No te culpo, tu intención era buena.
Tenías el cierre en mente, visualizabas la pasta sin dejarte poseer por ella. Empezaste callando y no llevaste presentación.
Pero.
Esa estúpida risa de fondo de blandengue te ganó la partida.
No supiste cortarle cuando se puso a contarte su vida.
Le dijiste «lo miraré» donde querías decir que no.
Y antes de colgar te estabas preguntando por qué coño le acababas de prometer una propuesta.
Fue un segundo de despiste, eso es todo lo que hizo falta.
Había estrategia, pero el silencio se hizo demasiado largo y a lo que te quisiste dar cuenta estabas lamiendo escroto.
80. Eso es lo que eres. 80.
¿Conoces la regla 10–80–10?
Obviamente no.
No te preocupes, ya ha llegado el email matutino para solucionarlo.
Pero antes, mensaje de interés público.
Atiende.
La regla 10–80–10 la descubrió John Leach, un tipo que pasó años estudiando catástrofes, y es la diferencia entre morir o sobrevivir en una catástrofe.
El 10 % de las víctimas están condenadas.
Es gente con el instinto de supervivencia atrofiado. Los que piensan que unas oposiciones son seguras, por ejemplo.
Se quedan quietos cuando hay que correr, corren cuando hay que quedarse quieto o se tiran al agua sin saber nadar.
Son los vendedores que felicitan el año nuevo en febrero y se desplazan al polo norte para mantener una reunión de 5 minutos con el becario.
Luego está el 10 % sobrevive por buenas decisiones. Estos cabrones no fallan. Están acostumbrados a actuar rápido y bajo estrés.
Siempre vuelven a casa con la presa entre los dientes y cada mes llegan a objetivos.
El 80 % restante depende de la fortuna. A veces venden, a veces mueren.
Tienen un plan pero en algún momento hacen alguna tontería, así que el resultado es, en gran medida, cuestión de suerte.
¿Lo bueno?
Que John Leach también demostró que quienes están en este grupo, con la formación adecuada pueden pasar al 10 % top.
10–80–10.
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Acepto la política de privacidadLa entrada Esta curiosidad te dejará pensativo el resto del día se publicó primero en Luis Monge Malo.