumor a la que vimos apagarse en una agonía de estantes que se fueron quedando vacíos. Tampoco está Keta en Chueca, la Biblioketa cerró sus puertas dejando un espacio vacío para muchos, y El Tragaluz, por esa ni me he querido pasar, durante mucho tiempo fue un constante en mi campo visual y prefiero mantenerlo así, con su cartel verde y las letras giradas. Tampoco está la librería Catalònia, esa que había sobrevivido a un incendio vendiendo sus libros en una carpa, sucumbía hace poco a la necesidad de echar la persiana. Otras resucitan, se reubican luchadoras como La Pau en Valencia o la librería Renacimiento en Sevilla. Pero ya ha cambiado el paisaje. Metrópolis también ha sucumbido y echado la persiana, cambiando el paisaje.  Podría seguir enumerando, hablar de autores que se reunían en mesas que ya no están, de presentaciones y tertulias improvisadas cuyo eco ha quedado atrapado entre paredes que estuvieron cubiertas de papel y que ahora solo devuelven el eco de las persianas al cerrarse.
     Otras abren, sí. Y se reinventan entre vinos, exposiciones, pasteles, cambios, libros al peso... pero no olvidemos las de siempre, las librerías que llevan toda la vida en nuestros paisajes, las de viejo, los puestos. Pensemos por un momento en nuestras calles hace unos años pobladas de videoclubs ahora practicamente extintos.
     Por eso me dirijo a tí, lector, para que recuerdes tus compras, tus libros y a tus libreros. Da igual si es una gran superficie o si le tienes cariño a uno más modesto por el que te sueles pasar, o si ya empiezan a faltarte algunos de estos lugares. Te invito a que des un paseo por ellas, seguro que hay algún libro esperándote para que lo lleves a casa. Y comparte, como si esto fuera nuestra particular ruta de las letras, virtuales, pero letras al fin de al cabo, ¿cuál es tu librería favorita? o cuál te gustaría ver, lo mismo me da. Yo quiero ver... todas las que pongáis. Por querer..
     Gracias
     * Los esqueletos de las librerías son sus estantes vacíos

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