Por Laura Calandrella
Desperdicié nueve meses sin que crezca mi negocio por una mala contratación
Aprendí a prestar atención en la vida cuando los pelos de mi nuca se erizan y mi estómago se agita, como si mi instinto me dijera: “Algo no está bien aquí.” También obtuve un aleteo igual de poderoso en el pecho cuando algo va bien. Puedo darme cuenta de estas cosas sobre mí ahora, pero en mi primer año de actividad, no le presté atención a mi intuición para nada.
A pesar de que pasé varios años de la primera parte de mi carrera trabajando para dar forma a microemprendimientos en países en desarrollo, decidí que necesitaba un asesor de negocios para que me guíe desde el momento en que me llamé a mí misma emprendedora. Por recomendación de varias personas en las que tenía confianza, invertí mucho en programas, coaching de negocios, y un grupo de expertos de una única asesora.
Al principio, las cosas fueron bien. Hablaba mi lenguaje como coach y parecía conocer los entresijos del marketing online. Pero algo estaba mal siempre: perdía citas que su asistente virtual “fallaba” en reprogramar, recursos críticos que tenían meses de retrasos según el plazo acordado, y constantes cambios en el plan de estudios. Cualquiera de estos detalles podría ser perdonable, pero con el tiempo, me dejaron preguntando si ella de verdad era una buena asesora. La respuesta estaba en el fondo de mi entrenamiento y en mi fracaso para hacer crecer mi negocio de manera significativa a lo largo de nueve meses.
Sin nada que decir, desapareció en el décimo mes. Puff. Fue una lección muy costosa que me costó tiempo y dinero. Asumí la responsabilidad por mis resultados, y esperé que mis clientes hicieran lo mismo.
Mi gran error fue no prestar más atención a lo que mi intuición me decía y no confiar en los años de experiencia, conocimiento y habilidades que tenía detrás de mí. Al recoger los pedazos de mi negocio, regresé a mi propia fortaleza y poder – y subí el volumen de mi intuición.
Como trabajo como estratega y coach ayudando a jóvenes mujeres a hacer cambios sociales en sus carreras y negocios, siempre estoy consciente de mi rocoso comienzo empresarial. Soy muy cuidadosa al diseñar experiencias y acuerdos que las ayuden a avanzar en la dirección correcta – para ellas.
A partir de esta sola experiencia, hay tres lecciones que comparto con mis clientes y colegas:
1. Diversifica tus inversiones. Tal como lo harías con tus inversiones financieras, debes desear diversos apoyos y redes de asesoramiento a medida que construyes tu negocio. Busca el consejo y la retroalimentación de múltiples direcciones sobre el trabajo que estás haciendo. Ningún individuo tendrá todo lo que necesitas, así que confía en tu cabeza y en tu corazón para determinar donde gastar tu tiempo y tu dinero. Y recuerda, a menudo tú eres tu mayor activo.
2. La credibilidad importa. Pide hablar con referencias. Pide información específica sobre su educación, formación, experiencia en el mundo real o cualquier otra cosa que te importe. Si alguien con el que estás trabajando o asociando tiene lo que estás buscando, estarán encantados de compartirlo contigo. En el mundo del coaching, la Federación Internacional de Coach (ICF) es el organismo de acreditación para coach profesionales a nivel mundial. La ICF cuenta con todos sus miembros en niveles específicos de formación, experiencia y educación continua. Si bien certificados de este tipo no garantizan resultados, sí demuestran un compromiso profesional por parte del individuo.
3. Cree en ti primero. Creo que prosperamos cuando pedimos ayuda y colaboramos con los demás. Sin embargo, al final de todo – es tu negocio. Cuando tu intuición lanza un sonido de alarma, es momento de prestar atención. Tu lectura inicial sobre esa alarma puede que no sea correcta, pero el hecho de que te esté diciendo algo importa. Como CEO de una empresa, es importante perfeccionar y confiar en esos estímulos internos para que puedas ser ágil y flexible en las decisiones de tu negocio.
Al igual que con todos errores, soy mejor dueña de negocios gracias a ellos. Me siento afortunada de haber perdido y encontrado mi camino tan temprano. Si bien sé que hay más errores delante de mí, estoy segura de que no serán por ignorar mi intuición.
Autora Laura Calandrella,
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